Eyson Morales Raymundo construye un dossier de nueva poesía mexicana. Nos acerca ahora al trabajo de Génesis Rosas (Tecate, 1997). Es Licenciada en Lengua y Literatura de Hispanoamérica. Fue publicada en la antología Mini relatos de mujeres que superaron la violencia (CONAVIM, 2020). Su poesía ha sido aceptada en congresos literarios (CONELL, DELLE, Encuentro Jesús Gardea). Pertenece al equipo de Ruido y Diablo Negro, encuentro y revista literaria virtual. Importante: flechada de la música, parte de Vander Decken.
Nombre de madre o tutora: ___________________
Fecha de nacimiento: _____________________
Salí un día de tus entrañas,
pegamento sanguíneo,
en caldo de vísceras y llanto.
Este fue el primer derrumbe:
cae la estancia que habité por meses:
Echada del útero sin
permiso a retorno,
despedida.
Quería besar antes de irme esas paredes en nervio,
terror a dejar el edificio de carne oscura,
donde me formé como cría nocturna,
la noche ahí me era eterna,
nada más conocía;
solo tiniebla, lo acuoso,
tiniebla por sombra de órganos,
agua por circulación, seguridad.
No olvido que este fue el primer derrumbe:
hay una ranura en mi techo,
la abertura de tu abdomen.
Me abordan lámparas en luz artificial,
gigantes de traje azul.
(Todo esto sucedió mientras ella dormía bajo anestesia)
No me sueltes, cordón.
Este es el desplome del primer hogar.
Nace un llanto de timbre nuevo,
por pánico a construirme en otro cuerpo,
a hospedarme en mundo ajeno.
Regresar
Llamada al silencio de mi infante,
sin falsear un vigor ausente,
fragilidad y de lo quieto habitante.
Poco valían mis actos,
daba lo mismo
si cargaba de arena mi boca,
si enmudecía al centro del tumulto,
si dormía en el nudo de algún juego.
Un cuerpo reducido no estorba.
Vuelan encima de mí,
una pasta carnosa sin firma de autora.
¿Qué tanto podían sujetar
mis manos de niña?
Mascar chicles rancios en el garage,
besar a dos muñecas
en nombre del erotismo negado.
Llamada al organismo apartado,
vuelve,
nunca desee migrar del reposo.
Desconóceme, mundo.
Quiero ser materia oculta,
minúscula, invisible,
como en aquellos días…
ser criatura olvidada.
Sola (So tired: slowdive)
Amaría encenderme desde que despierto
abrir los ojos y ver mi techo gris
encontrar mi cuerpo en llamas.
Bendecir el suelo ardiendo
darme vuelta en cama,
evitar las paredes frescas.
Hundirme en la brasa de mi última risa,
cualquier risa última,
la que di antes de aprender a hablar,
ojeándome sin el diente de leche frontal,
o esta risa débil que le pertenece al momento del sueño.
Se prendería sola mi almohada
con chispa de la reliquia mía.
Subirá el fuego
y fundirá mi tez a la sábana blanca.
Habitaré un lecho ardiente, propio,
cena para una de carbón dulce.
Voy a dormir con labios separados,
la boca rebosante de ceniza.
Mi cuarto: horno sin entrada,
nada accederá… salvo el aire.
Título ausente
En el principio, a la par de mi imagen intacta.
En este momento frente al reflejo de mi nombre,
ayer detrás del nombre tuyo.
Atada a la esfera de tu voz lacerante,
sentada al costado del llamado hombre,
lamiendo gotitas de brebaje nocivo.
En este día delante de mi eco vocativo,
cántico para gritar: adiós.
Mordisco uno
mordisco dos y mordisco tres,
mordidas hasta el número cien,
hasta consumir tu lazo dominante.
Mañana,
iré corriendo a la región
soberana del cuerpo.