Nueva poesía cubana: Tomás Arencibia

Leemos nueva poesía cubana. Leemos algunos textos de Tomás Arencibia Gil (La Habana, 1997). Textos suyos pueden ser leídos en las revistas La experiencia de la libertad, Alma Mater, Librínsula, Letralia y tierra de letras. Actualmente trabaja en su poemario Un simple lugar vacío.

 

 

 

 

A Denisse Hernández Díaz

 

Sombra despeinada de la espiga,
si hubo una flor ¿quién la recuerda?

Al abrazo de la fruta ya no acude una bandada y tú,
tú propones el cielo en otra parte.
Sombra despeinada de la espiga,
la lluvia está bordando otra nube que nos miente
y otra nube que nos miente y otra lluvia
aseguran que tu rostro es un enjambre.
Sombra despeinada de la espiga,
olvida la flor como olvidaste el cielo.

 

 

 

 

Al pie del árbol ya no hay sombra endurecida,
ya no hay sombra
y los columpios de la voz ya no se mecen,
es entonces cuando acontecen viejas flores
y la canción casi siempre llueve a despedida.
Al pie del árbol la escalera se derrama
y el reino va desnudo hasta que parece un niño,
hasta que la luz le anida muchos barcos,
hasta que la luz le anida muchos barcos,
hasta que la luz le anida muchos barcos.

 

 

 

  

Es entonces cuando acontecen viejas flores
y debes posponer los padres que cantabas,
pues ya no basta con el ramo entre tus brazos
si por los peldaños un bosque se apresura.
Es entonces cuando las canciones comienzan a opinar
sobre una vieja deuda de la flor.
Sobre una vieja deuda de la flor,
un jardín sucede como sucede un abrazo
y lastiman los padres que debes posponer
si por los peldaños un bosque se apresura.

 

 

 

 

La lluvia cae descalza
muy lejos del árbol que interrumpes.
Muy lejos del árbol que interrumpes,
hay un poco de aire moribundo
y es el bosque un descuido sin remedio
cuando los niños tararean
como tararea el oleaje.
Lejos, muy lejos
del lugar que no respira,
llueve tropezando otra caricia.

 

 

 

 

 

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