Poesía catalana: Jordi Valls

Leemos, en la versión de José García Obrero, algunos poemas de Jordi Valls (1970) pertenecientes al volumen antológico Penumbras. En el prólogo, García Obrero escribe: “La poesía de Jordi Valls es un espejo lírico que busca reflejarse en el lector y, al mismo tiempo, devolverle su imagen, sus luces y sus sombras a través de la palabra. El autor dialoga continuamente con un público imaginario a lo largo de toda su obra y esas reflexiones dan lugar a poemas cargados de ingenio y riqueza, a enfoques originales en una búsqueda por entender, más que por hacerse entender. Supone una búsqueda que se origina y prende en lo local, en su ciudad, Santa Coloma, donde se endeuda con autores como Màrius Sampere, pero que va creciendo en círculos espaciotemporales concéntricos hasta impregnarse de Vinyoli, Ferrater, Margarit…, un poco más allá de Lorca, Machado o Cernuda y, más aún, del inevitable Eliot, de Ashbery, Szymborska o Zagajewski. Con todos ellos dialoga y, lo más importante, conecta sus universos en una nueva y particular dimensión. Penumbras es, en definitiva, un espejo lírico que Jordi Valls nos propone, desde cuyo reflejo interpela al lector a asumir su responsabilidad. Bienvenido a la obra de un poeta que dice a sus lectores: Contigo todo es posible“.

 

 

 

 

 

El caçador de coloms

 

N’ha abatut uns quants, la plaça pública sagna
la seva determinació. Busca els ferits

que s’amaguen on poden. Subjecta el fusell,
apunta i no massa precís dispara un tret,
mata el vell que els dona de menjar i carrega
nova munició.
                          Totes les nits el mateix
malson que em desvetlla brut però satisfet.
Culpable de sentir-me en pau no explico mai
l’obscura arrel que m’omple la boca, i el tedi
insistent on llenço la nostra coincidència
és un bassal corrupte de rellotges tous.
Alcem el vol un altre dia, sense ganes.
Hem d’aspirar a un cel blau greixat de núvols,
però tornem a la plaça pel pa del vell.
Gota per gota, sagna la nit, perquè ell m’apunta
i no puc despertar-me. Soc a l’ull del somni.

 

 

 

 

El cazador de palomas

 

Ha abatido unas cuantas, la plaza pública sangra
su determinación. Busca a los heridos

que se esconden donde pueden. Sostiene el fusil,
apunta y, con imprecisión, dispara un tiro,
mata al viejo que las alimenta y carga
nueva munición.
                               Todas las noches la misma
pesadilla que me desvela sucio pero satisfecho.
Culpable por sentirme en paz no revelo nunca
la oscura raíz que me llena la boca, y el tedio
insistente al que arrojo nuestra coincidencia
es un charco corrupto de relojes blandos.
Levantemos el vuelo otro día, sin ganas.
Deberíamos aspirar a un cielo azul cebado de nubes,
pero volvemos a la plaza a por el pan del viejo.
Gota a gota, se desangra la noche, porque él me apunta
y no puedo despertarme. Estoy en el ojo del sueño.

 

 

 

 

Les vinyes

 

La ginesta més que florir degrada el groc
amb la insistència del bon temps, quan va i torna

la sequera a malmetre les collites noves.

 

Han d’arrencar la vinya i els bancals cauen sols.
Només se salven les paraules, com estàtues
de sal que salten de les boques per sembrar
la quietud del curiós i en tancar els llavis
—la rendició lentament és una evidència—,
cau pel seu propi pes el sentit dels objectes.

 

Abans que la ginesta s’assequi d’arrel
recorda la vinya que et va precedir i allunya’t.

 

 

 

 

Las viñas

 

La retama más que florecer degrada el amarillo
con la insistencia del buen tiempo, cuando viene

la sequía y va dañando las nuevas cosechas.
Han de arrancar la viña y los bancales caen solos.
Únicamente se salvan las palabras, como estatuas
de sal que saltan de las bocas para sembrar
la quietud del curioso y al cerrar los labios
—la rendición lentamente es una evidencia—,
cae por su propio peso el sentido de los objetos.

Antes de que la retama se seque de raíz
recuerda la viña que te precedió y aléjate.

  

 

 

 

Èdip a Colona

 

Imagina’t una foscor que és el buit còsmic,
un bon amagatall per passar la vergonya

al costat de les filles, salvat del pares, net.
Del fracàs el prestigi obtens, l’urc genètic
que t’enfonsa a la saviesa com un oracle
sense fons i en el buit còsmic l’ull del final,
allà on sembrar amb nova virtut el teu nom.
Però tu no pots moure fitxa, són els altres
que capten el misteri i t’eleven per sobre
dels mals averanys, prou que t’imagina el públic
venjat als seus somnis, més lluminós que un déu.

