Poesía mexicana: Mariam Rojas

Leemos poesía mexicana en el dossier que prepara Eyson Morales Raymundo. Leemos aquí algunos textos de Mariam Rojas (2000). Es estudiante de Lingüística y Literatura Hispánica en la BUAP. Ganó el XX Premio Filosofía y Letras (2019) en Poesía y participó en las antologías El amor en los tiempos de internet (2017), Z (2017) y Una guerrera llamada flor (2020).

 

 

 

 

9 de octubre, 10 pm, IMSS

 

Está prohibida la palabra muerte
se dice desabasto de medicinas
tratamientos insostenibles
sistema de salud colapsado.
Se dice las enfermeras no se dan abasto
dejan las camas en los pasillos.
Se dice nadie puede pagar esto.
Se dice mi tío, mi abuelo,
la sobrina que hace mucho no veía
el jefe al que le deseaba la muerte
el amigo que no tenía más familia
de nadie me pude despedir.
Se dice piénsalo bien.
Se dice de todas formas uno paga el oxígeno.
Se dice cuídelo en casa lo más posible
dele jugo de naranja
brócoli
té de cebolla
jarabe de cuatecomate
Tylex 750
Oseltamivir
Cronolevel con netromicina
Se dice nadie se va por covid
lo importante es el oxígeno
la temperatura
el azúcar
el colesterol.
Se dice tenga paciencia.
Se dice mejor no lo interne.
Se dice no tuvimos otra opción.

 

 

 

 

Se levanta un ejército de enfermeras zombi
no hay ya hermanas, madres, esposas
sólo existe el turno del desayuno
turno de la comida
turno de la cena.

 

 

 

 

Escondemos la muerte,
lloro en silencio como si fuese una travesura
barrí los vidrios rotos debajo del sillón,
pero sentimos la ausencia
algo que insistentemente estaba, ya no está
estamos huyendo del dolor
pero hay una navaja de afeitar olvidada
recordando que hubo una mano y una barbilla
que hoy mientras me cepillo el cabello
la barbilla tiembla
la mano cae.

 

 

 

 

En la cocina se pone un plato menos
y la comida que sobra huele a silencio
se han lavado las sábanas
se ha guardado la cama
se abrieron las ventanas donde falta el aire
las paredes tiemblan pero caminamos hacia el frente
vivimos en el suspiro antes de la agonía.

 

 

 

 

Alguien llama para preguntar cómo estamos
alguien deja comida en la puerta
seguimos solas.

 

 

 

 

Allá, las esperanzas que nos quedan
el resquicio de la vida
y la crisis mundial, se debaten. 

Aquí el cloro que ya no olemos
esconde las sensaciones de la angustia.

 

 

 

 

“Solo para avisarle
mi abuelo internado
ya jugaron la última carta
que tenemos que esperar
pronación
no hay nada más
lo pusieron boca abajo
hay que estar preparados
nos dijeron”

 

 

 

 

“Yo aprendí a leer las velas desde chica”
ponemos la vela en tu lugar.

 

Vela/Espejo mágico

 

“Me enseñó una bruja que compraba velas blancas, rezas tres avemarías dándole vueltas con el dedo, luego la prendes y la dejas en el altar”

 

 

La vela camina día y noche, incansable
nuestras miradas la acompañan
su pequeña luz soporta el peso de nuestros cuerpos.

 

 

La vela, demasiado sincera
baila sin corrientes de aire
se apaga de repente
y llora nuestro llanto contenido
mancha la mesa
resbala por sí misma
se convierte en una escena del crimen blanca.

 

 

¿Quién es el culpable?
¿Quién decide sobre tu cuerpo cansado?
¿Quién se llevó tu fuerza de hace días?

 

 

La vela me informa de tu calidad de despojo
duele empujarse por la nariz la vida
las puntas llegan a la frente
se siente sólo el frío
ya no se habla
ya no se come
ya no se piensa.

 

 

Callo ante la vela mientras dice
que esto es una cuenta regresiva.

 

 

 

 

 

Sólo para avisarle
a las 10 pm
mi abuelo hospitalizado
nos llamaron
no pudimos verlo
para recibir noticias
ya estamos en la funeraria, gracias.

 

 

 

 

Determinismo

 

Mamá dice que se pasó todo el embarazo llorando
fueron tiempos difíciles, Mariam
cuando naciste nadie quería venir a verme.
Mamá aún llora pensando que todo esto es su culpa 
que debió dejar antes a mi padre.

Yo me pregunto si el desvanecimiento es hereditario
si esta forma del llanto me llegó por el cordón umbilical
si las lágrimas de mi madre, junto con el líquido amniótico
se metieron por mi piel de bebé
y nutrieron mi cuerpo.

A veces mamá quiere redimirse exprimiéndome la tristeza
pero sus brazos no alcanzan 
y lloramos juntas
como la desviación de un río que finalmente vuelve al cauce
pero mamá se reprocha
y me reprocha las lágrimas
ella sonríe y se sacude al entrar en casa
yo en el umbral, abro los brazos
para recibirla cuando se derrumbe.

 

 

 

 

La terapeuta dijo que pensara en la realidad
es

una montaña cubierta con la sábana sudada de anoche
mojada con todos los fluidos posibles
acartonada, tiesa 
la sábana
que es lo único real porque el resto no es
el resto es la inexistencia
los ojos enroscados de los hombres 
y la maraña de los porvenires que no fueron

Debajo de la sabana están todas las partes de mi cuerpo
las bocas sonrientes de mis padres
los 30 años de mi hermana muerta
el nombre y la materia de los amigos
y mi nombre
el nombre de todas las cosas en el grupo de lo bueno
están las palabras traspasando la sábana
en osmosis constante y bilateral.

La terapeuta dijo que hiciera cosas para sentirme real
¿de qué lado de la sábana está ella?

 

 

 

 

A Jehú Coronado López

 

Compré un libro escrito por una mano cercenada
un cuadernillo blanco como la sangre
donde la mano gritaba sus destrozos
o lo que fuera mi vida.

Un día mis manos leyeron el poema
apoyadas del cuerpo;
recordaron los tiempos cortadas
aún se mira la costura
frankensteiniana (psicoterapéutica)
que las une al brazo.

Finalmente la mano (poeta) tenía una madre
malvada (humana) que no abraza
y piel oscura y varios kilos
y era humano = muerto viviente.

Finalmente la mano (cuadernillo) había decidido separarse
                                                                                               de su historia
para guardarse en mi bolsillo
y ser besada.

 

 

 

 

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