Leemos al poeta italiano Vincenzo Cardarelli (1887-1957). Su verdadero nombre fue Nazareno Caldarelli. Publicó su primer libro de poemas en 1916, Prólogos. En una época dominada por el futurismo de Marinetti, su modelo poético fue Leopardi. Intimidad, biografismo, confesión son palabras que definen su obra y que chocan de frente con los valores de la poesía de vanguardia. Se enfrentaban entonces dos regímenes de historicidad, uno con la fe puesta en el futuro y otra con confianza en la tradición. La traducción es de Alfonso López García de Alba.
Adolescente
Sobre ti, virgen adolescente,
hay como una sombra sacra.
Nada más misterioso
y adorable y propio
que tu carne desnuda.
pero te recluyes en tu cuidada apariencia
y lejos habitas
con tu gracia,
donde no sabes quién ha de alcanzarte.
Yo no, por cierto. Si te veo pasar
a tan regia distancia
con la cabellera suelta
y toda tu persona erguida,
el vértigo se apodera de mí.
Eres la impermeable y tersa criatura
a la que oprime en su respiro
el oscuro gozo de la carne que apenas
soporta su plenitud.
En la sangre, que tiene huellas
de flama en tu rostro,
el cosmos ríe
como en el negro ojo de la golondrina.
Tu pupila está quemada
por el sol que tiene dentro.
Tu boca está apretada.
Tus blancas manos no conocen
el sudor humillante de tus contactos.
Y pienso cómo tu cuerpo
vago y difícil
hace desesperar al amor
en el corazón del hombre.
Alguno te desflorará,
boca de manantial.
Alguno que no lo sabrá,
un pescador de esponjas
dará con esta rara perla.
Gracia y fortuna le dará
el no haberte buscado,
y no saber quién eres,
y no poder gozar
con la sutil conciencia
que al Dios celoso ofende.
¡Oh! sí, el animal
será lo bastante ignorante
para no morir antes de tocarte.
Y todo es así.
Tú tampoco sabes quién eres.
Y te dejarás atrapar,
pero para ver cómo se juega,
para reír juntos un rato.
Como la llama se pierde en la luz,
así, al contacto de la realidad,
los misterios que prometes
se disuelven en la nada.
¡Inconsumada pasará
tanta dicha!
Te perderás, te entregarás
porque al capricho jamás
intuye, al primero que ha de gustarte.
El tiempo ama el juego
que lo favorece,
no al cauto desear que titubea.
Así la adolescencia
hace rodar al mundo
y el sabio no es sino un adolescente
que se duele de haber crecido.
Otoño
Otoño. Ya lo sentimos venir
en el viento de agosto,
en las lluvias de septiembre,
torrenciales y sollozantes,
y un escalofrío recorre la tierra,
ahora que, desnuda y triste,
acoge a un sol desteñido.
Ahora pasa y declina,
en este otoño que marcha
con indecible lentitud,
la mejor época de nuestra vida
y por largo rato nos dice adiós.
Scherzo
El bosque en primvera
tiene un alma, una voz.
Es el canto del cuclillo
henchido de aire,
que parece surgido de una flauta.
En pos del leve reclamo,
y no del engañoso eco,
nos marchamos ilusionados.
El castaño tiene un verde tierno.
Hasta las antiguas retamas
gotean.
Alrededor de los umbrosos troncos,
entre juegos de sol,
danzan las ninfas del bosque.