Wilson Alvez-Bezerra según Jesús Montoya. Poesía brasileña

Jesús Montoya ha traducido al poeta brasileño Wilson Alvez-Bezerra (São Paulo, 1977) y nos acerca a O pau do Brasil (Urutau, 2019). Alvez-Bezerra es poeta, traductor, crítico literario y profesor de literatura en Brasil. Publicó las siguientes obras literarias: Histórias zoófilas e outras atrocidades (cuentos, EDUFSCar / Oitava Rima, 2013), Vertigens (poemas en prosa, Iluminuras, 2015, galardonado con el Premio Jabuti 2016), O Pau do Brasil (poemas en prosa, Urutau, 2016-2020, cinco ediciones) y Malangue Malanga (poemas, Multinacional Cartonera, 2019). Tiene libros publicados en Portugal – Exílio aos olhos, exílio às línguas (Oca, 2017), y en Chile: Historias zoofilas y otras atrocidades (LOM, 2018). Tradujo al portugués autores hispanoamericanos como Horacio Quiroga (Contos da Selva, Cartas de um caçador, Contos de amor de loucura e de morte, todos por Iluminuras), Luis Gusmán (Pele e Osso, Os Outros, Hotel Éden, todos por Iluminuras) y Alfonsina Storni (Sou uma selva de raíces vivas, Iluminuras, 2020, con apoyo de una Beca Looren / Fundación Pro Helvetia). Su traducción de Pele e Osso, de Luis Gusmán, quedó finalista en el Premio Jabuti 2010, en la categoría Mejor traducción literaria español-portugués. Tiene un doctorado en Literatura Comparada por la Universidad del Estado de Río de Janeiro, y una maestría en Lengua Española y Literatura Hispanoamericana por la Universidad de São Paulo. En Brasil, publicó los ensayos: Reverberações da fronteira em Horacio Quiroga (Humanitas/FAPESP, 2008), Da clínica do desejo a sua escrita (Mercado de Letras/FAPESP, 2012) y Páginas latino-americanas – resenhas literárias (2009-2015) (EDUFSCar / Oficina Raquel, 2016). Actualmente es coordinador del Programa de Posgrado en Estudios de Literatura de la Universidad Federal de São Carlos, donde actúa como docente en las carreras de grado y posgrado.

Las traducciones fueron realizadas gracias a la residencia de traducción de Casa de traductores Looren América Latina.

 

 

 

Breve introducción

O Pau do Brasil (2019), del poeta paulistano Wilson Alves-Bezerra, se trata de la reunión de cinco obras que fueron escritas durante los años 2016 y 2019. El libro constituye en sí mismo un procedimiento documental, histórico y político que busca generar, a través un proceso de antropofagia cultural –de allí su nominativo y relación con la obra Pau Brasil (1925) del poeta Oswald de Andrade–, una radiografía lingüístico-discursiva y social de Brasil. Su elaboración parte de un lenguaje tentacular, en el sentido en que traslada a partir de la apropiación y la reescritura noticias, frases y fragmentos, los cuales se van perdiendo en la aceleración actual de los hechos en los medios masivos. El autor busca, de esta manera, generar una sátira histórica a la política brasileña contemporánea, como también un memorial. Partiendo del impeachment a la expresidenta Dilma Rousseff, el libro transpone diversos personajes políticos en una encrucijada violenta, donde pueden leerse una pluralidad de voces, expresiones, posturas, movimientos, caos, como si estuviésemos observando un work in progress que procura dejar una reminiscencia, una imagen, un testimonio por las víctimas, por el acallado y censurado presente que vive Brasil. Es por ello que la traducción de esta obra representa un reto, debido a que su ludismo va, por decirlo de alguna manera, de la calle a la constitución, es decir, de realidad a lo normativo. La terminología empleada por este objeto cultural no posee ningún tipo de estratificación; por lo tanto, en su registro aparecen expresiones y jergas populares mezcladas a códigos del argot jurídico. Como comenté, la apropiación de materiales, tal y como ocurre en la ya citada obra de Oswald de Andrade, sobreviene aquí en una actualización costurada en guiños que tienen un peso inmenso dentro del contenido mediático brasileño, por un lado, o en la censura y ocultamiento de las víctimas, por otro. En este sentido, la traducción se vuelve un proceso de transcreación en busca de equivalentes generales que rastreen lo narrado en español, siempre con el riesgo a un margen de error en el ludismo expuesto. Con esto quiero decir que los efectos lingüísticos provocados por neologismos, además de la composición de una prosa que destaca por ser rítmica y, en ocasiones, rimada –como si el lector estuviese ante una especie de verso clásico reordenado en prosa–, provocan un paraje textual camaleónico, apegado a los hechos explorados a manera de anécdotas, que van desde lo macro a lo micro, del congreso a las calles de la favela, o a la inversa. En ese tránsito de cambios de color –de raza, de discurso, de forma–, quien habla siempre es disímil y la traducción, en este sentido, busca apegarse a esos matices; bien sean orales, jurídicos o políticos.

