Poesía de Gales: Ifor ap Glyn

Presentamos una muetra del poeta galés Ifor ap Glyn (1961). Es escritor, productor de televisión y, desde 2016, Poeta Nacional de Gales. Ha publicado seis libros de poesía y ha contribuido a muchas antologías. Su libro Cuddle Call? (2018) contiene traducciones paralelas al inglés. Su trabajo se ha traducido a más de una docena de idiomas, incluidos polaco, bakweri y chino, pero esta es la primera vez que se publica en español. Su primera novela, Tra Bo Dau, se basa en su crianza en la ciudad. En 2016 uno de sus poemas se proyectó en el lateral de los edificios del Parlamento de Londres. Actualmente vive en Caernarfon, al norte de Gales, y es miembro entusiasta del equipo de poesía local, que ha ganado dos veces la competencia anual eliminatoria en Radio Cymru de la BBC. Ifor también ha ganado dos veces la prestigiosa Corona de Poesía en el National Eisteddfod, encuentro cultural anual de Gales. Un intérprete activo, ha presentado su trabajo en todo el mundo, desde el Smithsonian Folklife Festival en los Estados Unidos, hasta Chengdú, China. La traducción es de Frances Simán.

 

 

MAPA SUBTERRÁNEO

Cada niño en Londres
conoce el diagrama cableado de su alma,
porque cada línea tiene su color
y cada tribu tiene su línea…

Estos son los Trazos de la Canción de Londres:
las catorce ramas del Mabinogi de la City
y sus rieles cantan una época antes de mi nacimiento
cuando se dibujaba el arcoíris bajo la tierra.

El eco de tacones por los túneles de la noche
recita la leyenda de la línea Northern
y su negro descenso a un Hades del sur de Londres.

Cada soplo de viento antes del tren
en el borde amarillo yema de la línea Circle
es vapor curativo del Caldero del Renacimiento…

Pero fue el granate de la línea Metropolitan
el que guio las almas cansadas de nuestra tribu londinense,
en nuestro diario movimiento artúrico
hacia el Santo Grial de la jubilación.

Estos son los Trazos de la Canción de Londres…

De niño,
aquí aprendí el mito de la creación,
la sabiduría popular de los suburbios;
de donde proliferaron
medialunas, avenidas y paisajes;
de donde vino la gran engullida de la tierra.

Y de niño aquí aprendí los rituales de la tribu
observando a los mayores en los andenes de la Metropolitan
mientras plegaban sus inmensos periódicos
y cazaban sus asientos…

Y de niño aquí también tuve permiso para deambular
azul como Picadilly
y gris como Jubilee,
así podría tejer mis propios cuentos heroicos.

Estos túneles multicolores desplegados bajo la tierra
me unieron a mis amigos;
sus colores el lazo de amistad de nuestro mundo…

“… y los raíles cantan una época antes de mi nacimiento…”

Esta noche estoy en una plataforma atestada,
diáspora de un solo hombre
(como un hombre de la Patagonia que habla una lengua rizada)
tratando de recuperar Londres
después de media vida lejos…

Un tren llega, y se cierran las puertas con un silbido, adivino,
mientras el Londres en mi vida disminuye
mientras pierdo el control de los viejos recuerdos,
este mapa confunde, aunque entusiasma, es mi icono

y su giro de colores ayuda a mis dedos ciegos al tacto
a recordar cómo mi alma londinense está conectada.
Porque cada línea tiene su color
y cada tribu tiene su línea…

 

 

PROTESTA

Rompí el diccionario en protesta;
fracturé su columna vertebral como un hueso quebradizo
y sembré las páginas al viento –
¡dispersando las palabras!
Nadaron algunas en la superficie de las aguas,
otras aterrizaron en el camino y en las rocas,
y otras, como reprochables bolsas plásticas,
colgaron entre las espinas.

Nadie vino
a ver la imprudencia de mi acto,
o a sacar conclusiones desde los cercos de nuestra lengua…
Las moras estaban maduras
y nadie vino tampoco a recogerlas
de las zarzas de donde brotaban.

 

 

¿Y QUÉ PIENSAN LOS POETAS?

Giran como caballas, en un destello de poesía-slam
mutuamente vivaces en atractiva cynghanedd
y cuando llegue su hora,

sus cadáveres estarán expuestos vistiendo octavillas
en simétricas hileras en la tabla del pescadero.

 

 

OFICINA

Soy el pastor de las estadísticas
las conduzco a corrales en las salas de juntas,
donde una máquina pule el piso…

y a veces abro la gran gaveta
en el escritorio de mi subconsciente,
para llenarla con un aullido
arrancado desde las profundidades de mi ser,
hasta que las antiguas cámaras de mi identidad nacional
reverberan…

pero el aullido no llega, y tengo que cerrar la gaveta,
tan silenciosa y cuidadosamente como el clic en la tapa de un ataúd.
Y la pulidora de piso
murmura silenciosa al final del pasillo.

 

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