El poeta francés Jean-Michel Maulpoix, autor de Una historia del azul, publicado por Círculo de Poesía-Mercure de France en 2022 en traducción de Valeria Guzmán Pérez, ha recibido el Prix Goncourt de la Poésie 2022 por el conjunto de su obra. Se trata del mayor reconocimiento que puede recibir un poeta en aquel país. Aquí leemos tres poemas del libro y una conversación sostenida con Alí Calderón.
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Conocemos por susurros la existencia del amor.
Sentados sobre una piedra o bajo una sombrilla roja, tendidos en el prado de insectos que zumban, con las dos manos sobre la nuca, arrodillados en la frescura y la oscuridad de una iglesia, o arrellanados en una silla de mimbre entre cuatro paredes, con la cabeza baja, con los ojos fijos en un rectángulo de papel blanco, soñamos con estuarios, tumultos, oleajes, bonanzas y mareas. Escuchamos crecer en nosotros el inagotable canto de la mar, que fluye en nuestras cabezas y luego se retira, al igual que regresa y se retira el deseo curioso que tenemos del cielo, del amor y de todo lo que nunca podrán tocar nuestras manos.
Convalecencia del azul después del aguacero …
El cielo vuelve a colorearse. Los árboles gotean y el pavimento bebe. La ciudad también ensaya algunas frases. Risas húmedas y lluvia descalza. Parece que el paisaje está salpicado de creencias.
A uno le gustaría cultivar este azul y luego cosecharlo con el gesto tranquilo, en un delantal de lona o en una cesta de mimbre. Arreglar el cielo en racimos, desgranar sus perfumes, retener por unas horas la belleza contra sí mismo y reconciliarse.
Se quiere, se mira, se sabe que no se puede hacer más; que es suficiente con permanecer allí, parado en la luz, desprovisto de gestos y de palabras, con un deseo del amor un poco animal, sin dar importancia al paisaje, suponiendo que se sabe que no es para nada, porque el amor es precisamente nuestra tarea, nuestro deber, incluso si fuese tan frágil como estas gotas de agua de lluvia cayendo en la hierba del jardín.
Te bañas en el sueño, pierdes tu equilibrio.
Tu pensamiento no tiene fondo. El tiempo te agujera y te vacía. Tú quisieras hacer una escala bajo un nuevo azul.
Te gustaría sentarte en el fondo del mar, como los dioses en el cielo, acomodados en círculos alrededor de un pozo del que regresan, de vez en cuando, un alma, una mirada de hombre, un corazón de mujer, o algunos libros muy viejos cuya tinta violeta se ha desvanecido.
Eres un pozo de carne lleno de quimeras.
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Alí Calderón
Durante los últimos años del siglo XX, en distintas tradiciones líricas del mundo, se avivó el diálogo con la vanguardia, más preocupada por el procedimiento de construcción que por la obra terminada y sus efectos en el lector. En Estados Unidos estuvo en boga la poesía del lenguaje y en Latinoamérica el neobarroco. Esos movimientos lucharon por desaparecer los códigos de género de la poesía. Creían en la desaparición elocutoria del poeta. Ante ese panorama, ¿cuál es la importancia de su reivindicación del lirismo? ¿Por qué necesitamos un regreso al lirismo?
Jean-Michel Maulpoix
No se trata de volver al lirismo como lo ha practicado el romanticismo, como expresión sentimental y movimiento de mediación entre la elevación hacia el ideal, o como lo practicaban los surrealistas los cuales veían al lirismo como « la superación espasmódica de la expresión controlada» (André Breton)… Estas modalidades de escritura pertenecen a épocas pasadas. En el presente se trata de examinar el lirismo como impulso y como energía verbal, para reconocer el objetivo permanente y crucial de la expresión poética, al mismo tiempo que para poner en evidencia la capacidad reflexiva que manifiesta la propia poesía. El lirismo excede ampliamente los espacios comunes a todos los géneros (curiosamente en francés, es una palabra muy utilizada por Flaubert y otros novelistas, y que se interesa también en la pintura y la música..) e invita a considerar la animación, los propios movimientos de la escritura, su flexibilidad y su capacidad de superar aquello que la limita. Por otra parte, en Francia, mi generación, nacida en los años 50, se inscribe en una perspectiva lírica y crítica al mismo tiempo, a través de la cual la experiencia subjetiva se convierte en preponderante, sin que esto suponga por lo tanto una vuelta a la expresión directa de un yo doloroso, por ejemplo. La subjetividad, al igual que este lirismo contemporáneo con el que se vincula de forma directa, está dominada por la búsqueda de la alteridad y por una dimensión dialéctica: el sujeto busca al otro y se dirige hacia él.
Alí Calderón
Desde principios del siglo XIX, la obsesión por lo nuevo se ha convertido en un criterio de legitimación de la literatura. El lirismo, nacido en las armas de Arquíloco, ¿puede ser nuevo? ¿Cuál es la novedad del lirismo?
Jean-Michel Maulpoix
¿Es exagerado decir que la novedad del lirismo radica al mismo tiempo en su poderosa inquietud y en su vigor y energía, es decir, en su proximidad con la propia vida, tal como el lirismo aspira, busca, crece y a su vez en su continua renovación?. Esta cuestión no tiene caducidad, aunque se trate de una cuestión con una larga tradición, continúa siendo «joven» de actualidad. Observarlo a través de su historia y en diferentes culturas es algo apasionante. Conduce a preguntarse, en poesía, la cuestión de su por qué y a volver a examinar cuidadosamente las modalidades de la creación poética. En nuestra situación actual, de las herencias sin testamento, ¿cómo no volver hacia una noción, que ha estado en cierta medida abandonada, pero en la cual se representa una gran parte de la experiencia y de la expresión poética?