JM

 

BRASIL

 

 

La virgen cocainosa

 

La virgen cocainosa agrede trolas, que no traga. En una mañana no sutil, sus fosas nasales avanzan ensangrentadas por la república ahogada. Su Monchis Insondable no encuentra carroña que la nutra y canjea reses por más besos escorbutos. Yo quiero ver el partido de fútbol con los regates con las puteadas con las pelotas con los pechos con los gritos. La virgen cocainosa come selectores come válvulas traga las caderas de mi domingo. Es época de trolas palomas en cielos pardos y sus gemidos inauguran iglesias en ranchos de cartón. No hay una sola imagen en el barrio y la virgen simula sexo con el salvador y exu. Exu poseía el cuerpo de la madre, que era una sola. Exu era mi ojo: me veía atrás del terreno, volteando el aguardiente en torno a la nube seca de la virgen de agua; agárrate de las maternas ubres vacías, verás a la virgen girar. Quién restituye un país, el oxígeno de sus nasales algodonales; la malicia de la musa mestiza follando en el altar. Vuelan trolas palomas por la boca de la candidata. Su altiva mirada de coca; en su boca una mueca un discurso un hilo de sangre y baba. Las familias entenderán lo que digo. La gente de bien solo come culo de esclavo para no cicatrizarlo, jode la vida del menor para no preñarlo, y solo va a Sodoma a renovarse. Entonces, votemos los votos más sacros, entonces vamos a la orgía de los cacos. Entonces, vamos.

 

 

A virgem cocainosa

 

A virgem cocainosa ataca rolas, que não devora. Numa manhã não sutil, as narinas sangrantes da musa avançam sobre a república inodora. A Larica Profunda não encontra carniça que a nutra e permuta reses por mais beijos de escorbuto. Eu quero ver o jogo de futebol com os dribles com os xingos com as bolas com os peitos com os gritos. A virgem cocainosa come o seletor come as válvulas come as ancas do meu domingo. É uma época de rolas pombas nos céus marrons e os vagidos da virgem inauguram igrejas entre barracos de papelão. Não há imagem na Vila e a virgem simula sexo com salvador e exu. O exu possuía o corpo da mãe, que era uma só. Meu olho era o exu que me via por detrás do terreiro, girando à cachaça em torno à nuvem seca da virgem água, agarrar-se a maternas tetas esvaziadas, vai a virgem a girar. Quem restitui a um país o oxigênio de seus nasais algodoais; a malícia da musa cafuza trepando no palanque. Voam as rolas pombas na boca da candidata. Seu olhar altivo de coca; na boca um esgar um discurso um fio de baba e sangue. As famílias vão entender o que digo. A gente de bem só come o cu do escravo para não cicatrizá-lo; bate nos pés do menor, para não engravidá-lo; só vai a Sodoma para se sentir renovada. Então vamos votar os votos mais sagrados, então vamos à orgia dos ratos. Então vamos.

