En el filo de la aguja, de Ruzha Vélcheva

Presentamos una selección de poesía de Ruzha Vélcheva, de su libro “En el filo de la aguja” (La Tortuga Búlgara, 2021). Ruzha Vélcheva es ingeniera de formación y poeta. Escribe poesía, relatos cortos y haiku. Ha publicado 15 libros. Es miembro del movimiento mundial “Poetas del Mundo”, del grupo poético búlgaro “Nueva Poesía Social”, de la “Liga de los Escritores Búlgaros en EEUU y por el Mundo” y de la “Unión de Escritores Búlgaros”. Ruzha nació en 1946 en Pavlikeni pero desde 1956 vive en la antigua ciudad de Veliko Tárnovo (Bulgaria). La traducción de estos poemas es del poeta español Marco Vidal González.

 

 

 

 

EN EL FILO DE LA AGUJA

 

12 horas al día

7 días a la semana

365 días al año

los delicados dedos de las mujeres

siguen la danza

de las agujas

 

El aire del taller pesa

por el traqueteo

de las cientos

de máquinas de coser.

 

Los ojos lagrimean de fijar tanto la mirada

los dedos entumecidos

los dolores de cadera

poco a poco van deteriorando sus cuerpos

 

Vestidos bonitos

vestidos caros

vestidos de ensueño

nacen 

del dolor

 

para ir a parar

a otras muchachas que 

12 horas al día

7 días a la semana

365 días al año

viven sin dolores

viven sin el miedo

de no poder pagar sus facturas

 

Dos mundos totalmente distintos

que solamente coinciden

en el filo 

de la aguja

 

 

LA LIBERTAD…

 

El esclavo lucha por la libertad, el hombre libre

¡por la perfección!,

Yane Sandanski

 

Si tienes una camisa

y la regalas a aquel

que más que tú

la necesita:

entonces tú eres libre

 

Si amas a alguien

tan fuerte e intensamente

y a pesar del dolor eres capaz

de dejarle ser feliz

con otra persona:

entonces tú eres libre

 

Si tu país,

hundido en intrigas mentiras

y sin salida alguna,

necesita tu vida

para tomar aire

para rebelarse

 

y tú la pones

sobre su altar

sin miedo:

entonces tú eres libre

 

Y perfecto

 

 

A UN LADO DE LA CARRETERA

 

La niebla azulada de la primavera

envuelve con ternura

el frágil cuerpecito

de una mujer, que es niña todavía,

clavada como una colorida aguja,

aquí

a un lado

de la espléndida carretera

Colegio alguno no conoce

no sabe leer

pero es aquí donde aprendió a contar

a un lado

de la espléndida carretera

El primer camionero – desayuno calentito

para sus siete hermanos

El segundo camionero – y el almuerzo más rico estará

El tercer camionero – medicinas para los niños

Así es cómo cuenta
la mujer, que es niña todavía,
aquí,
a un lado

de la espléndida carretera

La niebla

en vano

intenta borrar

de su morenita cara de niña

las manos brutales

los ávaros ojos 

las sucias palabras

que pegados se quedan

después de la afluencia

de camioneros

venidos desde la Anatolia

Llora la niebla y sus lágrimas

de dolor

se iluminan

como perlas

por el morenito rostro

de la mujer, que es niña todavía,

aquí

a un lado

de la espléndida carretera

 

 

EXISTENCIA

 

Sentada en el umbral

de su vida

marchita y frágil

casi como un niño

cubierta por la ansiedad universal

la ancianita teje

 

Con ágiles ganchos

da los pespuntes de su existencia

uno por delante

otro por detrás

va tejiendo el colorido tejido

de nacimientos y muertes,

bodas,

bautizos,

funerales

abundancias

negra-blancas

blanca-negras

de luz y oscuridad

 

Teje la ancianita

y los ganchos están cansados ya

quedan

solamente

unos últimos pespuntes

antes de que la arrope la eternidad

 

 

PRONTO

 

En el banco

dejando caer su codo bajo su cabeza

el obrero está descansando

 

un gorrión-valiente

picotea

los restos

de la humilde cena

 

encogido sobre su cola

el perro callejero

duerme apaciblemente

junto a sus pies

 

el obrero está descansando

duerme sin memoria

reúne fuerzas

la mañana adviene

con insultos

humillaciones

tristeza

y dolor

 

El alma del obrero

una bola de ira

reúne fuerzas

 

Tened cuidado

con esta ira

ya que muy

pero que muy pronto

se transformará en un puño

para que con su grito

fracture

esta interminable

y asesina

atemporalidad

 

 

 

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