Poesía contemporánea en español: Enrique Solinas

Presentamos la serie Poemas Orientales del poeta argentino Enrique Solinas (Buenos Aires, 1969). Es escritor, docente, traductor e investigador. Desde 1989 colabora con publicaciones de Argentina y del exterior. Ha publicado libros de poesía como Signos Oscuros (Buenos Aires, 1995), Jardín en Movimiento (Buenos Aires, 2003, y Lima, 2015), Noche de San Juan (2008), Corazón Sagrado (Buenos Aires, 2014 y México, 2015) o El Libro de las Plegarias (2019), además de las antologías: The way time goes and others poems / La manera en que el tiempo se va (EUA, inglés-español, 2017), 时光就这样流逝 (Shanghai, 2017), Le grognement (París, 2021). Publicó el libro de cuentos La muerte y su conversación (2007). Ha obtenido diversos reconocimientos como el Premio Nacional Iniciación (1992/1993) de la Secretaría de Cultura de la Nación, Premio Dirección General de Bibliotecas Municipales de Buenos Aires (1993) o el Premio Estímulo a la Creación (2000). Obtuvo la Beca de Residencia Shanghai Writing Program (2014). Parte de su obra ha sido traducida al: inglés, chino, italiano, francés, griego, rumano, portugués y talimi.

 

 

 

 

 

POEMAS ORIENTALES

 

 

 

LO QUE QUEDA

 

Han partido las horas, los días,
las semanas de aquí,
como elefantes que se diluyen
en el agua del sueño.

He visto los crepúsculos,
la lluvia que cae con violencia
y he visto cómo cesó.
He presenciado
la risa de los manantiales
y el comienzo del miedo.

Se han ido las miradas,
el silencio,
los números,
los cuerpos de mi voz.

Han partido
las teorías sobre el miedo
y la cercanía de la distancia.

Se ha ido el amor,
su cuerpo frágil
y yo lo dejé ir.

Ha llegado el tiempo
de pensar el mundo
y de saber lo que se tiene.

Se han ido las ventanas,
los abrazos,
el cacareo,
esta tarde de canción,

el aliento de las ciudades,
la alegría de los cementerios;

se han ido

las antiguas bonanzas
de la noche,
las alucinaciones
durante el amanecer.

Han partido
las formas conocidas
de los nombres,
para poder llamarte.

Porque aunque sientas
que la esencia de las cosas
te abandona,
no todo es un adiós sin fin.

Algo queda, en verdad,
algo se queda:

Es el poema, su corazón,
el fuego sagrado.

Porque la poesía
es la única posesión
que te pertenece.

 

 

 

 

PEQUEÑA LUZ

 

En mitad de la noche,
una pequeña luz
enciende el deseo
de que este tiempo oscuro pase,
como los malos sueños;

Tengo una canción
y una palabra bella
como amuleto.

Tengo mucho miedo.

Y tengo la certeza
de que en algún lugar,
ahora,
en este instante,
alguien con su pensamiento
nos abraza.

 

 

 

 

EL MONJE DE SHANGHAI

 

Me mira y sonríe
porque es la primera
y última vez
que nos veremos,
y tal vez nos volvamos
a encontrar
en otra vida,
en otra historia,
donde quizás
yo sea un monje
que repite su fe
y él,
un turista nuevo
en esta tierra de misterio.

Aprendo en silencio
de su actitud,
la humildad del que sabe
mirar el viejo mundo
con los ojos nuevos,
ah, antiguo
amigo y renovado,
te miro a la cara
y me inclino ante vos,
y rezo.

Rezo por todos los atardeceres
que nunca llegaremos
a mirar.

Rezo por nuestras palabras
que hacen el amor,
aunque no se entiendan.

 

 

 

EL EQUILIBRIO DEL UNIVERSO

 

En el Parque Zhongshan,
todas las tardes,
un hombre anciano barre y limpia
lo que otros
prefieren olvidar.

Observo cómo
hace una escoba
con sus manos
de ramas secas,

cómo
ordena las hojas muertas
para que sean
el instrumento útil
de su trabajo hostil y campesino.

Anciano hermoso si los hay,
ignora el mundo que lo ignora
y puede ser feliz,
a pesar de todo.

Para que exista el equilibro
del universo,
es la curvatura de tu espalda
la que sostiene el peso del mundo
y soporta
tanto dolor sin sentido.