 

 

 

 

John Coltrane en la barriada

 

Noche brava del viernes. John Coltrane irrumpió en el rancho de albañilería del Jardim Pirajuçara en soledad: los parceros de dominó y cartas aún se preguntaban lo que vendría después. Él no trajo harina y tampoco quiso conversar sobre las latitudes de los mapas. No se sentó en la mesa ni habló de política; había un ornitorrinco que se pronunciaba en la manga de su saco. John Coltrane no conversó con nosotros ni trajo su saxo. Pero sabíamos que si el hombre tocase, sería un Salmo. Fue hasta la Iglesia Evangélica Geométrica del Fin de la Calle, y se sentó antes de comenzar el culto, atento. La fiesta del terreno de macumba y las paredes blancas le impendieron estar más tiempo escuchando el sermón. There’s no soul in that. John vaciló, pero tampoco fue al Terreno. El suelo de cemento quemado fue desapareciendo en medio del humo que salía de la pipa que comenzó a soplar. Queríamos saber de política y de los próximos pasos, pero Coltrane no dijo nada, ni tampoco jugamos más dominó. Nunca oímos a una pipa sonar de forma tan melódica. Era un Salmo. Tadeo, el más articulado, que ya se alienaba del mundo por las bolas negras de las piedras del dominó, no lanzó la pieza. Cómo sería la caminata al son del saxo y del birimbao, intento decirlo, pero se pierde. Aquel Coltrane con pipa en la calle João del Porto, con su solitario tenor, no nos dejaba oír los tiros que mataron a Sandro, por una disputa entre jetones en la calle de atrás.

 

 

John Coltrane na quebrada

 

Era sexta-feira brava quando John Coltrane invadiu o barraco de alvenaria do Jardim Pirajuçara sozinho: os parceiros do dominó e do carteado ainda se perguntavam o que vinha depois. Ele não trouxe farinha e não quis conversar sobre as latitudes dos mapas. Não se sentou à mesa, não falou de política e havia um ornitorrinco que se pronunciava na manga do seu casaco. John Coltrane não conversou conosco e não trouxe o sax. Mas sabíamos que se o homem tocasse, seria o Salmo. Foi até a Igreja Evangélica Geométrica do Fim da Rua, e se sentou antes de começar o culto, atento. O fuzuê do terreiro de macumba e as paredes brancas o impediram de ficar por mais tempo escutando a pregação. There´s no soul in that. John vacilou, mas também não foi ao Terreiro. O chão de cimento queimado foi desaparecendo em meio a uma fumaça que saía do cachimbo que ele começou a soprar. A gente queria saber da política e do próximo passo, mas ele não falava nada, e tampouco havia mais dominó. Nunca se ouviu um cachimbo soar tão melodioso. Era o Salmo. O Tadeu, o mais articulado, que já se alienava do mundo pelas bolinhas brancas das pedras de dominó, não bateu. Como seria a passeata ao som do sax e do berimbau, tentou dizer, mas se perdeu. O Coltrane de cachimbo na rua João del Porto, com seu solo tenor, não deixava a gente ouvir os tiros que matavam o Sandro, pela disputa da boca, na rua de trás.

 

 

 

 

Medievalia

 

La reina yace derrumbada. El elegido está en la jaula. Quien gobierna es el deleznable que usurpó la corona, aquel que invirtió su báculo contra el reino, y ahora se reclina. El Hombre asola los pastos del norte. El ganado se vende barato a otros monarcas. La corte no se contenta y come la carne de los miserables. Y el hombre que usurpó la corona se reclina. La ciudad fue tomada por guardias. La gente no tiene oficio, es imposible cruzar la Plaza de Armas sin toparse con la enfermedad, el miedo, la muerte, el grito. La Gran Peste domina todo otra vez. La crina de los caballos, el pecho de los niños. Se muere como nunca. Se vive como antes. Los que pueden se curan con brujería. Y el ladrón del trono se reclina. El partidario pasea la maleta con el doble de oro. El valiente tiene dinamita en el carruaje. Ambos corren por el Río del Fuego. Dependiendo del mirar, no es el mismo dinero, ni la bomba o el río. Ajeno de todo, en la Caja Fuerte, el viejo hombre que usurpó la corona se refunde y se reclina. El poeta tiene atrás de sí el ejército del reino. El bufón que remedaba la corte murió acribillado de balas. Los insurrectos fueron derribados en la lucha. El Gran Miedo avanza ciudad adentro. En la mesa del banquete, el que usurpó la corona se reclina.

