Audomaro Hidalgo construye una imagen de la poesía francesa contemporánea. Nos acerca en esta ocasión al trabajo de Emmanuel Laugier. Nació en Marruecos en 1969. Es poeta y crítico literario de «Le Matricule des anges». Vive en Nîmes. Algunos de sus títulos publicados son L’Œil bande(Deyrolle, 1996; Unes, 2016), For (Argol, 2010), Crâniennes (Argol, 2014), ltmw (Nous, 2013) y Chant tacite (Nous, 2020). En Par quelque biais vers quelque bord (P.O.L., 2009) reunió sus artículos sobre arte. Los siguientes poemas pertenecen al libro Poème du revoir américain, de próxima aparición en ediciones Unes.
des journaux roulés
comme des matraques courtes
sont près des portes d’entrée
parfois dans l’herbe un peu plus loin presque négligés
on ne sait pas ce qu’ils font encore là
alors qu’il est déjà l’après-midi
et même cela
on se dit quand enveloppés (sont-ils) d’un
film (capote) translucide peut-être
pour la pluie les protéger
et même si cela
cela ne change rien
à l’abandon
qu’ici
unos periódicos enrollados
como macanas cortas
están cerca de las puertas de entrada
a veces en la yerba un poco más lejos casi olvidados
no sabemos qué hacen todavía aquí
cuando ya es de tarde
e incluso eso
nos preguntamos cuando cubiertos (están) por una
funda (preservativo) translúcida quizá
para protegerlos de la lluvia
e incluso si eso
eso no cambia
este abandono
une femme me demande où dormir
à laquelle je ne sais rien
lui répondre elle a
un petit sac que dans les aéroports
on voit partout aux bras
mais il est un peu râpé et sale comme ses talons
de chaussures hautes
et quand elle questionne
de nuit je suis sans parole
je m’en vais avec un regard un
je ne sais quoi
d’impossible noir sous la langue
una mujer me pregunta dónde dormir
no sé responderle nada tiene
un bolso pequeño que en los aeropuertos
vemos por todas partes en los brazos
pero está un poco raído y sucio como
sus zapatos de tacón
y cuando pregunta
de noche me quedo sin palabra
me voy en la mirada un
no sé qué
imposible impronunciable bajo la lengua
une femme que je vois de dos
à laquelle pend un sac long de plastique noir marche –
lent est son déplacement
si bien
que brille
dans l’œil que je tourne au coin de la rue
ce noir
plaqué
et pendu à son dos
una mujer que veo de espaldas
de la que cuelga un bolso largo de plástico negro camina
lento es su andar
tan brillante
en el ojo que doy vuelta en la esquina
ese negro
chapado
y colgado a su espalda
une femme un soir
escarpins usés sales
me demande où dormir :
le froid me casse les ongles
que je vois rouges
je ne sais pas répondre et lui réponds
ses talons crissent au tympan
quand elle se tourne
dans un pas nonchalant
rincé je suis
resté vide bras ballants
una noche una mujer
zapatos de tacón desgastados sucios
me pregunta dónde dormir:
el frío me quiebra las uñas
que veo rojas
no sé responder y le respondo
sus tacones chirrían en el oído
cuando se da vuelta
con un paso suave
agotado
me quedo con los brazos vacíos
ici où là
quelqu’un pousse la même chose vers quelque part
– le même endroit où déplier des journaux
pour ne pas salir sa veste
quelqu’un fait ce quelque chose
au presque même endroit —
je me retourne et cherche mon sommeil
le voudrais possible
convainquant dans le poème pauvre qui ne dort plus
aquí o allá
alguien arrastra lo mismo a alguna parte
–el mismo lugar donde extender periódicos
para no ensuciar su abrigo
alguien hace ese algo
casi en el mismo sitio–
me doy vueltas y busco mi sueño
quisiera que fuese posible
convincente en el pobre poema que ya no duerme
souvent je repense à comment le sommeil venu
dans le van où j’étais en amérique
mêle à la chaleur du ruban de la route
l’envie de
jouir
de cet à-côté de
m’ouvrir doucement dans le verbe
du désir s’endormir au soubresaut léger
que font ses hanches contre les miennes à cause
de la route mal bitumée
à cause de la chaleur de ce qui se dilate au fond
dans le jaune du vaste champ de maïs
revivifiant et dur
a menudo vuelvo a pensar en cómo el sueño que vino
a la camioneta donde estaba en américa
mezcla al calor de la cinta de la carretera
las ganas de
disfrutar
de este-al lado de
abrirme suavemente en el verbo
del deseo dormirse con un ligero sobresalto
que hacen sus caderas contra las mías a causa
de la carretera maltratada
por el calor de lo que se dilata al fondo
en el vasto campo amarillo de maíz
vigoroso y duro