 

 

 

EL SENDERO
a Alison Wong

 

Caminábamos agotados hacia el futuro,
desde el pasado de nuestro parque.
Nada por expresar, nada que callar.
Decir
una palabra era asesinar al silencio.
Y ya sabemos que,
de esta violencia,
está hecha
la sustancia de las cosas.

La vida es este sendero
que nunca terminamos
de atravesar.
(Llegaremos adonde
debamos llegar.)
La vida es puro azar
y tiempo.

¿Nos dirigimos hacia el futuro
para volver?
¿Retornamos para huir?

¿Acaso
dejarnos ir
no es regresar
a nuestro origen?

 

 

UNA CANCIÓN RESPLANDECIENTE

 

Canta el pájaro en la ventana,
su gorjeo magnífico
–atravesado por vidrio y metal–
inaugura este día y es entonces
cuando puedo gozar
de la mañana que despierta.

Abro los cristales, percibo
un aroma lejano y conocido,
ahora lo sé:
esta ciudad
ha soportado en su cuerpo
lo peor de la Historia.

Canta el pájaro y su gorjeo
es magnífico sólo para mí.
Se levanta sobre la conversación cotidiana,
sobre la música y el ruido en la calle;
sobre los edificios que devoran las casas;
sobre la sombra de los muertos
que aún no hemos podido encontrar.

Esta ciudad
tiene olor a desmemoria y recuerdo,
ahora lo sé bien.

He mirado hacia otro sitio,
como si ese lugar otro
fuese siempre mejor.
Y siempre
he observado otro lugar del mundo.

Comí su corazón
con esa lentitud que la belleza impone
a quien contempla el cuerpo desnudo
de la ciudad que recorro más
y cada vez.

Canta el pájaro mi dolor
y por eso es magnífico su canto.
Expresa aquello que reconozco
como señal de bienvenida,
como un gesto de adiós.

Nombra lo que yo no puedo.
Dice el silencio.

Canta el pájaro,
sobre todos nosotros,
la canción de la esperanza.

Expande
con la fuerza de su voz
el resplandor de esta ciudad
para que nosotros podamos vivir.

 

 

 

DOS MUCHACHOS PRACTICAN KUNG-FU
en Zhongshan Park

 

En la imitación del acto
está
la novedad del desafío.
Cada mañana repetir
los gestos del adiós,
el movimiento de la noche,
la quietud del viento.

Repetir:
somos parte de todo,
somos en la medida
en que somos percibidos.

Repetir
una y otra vez
el ejercicio hasta
la perfección;

porque la vida se va, se va,
se nos va a cada instante;

porque todo carece
de sentido
y ya no hay tiempo.

 

 

 

BAJO EL BRILLO DEL CIELO

 

Una pareja baila
en el parque,
antes de la lluvia.
De sus cuerpos emana
una luz
que ilumina
tu oscuridad.

Si ellos pueden danzar
bajo el brillo del cielo,
sé que todo es posible.

Y también sé
que si hoy estoy vivo,

aquí y ahora,

las palabras
recuperarán
en su interior,

el primer silencio
del mundo.

 

 

 

SHANGHAI

 

De luz vestida cada noche,
he sido feliz bajo su cielo.

Nadie borrará de mi memoria
la poesía de su voz,
la canción del instante.
Nadie me quitará su cuerpo.

Será por siempre la ciudad
que reina en mí.

Y cierro los ojos,
y regreso hacia ella
cada vez,

cada vez
que el mundo
es un lugar
imposible.

 

 

 

LA MANERA EN QUE EL TIEMPO SE VA

 

Quien mire el rio Huangpu,
una tarde de verano, se verá
a sí mismo contemplarse.
Ni las luces serán tan extraordinarias,
ni los edificios
lo suficientemente deslumbrantes
como para olvidar
las heridas
que el tiempo nos dejó.

A veces creo que somos
nada más que palabras,
lanzadas contra el viento.
A veces creo que ni siquiera
somos lo que creemos ser.

Por eso ahora miro el rio
y encuentro al que soy
en mis propios ojos.

Y dejo que el agua se vaya
donde todo se pierde,
donde todo se olvida.

Como el tiempo se va,
me voy,

y me abandono al mundo,
y puedo ser feliz.

 

 

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