 

 

 

Medievália

 

A rainha está tombada. O escolhido está na jaula. Quem governa é o fraco que usurpou a coroa, que investiu seu cajado contra a gente do reino e que se refestela. A Fome assola os pastos do norte. O gado se vende barato a outros monarcas. A corte não se contenta e come carne dos miseráveis. E o homem que usurpou a coroa se refestela. A cidadela foi tomada por guardas. A gente não tem mais ofício, é impossível cruzar a Praça de Armas sem topar com a doença, o medo, a morte, o grito. No alto da torre, o homem que usurpou a coroa se refestela. A Grande Peste outra vez domina. A crina dos cavalos, o peito das crianças. Morre-se como nunca. Vive-se como antes. Os que podem tratam-se com ensalmos. E o ladrão do trono se refestela. O assecla tem a mala de dobrões de ouro. O ousado tem dinamite no carro. Correm ambos pelo Rio de Fogo. Aos olhos de cada qual, não são o mesmo o dinheiro, a bomba e o rio. Alheio a tudo, na Caixa Forte, o homem velho que usurpou a coroa mergulha e se refestela. O poeta tem atrás de si o exército do reino. O bobo da corte que fez a caricatura morreu crivado de balas. Os insurgentes tombaram na luta. O Grande Medo avança cidade adentro. E, na mesa do banquete, o que usurpou a coroa se refestela.

 

 

 

¿Y para qué poetas?

 

El poeta se extiende en el libro y el libro se llama O Pau do Brasil. Elemento nocivo, repulsivo, de cañería, comunista, poeta escupitajo, de garganta roja, inmunda, de las honduras de la literatura. El poeta que se explaya en la llama de la escritura, en el sarcófago de las librerías acabadas; él no se salva de la oreja hendida de otro poeta que lo valida, él, que no se apuesta por ningún premio o manifiesto: el poeta es un resto –flotando en la manteca del capitalismo. En la arruga sebosa del cinismo, un poeta trama con otro una batalla contra el fascismo, una antología, un encuentro, un recital, una bacanal de palabras que no saldrán en televisión. ¿Quién lo lee? Hay rastros de sus versos en el Gramacho, aquellos que nadie leía: residuos. Principio de esperanza de la utopía barbuda, como la barriga rotunda del luciferino –¿cuándo vendrá? Y aquellos viejos poemas de Maiakovski, ¿qué decir? En torno a los poetas, marcharán a la tormenta. Hay una jauría de píldoras fuertes navegando en un mar de cabellos prematuramente blancos. Ismálias orilladas en los edificios, una lengua hilada en cada mueca, una imagen en cada callejón, un soldado en el gueto, un amigo en la fosa, una memoria insepulta. Hay una pila de procesos judiciales empodrecidos, de la que todos los poetas sienten vértigo frente a la tempestad que avanza.

 

 

Poetas para quê?

