Poesía argentina: Daiana Vázquez

Presentamos una selección poética de la autora argentina Daiana Vázquez (Chaco, 1994), perteneciente a su libro Todos los perros. Tiene estudios en Teatro, la Tecnicatura en Jardinería y Floricultura en la UNC y egresó como TCP del Instituto de Capacitación Aeronáutica, en Córdoba, Argentina. Actualmente, realiza la Lic. en Psicología y se forma en psicoanálisis. Todos los perros es su primer libro publicado.

 

 

 

 

He atravesado el día para que me enterrara
he barrido apenas la dolor para no tristearme
para llegar a tu costado
pajarito de lo muerto
que me patria toda la soledad de su marzo
como ningunos niños en carnaval
para llegar a tu día
no cierveando al sol
no mendigando ya la almita
llegar
aún
lloriando
solapita de mi pena que me peinás

 

 

 

*

la caballito mía y la gris pasto
donde no afloran ni los pieses ni las reveses de los hojas
(es mi álamo que se ofusca en la tersura de su barrado)
se ensordomudan del tres y penar porque conocen las manos de la abuso que acarician este lágrima coma coma

pero
de todita mi perro me calzo el piel
como papá
y salgo del retrúecano a mendigar la abrazo tuya,
mi vos
transeúnta que resiste la dolor y los horas
para sonreírme de bosque y oramundos
barriéndome la vena del Aún
calcándole una pajarito con tu cierva

 

 

 

*

Del fiebre, la rabieta lo hambre de los cosas
dedales de perro en lo piel de las días
es decir mi vos
que bostezás caricia sobre lo angusticio
y peinás la carne de la amor
y amodorás lo hiancia de estos yoes

/ mi vos
esta hogar que me abrigás
para ausenciar las armas infantiles
con el país de tu lenguaje

 

 

 

*

Y llover en las esquinas
y agusanar la mujer en la madera
y morir también un poco al abandono
y acabar sobre los caballos de la angustia
y ser más/ que una pausa oscura
y nacer todos los días en la
misma infancia
y llorarla en pedacitos
porque la tristeza
no se le niega a nadie
y

 

 

 

*

Prosa yo sé que me escuchás
prosita decime vos
decime
yo sé que me
prosa,
¿me podés heridar esta hórrida vida entre mis ruidos?
¿basta ya?
¿de paredes y perros cosidos al angustio éste?

humildame la mar
de los ojos baldíos,
lenguita hervida de mi sombra
que entre su espanticio
me zambulló lo gris/ ulilaciendo
contra el gusano de lo triste
para lograr tus manos
que me

basta prosa
prosita
ya te escuché.
No soy yo quien lluvia mis huérfanos.

 

 

 

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