Leemos poesía peruana. Leemos poemas de Carlos Mendoza (Ayaviri, Puno 1990). Estudió psicología, ha publicado los libros de poesía: Cuerpo enamorado, 2010; Canto pedestre, 2012; 15 poemas para acompañar la soledad, 2013; la plaquett Las llaves de la muerte, 2014; como homenaje a la madre publicó Qué pasará mañana cuando te hayas ido, 2015; con el seudónimo de Matías Gris, publicó La máquina del azar, 2017; Hasta aquí ningún recuerdo será una fotografía vencida, 2018. Ha sido antologado en la muestra de poesía puneña editada por el Municipio de Puno en su formato Munilibros. Obtuvo Primera Mención Honrosa en el VI Concurso Literario El Búho organizado por el semanario El Búho (Arequipa, 2014) con el libro Retrato de familia y otros poemas, también obtuvo el Primer Lugar en el Concurso Nacional de Poesía Homenaje por los 100 años de vida del poeta Nicanor Parra organizado por la academia Cygnus (Lima, 2014) con el libro La danza de los alucinados. Ha sido finalista en el Premio Copé Internacional de Poesía Petroperú 2015 con el libro Desierto de ceniza. Fue finalista en el VII Concurso Literario El Búho (Arequipa, 2018). Actualmente dicta cursos de Plan Lector para instituciones particulares y estatales en la ciudad de Juliaca.
SI TODO PASARA HOY
Si todo pasara hoy
Si una estrella cayera en tu casa
E incendiara tu corazón que es un iceberg
Si un cocodrilo que llora todas las noches tocara con su cola tu puerta herida y luego se hundiera en un charco de agua
Yo te seguiría escribiendo
Si una avalancha que trae consigo mis huesos tapara tus ventanas
En el frío roer de tus manos y tus pies
Yo me inclinaría para orarte y suplicarte que no abandones mi cansado traje de luces y perlas oscuras
Aún así tú lo harías y
Yo te seguiría escribiendo
Si el cielo caería afirmando el poder de los ángeles sobre nuestras coronas
Y la única oportunidad que tendrías sería llamarme
No lo harías y
Yo te seguiría escribiendo
Nuestros poemas escritos el día en que nacimos tendrían un sentido
6 de noviembre
Firma el tiempo, el amor, el olvido
Yo te seguiría escribiendo
Y escribir
Siempre será un acto
De amor y venganza.
UN DÍA COMÚN ES UN DÍA CUALQUIERA
Cada mañana me levanto
Del lado izquierdo de la cama
Imagino (que piso) el cielo con la punta de mi pie derecho
El espejo refleja mi otra cara
Piedra, sin sangre, inconmovible
Hago memoria
Rebusco entre mis anaqueles
Tu fotografía sigue ahí, intacta
Un poco amarilla por el tiempo
Algunas cosas que dejaste
Duermen en el cajón del velador
O en el de los zapatos
O en el estacionamiento
Ayer quise levantarme del lado derecho
Recordé que tú duermes de ese lado
No quise despertarte con mis jodidos movimientos de gacela herida
Así que me escabullí debajo de las sábanas
Saqué mi cabeza por la pateadera
Sentí que nacía
Pero no había madre, cuerpo sangrante,
No había llantos, ni quejidos
Sólo era yo y el cordón umbilical
Que me heredaste.
BUKOWSKI PASÓ POR EL JIRÓN DE LA UNIÓN
Y había escrito más de lo debido
De lo
Bebido
En una callejuela oscura
Dejó
La partitura
Los poemas que huelen a azufre
Y las botellas
Cientos de ellas vacías
En su estómago.
ACCIDENTES
Hoy a las 7:46 a.m. ocurrió un accidente; una camiotena colisionó contra una moto. Los ocupantes de la moto salieron despedidos por el aire como los ángeles cuando ascienden al cielo, cayeron al piso cual hoja de árbol arrancada por la mano de dios.
Ayer una bicicleta se entregó al férreo motor de un minibús. La bicicleta aún guarda su segunda vida.
La semana pasada un solitario transeúnte oscureció su traje al ser embestido por un automóvil de color azul que se dio a la fuga. Según afirman los testigos.