 

O poeta se deita no livro e o livro chama O Pau do Brasil. Elemento nocivo, repulsivo, do esgoto, comunista, poeta do perdigoto, de uma garganta de vermelho imundo, das profundas da literatura. O poeta que se deita na chama da escrita, no sarcófago das livrarias findas, o que não se salva da orelha fedida de outro poeta que o valha, o que não se cacifa com prêmio ou manifesto, o poeta é um resto – boiando no chorume do capitalismo. Na dobra sebosa do cinismo, um poeta trama com outro uma batalha contra o fascismo, uma antologia, um encontro, um sarau, todo um bacanal de palavras que não vai passar na tevê. Quem o lê? Há rastros de versos no Gramacho, aqueles que ninguém lia: resíduos. O princípio esperança da utopia barbuda, como a barriga rombuda do luciferino – quando virá? E aqueles velhos poemas do Maiakovski, o que dizer? Em torno dos poetas, o pau vai comer. Há uma matilha de comprimidos fortes navegando num mar de cabelos prematuramente brancos. Ismálias na beira de edifícios, uma réstia de língua em cada visagem, uma imagem em cada beco, um soldado no gueto, um amigo na vala, uma memória insepulta. Há uma pilha de processos apodrecidos, que todos os poetas sentem vertigem ante a tempestade que avança.

 

 

 

 

Del desierto nacional

 

Adélia posterga el poema de las papas, Adília pospone el de las cucarachas, Clarice aún reversa las alas, planta fresa en el desván. Clara quería, pero no hay más mujeres aquí. Carolina sesea parnasianicies en el Escondrijo más sombrío. Ovarios robados. Vaginas vengativas. Adélia familia de nadie, Adília depravada de sí, una Hilda canina que aúlla: yo, poeta de carroña. No hay más mujeres. Hembras prohibidas en el territorio nacional; al mandatario ni refundido entre las bolas se le para. Sigue sin arrancar. ¿Y ahora, huevón? Sus pelotas desplomadas no gobiernan ni a la bella recatada. Si en verdad tuviese bolas serían de billar, y no una solución. De los dedos de ajuga del Nosferatu senil escapan senos, sufragios y centenas de millares de orides fontelas. Ninguna ministra está en su lista de compras. Adélia admite la sinrazón de las papas. Adília el poder de las cucarachas entre la podredumbre presidencial. Hilda, aleluyas obscenas. Adélia, Adília, Carolina, Clarice y Clara. Cuántos días en mi país sin ver a ninguna mujer pasar. Ninguna.

 

 

Do deserto nacional

  

Adélia adia o poema das batatas, Adília adia o poema das baratas, Clarice ainda avessa às asas, planta morangos nos desvãos. Clareza queria, mas não há mais mulher aqui. Carolina cicia parnasianices no Canindé mais sombrio. Ovários roubados. Vaginas vingativas. Adélia família de ninguém, Adília devassa de si, uma Hilda canina uivava, eu poeta carniça. Não há mais mulheres. Fêmeas proibidas em território nacional, até o mandatário brocha reencontrar seu culhão. Culhão não há mais. E agora, cuzão? Sua caralha michada não governa nem a bela recatada. Se tivesse bolas seria bilhar, não solução. Dos dedos agulha do Nosferatu senil escapam seios, sufrágios e centenas de milhares de orides fontelas. Nenhuma ministra na sua lista de compras. Adélia admite a desrazão das batatas. Adília o poder das baratas na carcaça presidencial. Hilda, aleluias obscenas. Adélia, Adília, Carolina, Clarice, Clareza. Quantos dias no meu país, nenhuma mulher a passar. Nenhuma.

 

 

 

 

Tropicalón

 

Arden las pajas de la choza tapuya. Bemba en la botija, jeta en la totuma. El delator manda más que el presidente: entra por la puerta trasera, sale por la puerta del frente. La carroza se destroza en una curva. Los muchachos de la prensa jugueteaban: ¿quién será ahora el jefe de la pandilla? No era Collor, no era Lula, no era el Dólar, no era Dirceu ni era yo. Mandamás no es quien madruga, es quien calcula, quien inventa y paga la ley; quien culea al presidente, al senador, a la justicia y su bistec en portadas de revista anuncia. Es un entendido, no un lerdo, es el más sagaz. Cae el rey de oros, cae el rey de polvo, cae y nada queda. El viejo mandatario, arreglado, atravesado, en su defensa grita el crimen perfecto; viene a hablar de rieles, pero ya vendió los trenes. No sirve más para mayordomo, ni para vigilar el carro del patrón; no aguanta hasta el final, comienza a fallarle el riñón, no aguanta sentado ni de pie, escasean senador y diputado para limpiarle el rabo; pobre zamuro  endiablado, no aguanta una más, y ya hay quien clama por derechas ya.