 

 

 

 

Edipo en Colona

 

Imagina una oscuridad que es el vacío cósmico,
un buen escondite para pasar la vergüenza

al lado de las hijas, a salvo de los padres, limpio.
Del fracaso el prestigio obtienes, el orgullo genético
que te hunde en la sabiduría como un oráculo
sin fondo y en el vacío cósmico el ojo del final,
allá donde sembrar con nueva virtud tu nombre.
Pero tú no puedes mover ficha, son los demás
los que captan el misterio y te elevan sobre
los malos agüeros, bastante es que te imagine el público,
vengados sus sueños, más luminoso que un dios.

  

 

 

 

Context

 

També podria ser que fóssim la mesura
justa, potser la perfecta adipositat

de la pols en unes condicions d’humitat
i temperatura adequades, precuinats
i tornats a coure a foc lent fins prendre forma
complexa. Concentra això en un sol punt: arribes
a la nova estació i t’envolten circumstàncies
semblants a tots els viatgers, quan ens sabem mínims
al tren conduït amb vocació determinista
però mai no arriba al lloc i tu també voldries
dir-hi la teva. El conjunt acaba per fondre’s
i en una immensa cassola a foc lent s’eleva.
Són les constel·lacions, pols blanca, deixada al buit.
La mesura justa a l’àpat de l’infinit?

 

 

 

 

Contexto

 

También podría darse el caso de que fuésemos la medida
justa, quizás la perfecta adiposidad del polvo

en unas condiciones de humedad
y temperatura adecuadas, precocinados
y vueltos a cocer a fuego lento hasta tomar forma
compleja. Concentra esto en un solo punto: llegas
a la nueva estación y te envuelven circunstancias
similares al resto de viajeros, cuando nos sabemos mínimos
en el tren conducido con vocación determinista
pero no llega a ninguna parte y tú también quisieras dar
tu opinión. El conjunto acaba por fundirse
y en una inmensa cazuela a fuego lento se eleva.
Son las constelaciones, polvo blanco, abandonado en el vacío.
¿La medida justa en el banquete del infinito?

 

 

 

La platja

 

Vivim en paral·lel, jo i jo mateix, esquivant la rotunditat del cos, la voracitat d’una simetria poderosa, però no en la hipertròfia de la moderació, del consens de totes les pors. Soc més enrere i ho sé, clavat en el no saber que jo mateix defenso. És paradoxal, però, i en algun punt hem de convergir, potser no nosaltres, sinó el batec de l’eco del radiocasset estèreo, a la platja, on s’emet la presència imperativa del ritme sincopat amb la resposta del mar llepant-me els peus, enfonsant-nos més.

 

 

 

 

La playa

 

Vivimos en paralelo, yo y yo mismo, esquivando la rotundidad del cuerpo, la voracidad de una simetría poderosa, pero no en la hipertrofia de la moderación, del consenso de todos los miedos. Voy más atrás y lo sé, clavado en el no saber que yo mismo defiendo. Es paradójico, no obstante, y en algún punto hemos de converger, tal vez no nosotros, sino el latido del eco del radiocasete estéreo, en la playa, donde se emite la presencia imperativa del ritmo sincopado con la respuesta del mar lamiéndome los pies, hundiéndonos más.

 

 

  

 

Entropia

 

I jo em dic Univers i et xuclo cap a endins, i m’empasso estels, galàxies, frenadols i nebuloses, i tot va a parar al camp d’atracció principal. Recordo que una vegada vas dibuixar una casa amb finestres i portes obertes, arbres verds, flors vermelles, cel blau sense núvols i un sol groc immens que petava les pedres. Tot això m’ho he xuclat amb el llapis de colors, la mà de pintar i els ulls d’infant, perquè els vull en aquesta oració a mi mateix, quan m’ajupo restret a la bassa de les possibilitats, concentrat, mut, sòlid, insondable. I tu no.

 

 

  

 

Entropía

 

Y yo me llamo Universo y te chupo para dentro, y me trago estrellas, galaxias, frenadoles y nebulosas, y todo va a parar al campo de atracción principal. Recuerdo aquella vez que dibujaste una casa con ventanas y puertas abiertas, árboles verdes, flores rojas, cielo azul sin nubes y un sol amarillo, inmenso, que reventaba las piedras. Todo eso lo he absorbido con el lápiz de colores, la mano de pintar y los ojos de chiquillo, porque los quiero en esta oración a mí mismo, cuando me agacho estreñido en la balsa de las posibilidades, concentrado, mudo, sólido, insondable. Y tú no.

 

 

 

 

 

 

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