Poesía ecuatoriana: Pedro Gil

En la muestra de poesía ecuatoriana que prepara Juan Domingo Aguilar, leemos a Pedro Gil. Fue un poeta y narrador nacido en Manta, Ecuador, en 1971. Perteneció a los talleres literarios dirigidos por Miguel Donoso Pareja. Ejerció los más variados oficios, entre ellos: sepulturero, reportero, terapeuta de alcohólicos y drogadictos y, alguna vez, ratero. Fue coordinador del taller literario de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí. Publicó los libros de poesía Paren la guerra que yo no juego (1988), Delirium trémens  (1993), Con unas arrugas en la sangre (1996), He llevado una Vida Feliz (antología poética que incluye: Los Poetas Duros No Lloran, 2001), Sano juicio (2004), 17 puñaladas no son nada (antología personal, 2010), Crónico, Poemas del Psiquiátrico Sagrado Corazón (2012) y Bukowski, te están jodiendo (2015). También es autor del libro de cuentos El príncipe de los canallas (2014). Murió el viernes 21 de enero de 2022 a la edad de 50 años.

 

 

 

 

Diecisiete puñaladas no son nada

A Bahieh, Tuti y Omid

La pena de morir así no vale la pena
Octavio Paz

Mi hermana muerta
Susurra una canción de cuna en el hospital
No te toca no es tu hora
Reposa ñaño
Rebeldía en los ojos
Sometimiento al latir del corazón.

Allá no se haga tu voluntad
Amiga de parias
Sólo tu sufrimiento es perfecto
Perfecto el desangrar de la tarde
Lavado por una lluvia
Tan melancólica
Tan llorosa
Como la niñez perdida en un cementerio
De vivos en un pozo séptico de sacrificios
Pero tu miseria fue de lujo ñaño
Libros peleas ganadas a la humillación
Triunfaste
17 puñaladas no son nada.

El alma está lista para más
Miseria de lujo
El cerebro intacto, la bondad intacta
Esas blancas enfermeras bondadosas sonrientes
Esa mulata evitándote el desmayo definitivo
No cruces el puente
Eres demasiado bello
Por eso sigue buscando
La belleza no está entre nosotros
Los voluntarios fallecidos
Busca, busca
Sigue buscando ñaño que cuando estés
Listo La Muerte me ha dado la orden
De no dejarte inundar con sollozos.

Ruiseñor sin risa
Reposa, resposa mi hermano no te toca
17 puñaladas no son nada.

No puedo conceder tu petición
De fallecimiento,
No puedo
Susurra mi hermana muerta
Mientras cobija mi sueño
           Cobija mi agonía.

 

 

 

Fama y pobreza

Es raro despertar bien sentir y sentirse bien
oír el encantamiento de los jilgueros
recibir la bondad de la naturaleza
en la contemplación de la montaña.
Debe ser normal este estado para el hombre común
pero cuando tú mismo eliges entregar tu vida
a la militancia sin responsabilidades
no hay lugar a los remordimientos.
Nunca quise redactar sonetos a la luna (chévere Parra)
ni pedí que regresen las putas golondrinas a mi balcón a cagar
me fui a los extremos y pago el precio como macho.
Por eso los achaques en mi cuerpo
no del espíritu ni de la mente.
En el banco tengo 50 miserables centavos
mis pertenencias: un par de zapatos, un dvd, unas decenas de películas
dos jeans algunas camisas y camisetas
regalos de Secaira y Cisneros,
y pare de contar.
Estoy contento y eso no es raro.
El reconocimiento literario
el mito de mi apellido
hacer lo que me da la gana, como por ejemplo,
no tener jefe de trabajo,
que me paguen por leer,
beber solo, beber seguido
40 lunas 40 soles
Puedo decir sin temor soy un buen tipo
soy Pedrito Gil.
Puedo decir sin temor que  me encontré.
Estoy hecho.

 

 

 

Rescate

que me sentencie
el santo, el puro.
el mar, la noche,
hasta mis más queridas
las estrellas
enmudecieron.
yo conocía
sus pecadillos.
por eso
cuando me lancé
al Estero Salado
los ahogados me salvaron.
no era posible
tanto sentimiento de culpa.

 

 

 

El amor se aprende

desde
que despertamos
juntos
aprendí
que no
todas
las soledades
son
perpetuas

 

 

 

Los asaltantes

Vagan por la Carretera Inmunda
                donde los cuerdos
predican a los locos
han visto a la luna
                             nadar sobre amantes silenciosos,
a la mar abrirse para Dios.
hay de todo en una Calle de Nadie.
las madres solteras
                                   cosen para olvidar.
sudan dos cuerpos adúlteros.
sudan y se aman.
hora en que los santos fornican
                                en su propio infierno.
hora
en que la vergüenza invade al solitario
                              después de la masturbación.
las hembras del ambiente
                                                    usan nombres falsos,
                                                                    penas reales.
una niña abraza a su hija.
arden cuerpos adúlteros.
arden y se aman.
                              tienden las sábanas conyugales.
los asaltantes
se persignan, asustados ante la mirada del cielo,
sólo quedan ruinas del
                                                    Museo de los sentimientos.
el ingenuo se acerca
                                                  con un pan en la billetera.
los asaltantes esperan,
                                                    ya acostumbrados
                                                        a la mirada del cielo.
Saben
                       que hay de Todo en una Calle de Nadie.

 

 

 

Lucky, el indomable

Ah, este Lucky siempre sonriendo
George Kennedy en “Lucky, el indomable”

Mi padre se sentó a beber
y no se levantó hasta la muerte.
Hasta la mañana que -a empujones-
lo llevaron al especialista quien le diagnóstico
cáncer
al esófago y los días contados.
-Prohibida la bebida, Don Gil
-¿Para qué? Si en la tumba no se come ni se bebe.

*

Al atardecer pidió en la fonda del barrio
un caldo de pata
le dijo al fondero que se lo cobrara a Dios
que le debía demasiado.

*

En la noche, aprovechando su estatura
bajó una estrella
que usó como lámpara para buscar
en la bodega de la casa recuerdos
y tablas de madera.

*

Al siguiente día moría
junto a un ataúd para niño.

*

En su sepelio estuvimos solo niños.
Desde los 5 hasta los 80 años.
Niños llorones, niños asesinos, niños débiles,
niños duros, niños diplomáticos, niños borrachines.
Nos quebrantamos ante la tumba de niño
de mi padre.

*

Todos consideran sus vidas dignas
de un libro o una película.
Claro que no toman en cuenta
que hay libros mágicos, reales, mediocres
y hasta impublicables.
¡Mi padre fue un gran libro!

*

Les cuento:
el negro Víctor enterró con sus propias manos
(él mismo hizo los ataúdes de madera)
a sus cinco niños, tres varoncitos y dos mujercitas.
Sus hijos.
Mis hermanos.

*

Paul Newman fue un actor duro.
El Negro Víctor, mi padre, no fue actor,
fue un duro.
Real.
Bueno.

*

Solo un hombre duro puede reposar en una tumba de niño.

 

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