 

 

Tropicão

 

Ardem as palhas da tapera tapuia. Beiço na botija, focinho na cuia. Delator manda mais que presidente: entra pela porta dos fundos, sai pela porta da frente. A carroça se destroça numa curva. Os meninos da imprensa brincavam: quem é o chefe da quadrilha? Não era o Collor, não era o Lula, não era o Dólar, não era Dirceu nem era eu. O chefe não é o que madruga, é o que calcula, o que inventa e paga a lei; o que enraba presidente, senador e justiça, e anuncia seu bife em capa de revista. É dos espertos, não dos lerdos, é dos sagazes. Cai o rei de ouros, cai o rei do pó, cai, não fica nada. O velho mandatário, arregalado, empalado, em sua defesa grita sobre o crime perfeito, vai falar dos trilhos, mas já vendeu os trens. Não serve mais para mordomo, nem para vigiar o carro do patrão; não aguenta até o fim, começa a lhe falhar o rim; não aguenta em pé nem sentado, escasseiam senador e deputado para lhe limpar o rabo; o pobre urubu encapetado não aguenta nem a semana, já tem até quem clama por diretas já.

 

 

 

 

La canción del exilio

 

Mi tierra tiene palmeras donde orina jucá. Las leyes que alguna vez existieron no funcionan más por allá. Mi tierra tiene panes de azúcar para el turista fotografiar; negras bonitas para comer, golpear, matar. Mi tierra tiene mayordomos, clanes, clubs de tiro, linajes; y cada noche, de lunes a domingo, se juega a policía y ladrón. Mi tierra tiene palmeras y ya casi militares. Que zeus no me permita sufrir en las mazmorras de la febem, del depê o del jecrim. En una tierra así de grande, con tanta naturaleza y tan poca historia, ¿por qué falta la memoria para preguntar quién dispara? Mi tierra tiene cocos, tiene huecos, tiene culos y parrandas; mi tierra no tiene negros, solo morenos y mulatas, todo el orgullo de la comunidad. Y para los machos de verdad: vaselina y culos infantiles. Mi tierra no tiene libros, pero tiene cirios; no tiene lectores, pero tiene amos –de traje no siempre bien cortado– que cargan biblias sin conmoción. Mi tierra tiene milicos, tiene al mito, tiene a michel, tiene a pezão. Mi tierra tiene tortura, atentados a la cultura y crimen estatal. Constitución no necesita, carmen lucía  con convicción todo autoriza. Mi tierra sí tiene dueño, tiene cargas de tortura, desobediencia y esclavitud. Al anochecer, pienso y me rasgo entero al preguntar: ¿para qué tanta palmera, tanta amazonia, tanta estupidez, si todo acaba en jucá?

 

 

A Canção do Exílio

 

Minha terra tem palmeiras onde mija o jucá. As leis que alguma vez havia não funcionam mais por lá. Minha terra tem pães de açúcar para turista fotografar, pretas bonitas para comer, bater, matar. Minha terra tem mordomos, castas, clãs e clubes de tiro, e toda noite, segunda a domingo, brinca-se de polícia e ladrão. Minha terra tem palmeiras e quase já tem militar. Não permita zeus que eu sofra nas masmorras da febem, do depê ou do jecrim. Numa terra assim de grande, tanta natureza, tão pouca história, por que falta a memória para perguntar quem dá os tiros? Minha terra tem o coco, tem o oco, tem as bundas e os festejos, minha terra não tem pretos, só moreninhos, mulatinhas, tudo orgulho da comunidade. E para os machos de verdade, vaselina para os cuzinhos infantis. Minha terra não tem livros, mas tem círios, não tem leitores, mas senhores — de terno nem sempre bem cortado — que carregam bíblias, mas não se comovem. Minha terra tem milico, tem o mito, tem michel e tem pezão. Minha terra tem tortura, atentados à cultura e até crime estatal. Constituição já não precisa, camelúcia é que autoriza, de acordo com a convicção. Minha terra, sim, tem dono, tem o ônus de tortura, desmando e escravidão. Ao cismar sozinho à noite, me coço inteiro a perguntar: para que tanta palmeira, tanta amazônia, tanta besteira, se tudo se acaba em jucá?

