Poesia japonesa: Ito Hiromi

Leemos poesía japonesa. Se trata de un poema de Hiromi Itō (1955). Es la poeta feminista más prominente de Japón. Su escritura destaca también en la prosa y el ensayo, géneros que le han merecido numerosos premios literarios. La poesía de Itō busca salir de la hiperornamentación, y por el contrario se preocupa por imitar y canalizar en sus poemas diversas voces cotidianas y el habla coloquial, habilidad que le ha sido sumamente reconocida. Su trabajo en el campo de la literatura feminista es amplio. La traducción es de Lorena Pérez Cóyotl. 

 

 

 

 

Cerca de la estación Kitami en la línea Odakyu

 
La línea Odakyu está siempre abarrotada. Voy de pie.
Alrededor del mediodía, si viajo en la línea Seibu Ikebukuro, suelo conseguir un asiento, al igual que en la línea de metro Toei.
Estas son las líneas en las que viajo normalmente.
En la línea de bajada Odakyu hay muchas universidades, hay mucha gente.
No me gusta la sensación que tengo cuando me subo a un tren porque
 me subo odiando a la gente.
Cambio de tren en la estación de Seijo Gakuen. En el otro andén aguarda el tren con todas las paradas, con sus puertas abiertas.
Me subo sin odiar a la gente. Sólo hay unas pocas personas dentro, pero nunca muchas.
Como no lo conozco bien, siempre me pongo en el primer vagón del expreso, del tren expreso, el tren de paradas.
El tren de todas las paradas es un tren corto.
Mientras me dirijo a la puerta del tren de paradas, el expreso comienza a moverse.
Pasa por Seijo Gakuen y a toda velocidad baja por la pendiente.
Miro la vegetación fuera del vagón a toda velocidad.
Se pasa de árboles a hierba y luego de nuevo a árboles y luego a hierba y luego a los árboles de nuevo.
Un arroyo cruza la hierba.
Fuera del vagón hay vegetación por todas partes.
Porque no lo conozco bien siempre me siento en el vagón delantero.
Los escalones que llevan a las taquillas están
 en medio del andén.
Cuando cruzo el andén de arriba, agito mi
 mano seductoramente.
Cruzo el puente y entro en su apartamento.
Diez minutos a pie.
Hace unas semanas alguien se suicidó en ese puente.
Hay tablones puestos sobre el puente.
Los tablones estaban empapados de sangre.
Había un bulto de sangre abajo en la calle.
Y había lo que me pareció la parte de un órgano interno.

Tuvimos relaciones sexuales mientras yo estaba menstruando.

Cuando entré en su apartamento encendí la radio.

Me incliné sobre su cara.
Apreté los granos en cada esquina de su cara.
Le arranqué los pelos que quedaban en sus mejillas después de rasurarse.
Le di la vuelta.
Una cosa parecida a un lunar está en su espalda.
Lo supe porque sobresale.
Cuando lo aprieto, el depósito de grasa negra de la cabeza se desliza.
En la parte posterior de sus orejas también hay depósitos de grasa.
Cuando le agarro el pelo con los dientes y tiro de él, sale.
Me muerdo las uñas.
Mis uñas son cortas.
No puedo arrancar los pelos con las uñas.
Si uso mis dientes siempre se salen.
Su mejilla se acerca a mí, siempre está fría.
Su barba toca mi piel.
Se ha rasurado.
Siento la barba recortada.
Antes y después de tener relaciones sexuales

Vi una fotografía de la zona cercana a la estación de Kitami entre las fotografías de Araki Nobuyoshi. Inmediatamente pensé:
Aquí es donde tengo sexo. Me sentí avergonzada.
Soy una mujer de 25 años y, por tanto, mantengo relaciones sexuales con regularidad.
Vengo del barrio de Itabashi y voy al de Setagaya y durante el viaje las relaciones sexuales no están en mi mente.
No pienso en las relaciones sexuales. No siento ningún deseo sexual,
En el barrio de Setagaya, hierba y árboles al paso del vagón.
En esta temporada la clorofila es evidente.
Cuando me encuentro con él me siento feliz así que lo saludo seductoramente.
Cuando enciendo la radio ya en su apartamento comienzo a pensar en el sexo.
El sexo se ha convertido en algo natural.
Cruzo el puente y llego a la estación.
Puede ser que me haya subido las bragas sobre mis genitales mojados y haya cruzado
El puente de Kitami donde los restos humanos permanecen.
El líquido salía constantemente
Y empapó mis bragas

 

 

Nota del autor: Araki Nobuyoshi es fotógrafo (nacido en 1940).

 

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