Leemos el nuevo libro del poeta chileno Erik Varas (1978), Perdidos en Traklpoy. Primer Premio Concurso literario Gonzalo Rojas Pizarro, Lebu, 2013. Ese mismo año obtiene el Premio Ceres a las Artes Regionales del Biobío en la Categoría Poesía. En ediciones LAR publicó el poemario Contrabando. Este título ha sido el último de la Colección LAR, dirigida por Omar Lara.
Perdidos en Traklpoy
Para entonces no teníamos más de veinte años
Y lejos de la familia, lejos de esa irrealidad,
Soñar era una experiencia posible para no perdernos
Mientras buscábamos la salida de emergencia.
Comenzamos con visitas diarias a fuentes de soda por Orompello,
Y todo establecimiento sospechoso por Los Carrera,
A cines estrafalarios de galerías antiguas
O esas largas caminatas sin sentido para engañar el hambre y la sed.
Toda porfía a lo habitual era nuestro hogar,
Hogar, templo y tumba.
Nuestro error no fue la fe que pusimos en ello
Sino el sentido de ruina en la búsqueda:
Doctrina habitaba en la vergüenza
También, pánico voluptuoso
Y la poesía era una lejana vibración adentrándose
Una hendidura,
La irreversibilidad de un sueño recurrente
Siempre en la misma dirección:
Palomas devoradas por cuervos blancos.
El exilio de los nombres como trampa de la memoria
Éramos niños, que rurales
Cohabitábamos con la tragedia.
Espiar amores furtivos
En la frontera del pueblo
Era la escusa más fuerte
Para azotar la realidad
Con nuestra última infancia.
Te acuerdas que las piedras
Eran plumas en nuestras manos
Y nuestras mentiras,
Verdaderas obras de supervivencia?
Te acuerdas de la pelirroja
Que nos robó
Por un rato el apego?
Erik, te acuerdas?
El azar fue el trance
De la derrota:
Nuestros nombres su enmienda.
Y los años escaparon,
Como trampas de un exilio,
Huyeron de la memoria, huyeron.
La esmeralda de Kennedy
Esmeralda nunca salió de Conce,
El tierral de su población le bastaba.
Fue hada de día para niños mecheros
Y en la noche, madrina
Para maricas pobres y arrepentidos.
La fealdad es el único peso
Que sostiene su sombra
En ese abismo.
Esmera, Esmeralda González,
Boceto desnutrido del alma proletaria,
Risita droga y sin dientes
Bajo el cielo gris
De Chile en La Kennedy.
Plegaria
Yace un niño en su habitación
Recogiendo escombros del tiempo
Y eleva sus deprecaciones a un desconocido
Aprendidas en bárbaras lenguas
En murientes oraciones
Que estañan la palabra enigma.
Esqueje de vértigos / Un niño ebrio
El hombre recurre con tenacidad pueril
Al molde hecho de sus plegarias
Al molde hecho de su cripta:
Todo en átomos de eternidad interpuesta
Todo en una pausa desatada y sonora.
Traklpoy
No hay tierra prometida.
Un hilo guía la imaginación en Traklpoy
Allí los pájaros vuelan contra el viento
Rebanando toda consistencia
Que recorre -del cielo- las sombras.
En Traklpoy el dolor
Es un pulso inmóvil de montañas
Y los indios habitan
Un recuerdo vacío
Sobre el territorio que vendrá.
Traklpoy es el riesgo a peñascazos
Donde se arremolina un cauce de vestigios.
Trakl
Nadie aquí funda ahora la historia:
Agota más que la culpa caminada.
Esa conciencia circula por tus bestias
Instantánea, que parece vidrio molido
Sobre peñascos en el lóbulo frontal.
Nada hizo suponer la conexión santa
Entre su propia catástrofe,
La irreversible costumbre de la noche,
Y la infancia que rural repleta mis sombras
Como exageración / de moscas en la carne.