 

 

 

 

El Descubrimiento

 

Son once muchachos bien negros o bien pardos o bien rubios, con el pelo perfectamente cortado, bien niños, a veces como monos que en las piernas controlan dólares, que en los hombros cargan balones y en sus espaladas acumulan el peso de la Historia. Son tan pobres que igualmente billonarios visten el amarillo oro de los burgueses asalariados que se imaginan millonarios y odian a los pobres negros jugadores de fútbol. Es cada cuatro años, cuando llega la democracia, la hora de votar en la tierra de los pequeños fascismos, cuando cimientan los abismos para que todos puedan aclamarse perros callejeros. Porque los muchachos casi negros o poco pardos, de pelo oxigenado, nunca golpearon las ollas, nunca bebieron champagne, nunca se hicieron un selfie con los guardias en la tierra de la democracia racial, en cambio lloraron porque les causa temor hacer gol con sus pelotas, con sus travesaños, con sus obstáculos, y con todo lo mejor que ha de caber en la red en nombre de la nacionalidad. Quizá los niños muy negros la pasen mal cuando les pidan una opinión, y conmemoren goles con los brazos arriba, miradas al cielo, con la camiseta amarilla de algún patrón. No calculan por qué aplaudimos a esos loros mulatos, recompensados con pasaporte europeo, con nuevos yates, con buhoneros, con terratenientes que los compran y los venden. ¿Desde cuándo estos patos negros influencian el mercado y las elecciones? Solo sé que son once niños, muy negros y bien formados, con vergüenza exacerbada de sus pelos afros, que de verlos muy bien, por tantos años, días y minutos al hilo, no tenemos ninguna vergüenza.

 

 

O Descobrimento

 

São onze garotos bem pretos ou bem pardos ou bem loirinhos, com os cabelos mui trabalhados, bem meninos, mas às vezes macacos, que nas pernas controlam dólares, nos ombros carregam bolas e nas contas acumulam o fardo da História. São tão pobres que mesmo bilionários vestem-se do amarelo ouro dos burgueses assalariados que se imaginam milionários e que odeiam pobres pretos jogadores de bola. É que a cada quatro anos, quando chega a democracia, e é hora de votar na terra dos pequenos fascismos, cimentam os abismos para que todos possam torcer-se, vira-latas. Porque os garotos quase pretos ou mui pouco pardos, de cabelos oxi-negados, nunca bateram panelas, nunca beberam champanhe, nunca tiraram selfie com os guardas na terra da democracia racial, mas choraram porque lhes dá temor o gol com suas bolas, com suas traves, com seus entraves e com tudo o mais que na rede há de caber em nome da nacionalidade. Talvez os meninos mui pretos passem mal quando lhes pedirem uma opinião e comemorem os gols com socos ao léu, olhares aos céus, com a camiseta amarela de algum patrão. Não calculam porque torcemos por esses mui louros mulatos, recompensados pelo passaporte europeu, pelo novo iate, pelo mascate, pelo feitor que os comprou ou vendeu. Desde quando esses pretos mui patos influenciam mercados e resultados de eleições? Só sei mesmo que são onze meninos, mui pretos e bem formados, com as vergonhas exacerbadas de seus cabelos pixains, que de os muito bem olharmos, por tantos anos, dias, minutos a fio, não temos nenhuma vergonha.

