Poesía peruana: Rodolfo Moreno

Leemos poesía peruana. Leemos a Rodolfo Moreno (Tambo Real, Santa, Ancash, 29 Julio, 1953). Estudió Psicología UNMSM. Ha publicado las plaquetas Sudor de barro para verso libre y De lluvia, cieno y madera para Décima Espinela. Dirige el espacio literario cultural independiente Jueves de poesía y narrativa en la Cámara Popular de Libreros, del Campo Ferial de Amazonas, Lima y administra la página electrónica del mismo nombre. Fue declarado “Hijo Predilecto” por la Municipalidad Provincial de Sihuas, Ancash, dentro del programa de festejos por sus Bodas de Oro Provinciales, por la publicación artesanal del número uno de su plaqueta SUDOR DE BARRO Tiene dos libros de poesía inéditos.

 

 

 

 

Trinicha: palomita yerbabuena.

 
¡Dónde estás mí Trinicha, sonrisa niña de abril!
dónde esparces tus aromas, viva flor de pedregales;
dónde siembras tus canciones, melodía de alborada;
dónde tiendes tu sonrisa, chispa de tullpa ardiente;
dónde cuelgas tus fatigas, brisa libre y juguetona;
por cuál lucero volaste, tras cuál relámpago vas;
qué río riega tus valles, con quién se acuestan tus ojos…

 
Cuál pecho tienes ahora por cofre de tus suspiros;
y a qué brazos por almohada, de tus pasos, yerbabuena;
y en qué cabellos se enreda, el aroma de tus sueños;
y a cuál mirada persiguen las flores de tu pollera.

 
¡Oh, Trinicha, palomita!
¡dulzura de suave canto!
¡leve aroma a yerbabuena!
¡sanadora de mis llagas!
¡qué ilusiones te llevaron!
¡qué maltrato sufrirás!
¡qué mentiras te retienen
¡qué vientos te volverán!

 
¡Te fuiste por un camino estrecho y sin retorno!
¡Te traigo en mis recuerdos vestida con mis besos!

 

 

 

 

 

Como tú

 
La mañana se despierta
bostezando aromas de abril,
se despercude las sombras
y se alumbra fresca y sensual;
se viste sencilla y leve
y viene a mi encuentro
cantando vaporosa,
fragante y niña … como tú.

 
La tarde se pasea
de la mano conmigo,
se cuelga dadivosa
de mi cuello y mi sonrisa,
solea sus afectos,
peina recuerdos gratos
y saborea su ilusión,
tan ruborosa … como tú.

 
La noche se descuelga
de tu larga cabellera,
nos mira con la luna,
con su voz de serenata
y su edad de sueño lerdo;
nos abraza en un nudo,
nos tumba y aproxima
y todo se ilumina … como tú.

 
Ya no está la mañana
con su perfume de sonrisas,
ya se marchó la tarde
con su placidez de balcón,
cerró sus ojos la noche
y nos mira una gran sombra;
quedamos los dos solos
como aliento fervoroso,
como brasa encendida,
como estampas de fuego;
sólo queda nuestra luz
flameando jubilosa
y alumbrando nuestra ofrenda,
mojada de amor … como tú.

 
¡Que caigan sobre nosotros
toda las noches del mundo
y se fundan nuestros cuerpos
en esta brasa eterna!

 
¡Linda y eterna … como tú !
¡ Amorosamente mía … como tú !

 

 

 

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