Vuelvo a casa, y encuentro tu chal bailando entre los cajones de ropa, la cojo de las puntas y nos ponemos a bailar un tango de Martel. Tu perfume sigue siendo una música ósea.
[Esta soledad empieza a ser aburrida.
Estoy pensando comprarme una moto o una bicicleta o simplemente salir a caminar sin rumbo. Yo también quiero volar como los ángeles o guardar mi traje gris para siempre en el ropero.
HOY HE LLORADO EN LA TUMBA DE MAMÁ Y NI UNA ESTRELLA SE ASOMÓ A DARME EL PÉSAME
Hay madre!
No sé a dónde ir
No sé qué hacer
No sé qué decir
Si en tu tumba un ojo ciego me mira
Con aciago recelo
En cambio
Yo me tomo enserio el amor, la cerveza, las cígarras azules
Allá donde el amor hace un dictado de palabras vacías
Aquí las panzas borrascosas se llenan de fermento y cañazo
Que esta súplica no quede en el buzón de los deseos
Ni en el libro de reclamos
-Llévame contigo, quiero volver a casa,
aquí hace mucho frío-
Ten en cuenta que soy tu hijo:
El borrachito, el cantante, el loquito de las palmas limpias, el encantador de serpientes, el poeta desahuciado, el que ama pensando en pescados y mariscos
Miro tu epitafio como una señal de signos estelares
Auden luce su traje color Funeral Blues
Te extraño
Como se extrañan las mañanas de pan francés y mermelada.
DELIA
in memoriam
1
Hay un tiempo que guarda la memoria
Un soliloquio tardío que golpea nuestro pecho
Como una fotografía antigua donde estás
Güareciendo en tus manos la lluvia
El campo que fue tuyo, un cielo que dormía en la infancia
Hoy es un recuerdo amarillo que se posa en una lágrima que cubre nuestro sino
Volverán a Totorani donde las luciérnagas hicieron un altar para ti
2
Hemos atizado el fogón de tu mamá Agustina
Su rostro es un bello paisaje de surcos donde una flor amarilla ha crecido en tu nombre
El humo nos guía hacia tu cuerpo
¿Aquí moran las estrellas que han partido hacia el ocaso?
Sí, aquí están tus ojos que abren y cierran los días
Tus palabras que formaron cada estación que habita nuestro vientre
El pasto se enciende con el rocío que arde en tus cabellos
3
Amaste la alegría con ternura
Siempre fuiste una muchacha con una sonrisa del tamaño de un girasol
Tus polleras hilaban el cariño y la bondad de tu tristeza
4
Aquí en tu casa, tu voz es un eco mudo que baila en nuestros corazones
El abecederio de tu amor en nuestras frentes
Cristian y Gina jugando en el patio con los juguetes de la nada
Aún es de día y los pájaros azules se quiebran por tu ausencia
5
Pero hemos vuelto al lugar de tu nacimiento
Donde viste por primera vez la luz del silencio
El río que trajo tus sueños envueltos en una nube
El rebaño de ovejas que pronuncian dócil tu nombre de azucenas
Todo aquí está igual
Has dejado tu sombra para cubrirnos de paz
6
El sol ha despertado junto al bramido de los toros
Tu papá Melquiades ha salido a pastar el ganado
Pero no va solo
Una leve polvareda se levanta
Sabemos que eres tú
Jugando con sus años y su sabiduría
Él aún te mece en sus manos, en sus ojos, en su ceño fruncido como la wawa de los pastizales
7
A esta ceremonia hemos venido a contarte que los claveles que guardabas en tu pecho les han llegado puntuales
A tus hijos, a tus hermanos, a tus padres
Aquí,
Donde comienza tu memoria
Termina nuestro dolor
Tu esposo Sadot, piensa en la ternura de los años que se fueron contigo
En las batallas que libraron juntos
Y en la belleza de la muerte para estar a tu lado
8
Cuando partiste
Nos dejaste una oración de sueños roidos por la noche
Columpiando nuestras penas
Ahora
Un equinoccio vuelve
En esta oración te devolvemos tu cuerpo que es un arcoiris en nuestras ventanas
Y para ti
Hemos traído nuestro rezo y la cruz blanca de nuestra calma.