 

 

 

 

Generalidades

 

General Generalísimo Generaludo. General que nada sabe y todo dice. General generalmente  en trincheras, en parlamentos, en cuarteles y en el tribunal. General gran cabeza, gran idea, general del ideal liberal nacional. General gentil como nuestra gente, general contento de poder generar y generalizar. Oh, general, tome su estrella de punta afilada e inserte su insignia brindada por el presidente en medio del ojo de su palacio de zorzal. Oh, general, tanta vaselina untó en la bayoneta que no necesita censurar pauta alguna, ni grabación o tachadura, ahora el periodista sabe lo que más le gusta conversar. General galante y moderno, ¿general, cambio de look?, ¡hoy la bota brilla en la favela, en twitter y en facebook! General miedoso de la comisión de la verdad, general cuya verdad no necesita conmocionar: ley del más fuerte, cortina de humo y deje las cosas como están. Mis mayores pésames, corteses, el día en que usted aceptó, candidata, candidato, la mano amiga del generalato, para huéspedes ser y mamar sobacos dentro del traje de gala estatal. El candidato se encoge, se arrodilla frente a la bayoneta, abre las piernas y siente el fuego que quema solo de la fuerza armada entrar. Entra por el centro, por la fosa, entra el golpe por la derecha, y deja a la diestra curucutear. Todos quieren foto con la sapiencia del general, biónica, histriónica, que en la cámara kirlian da señales de quedarse y apenas comenzar.   

 

 

Generalidades

 

General Generalíssimo Generaludo. General não sabe de nada, mas fala de tudo. General pega geral em trincheira, em parlamento, em caserna e até em tribunal. General da cabeça grande, da grande ideia, general do ideal liberal nacional. General gente como a gente, general contente de poder generalar e generalizar. Oh, general, pega a sua estrela de ponta afiada e enfia a comenda ofertada pelo presidente no meio do olho do seu palácio do jaburu. Oh general, passou tanta vaselina na baioneta que nem precisa censurar pauta, gravação e caneta, que jornalista agora sabe o que deve gostar de falar. General galante e até moderno, general mudou o look, hoje bota panca na favela, no twitter e no facebook. General só tem medo de mais comissão da verdade, porque a verdade do general não precisa se comissionar, a lei da vantagem, cortina de fumaça e é só deixar como está. Meus melhores pêsames, corteses, no dia em que você aceitou, candidata, candidato, a mão amiga do generalato, para virar freguês e mamar sovacos dentro do fardão estatal. Candidato se encolhe, ajoelha para a baioneta, abre as pernas e sente o fogo que queima só de a força armada entrar. Entra pelo centro, pela venta, entra o golpe pela direta e deixa até na destra futucar. Todos querem foto com a sabedoria do general, biônica, histriônica, que na foto kirlian dá sinais de estar a só começar.

 

 

 

 

 

Sobre el traductor

Jesús Montoya (Tovar, Mérida, Venezuela, 1993). Es Licenciado en Letras mención Lengua y Literatura Hispanoamericana y Venezolana por la Universidad de Los Andes y Magíster en Estudios Literarios por la Universidad Federal de São Carlos, universidad donde actualmente cursa el doctorado en la misma área. Ha publicado Las noches de mis años (Monte Ávila Editores, 2016, Premio de Obras para Autores Inéditos) y Hay un sitio detrás de los incendios (Valparaíso Ediciones, 2017, I Premio Hispanoamericano de Poesía “Francisco Ruiz Udiel”). Su obra más reciente, Rua São Paulo (Fundavag Ediciones, 2019), obtuvo el II Premio Franco-Venezolano a la Joven Vocación Literaria. Tradujo el disco de poemas Catecismo salvaje (El Taller Blanco Ediciones, 2021), del poeta brasileño Wilson Alves-Bezerra. Pertenece al comité de redacción de la revista POESIA de la Universidad de Carabobo. Participó en la residencia virtual Looren América Latina “O que estamos traduzindo?” (2021), con el apoyo de SpecimenThe Babel Review of Translations y la Fundación Pro Helvetia.

También puedes leer