Alí Calderón
Usted ha escrito que “el poema ha perdido altitud”. Su concepto de lirismo es diferente del otro gran defensor contemporáneo del fervor, el polaco Adam Zagajewski, más cercano a Longino. Él afirma que vivimos una época poco heroica. Si el lirismo ya no es llevar la voz a su altura máxima, cuál es el lirismo del siglo XXI?
Jean-Michel Maulpoix
¿Se puede prestar a la interrogación una fuerza comparable a esta que poseía antes la exclamación entusiasta? Esta sería una manera de contestar a su pregunta, a través de otra pregunta de la misma índole. A mi parecer, la fuerza del lirismo del siglo XXI podría residir en la constancia y en la profundización de sus desplazamientos, de sus experimentaciones y de sus planteamientos que algunos pueden llevar hacia las grandes creencias, pero que sobre todo no se alejan de las cuestiones del mundo actual y de la vida cotidiana. Es un lirismo que tiene una tendencia natural hacia lo que diríamos prosaico, y que a menudo, por otro lado, se escribe en prosa.
Sin duda la situación cambia de un país y de una cultura lírica a otra, pero en Francia, hace ya mucho tiempo (en torno a mediados del siglo XIX, con Baudelaire, Rimbaud, Mallarmé…) que se ha venido produciendo la ruptura con lo sublime; y sin embargo el lirismo no ha desaparecido: se ha metamorfoseado, recompuesto, redistribuido a partir de otras modalidades, por ejemplo en el caso de Apollinaire, y más tarde de Saint-John Perse, o los surrealistas. Después ha vuelto al final del siglo XX y al principio del XXI una poderosa revisión, una «inquietud formal», estoy tentado a decir, de forma notable sobre la capacidad del lenguaje a acercarse aún más a la belleza de la poesía.
Alí Calderón
Usted ha escrito: “le lyrisme parte en lui sa réflexivité propre”. En Estados Unidos, Cole Swensen ha desarrollado la noción de “hybrid poetry”, poesía preocupada por la dimensión constructiva y, al propio tiempo, por alcanzar la emoción. En su opinión, ¿Le lyrisme critique puede equipararse con la hybrid poetry?
Jean-Michel Maulpoix
Este acercamiento me parece ciertamente interesante, al mismo tiempo que pienso que la visión constructivista se aleja a menudo de la mía cuando rechaza al lirismo. ¿No es esto, sin embargo, uno de los ejes principales del poeta: articular «esta emoción llamada poesía» (Pierre Revedy) en la dimensión constructivista de la escritura, vincular lo subjetivo a lo objetivo, sin suprimir ninguna de las dos partes, «brûler l’enclos» (René Char)… «romper las barreras» (René Char)…
Alí Calderón
Dominique Fourcade ha escrito que la poesía es la desestabilización de la subjetividad contemporánea. Charles Simic piensa que la intención de los poemas contemporáneos es desorientar al lector. ¿Hacia dónde va la poesía?
Jean-Michel Maulpoix
«Romper con la costumbre» decía en su momento Saint-John Perse… «Confundir», «desestabilizar», acepto estos términos, evidentemente, en tanto que cada manera de actuar es singular… Pero desde mi punto de vista, opino que esto también puede tratarse de revelarse, de liberarse del entorpecimiento, de oponerse a la «patmot» y a la «novlangue» (al nuevo lenguaje) de los medios de comunicación, un lenguaje completamente vivo y lleno de sentido. Por este motivo, yo creo que en esto que se llama la variabilidad de los «regímenes» de la escritura, como se habla del motor de un coche que funciona a más o menos rápido (la velocidad de propulsión del lenguaje lírico), o como se dice de un régimen alimenticio más o menos abundante o escaso, dulce o salado (la sal del la lengua, su pobreza o al contrario su riqueza) … Es al poeta a quien le es dado valerse de todos los recursos que tiene la escritura, «en todos los sentidos» como ya lo reclamó Rimbaud…
Alí Calderón
El poeta español Luis García Montero ha planteado la que, a mi parecer, es la pregunta fundamental del lirismo contemporáneo: ¿qué se dice cuando se dice yo? ¿Cuál sería su respuesta a esa pregunta?
Jean-Michel Maulpoix
Interesante pregunta… estoy tentado de primeras a responder a través de una pirueta, citando el famoso «Yo es otro» de Rimbaud, pero «je» (yo) y «moi» (yo) no son la misma cosa, dispares sobretodo y en desacuerdo. «Moi» (Yo) aspira a una unidad, a un universo propio y coherente y por lo tanto el corazón estaría en el centro (¡pero qué ilusorio resultaría, qué ingenuo!), de otro modo el «je» (yo) enuncia el deseo, se enfrenta con el superego, es corto en todos los sentidos, profundiza en la alteridad del «yo», y se inventa las vidas que no ha tenido… Me parece que a menudo el lirismo, lejos de constituir el lenguaje del yo (la «dicción de una emoción central» como lo anticipó Rolan Barthes) prospera en el divorcio, el hiato entre el «je» y el «moi». Vincula y desvincula los lugares comunes, se centra sobre todo en la cuestión de nuestros encuentros y desencuentros…
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