Poesía venezolana: Carmen Verde Arocha

Leemos algunos textos de la poeta venezolana Carmen Verde Arocha (Caracas, 1967), publicados en Magdalena en Ginebra. La concubina y otras voces del fuego. Poesía reunida (LP5 Editora, 2022). Verde Arocha también es editora y profesora universitaria. Directora-fundadora de la Editorial Eclepsidra. Ha publicado, en Poesía: Cuira  (1997-1998), Magdalena en Ginebra (México, 1997), Amentia (Premio anual de poesía Arístides Rojas de la Contraloría General de la República, 1999), Mieles (2003), Mieles Poesía reunida (2005),  En el jardín de Kori (2015), Canción gótica (2017).Ensayo: Cómo editar y publicar un libro.  El dilema del autor (2013-2017-2020), El quejido trágico en Herrera Luque (1992). Entrevistas: Al tanto de sí mismo: conversaciones con Alfredo Chacón (2021). Rafael Arráiz Lucca: de la vocación al compromiso. Diálogo con Carmen Verde Arocha (2019).

Considerada por la crítica como una de las principales exponentes de la poesía venezolana, Carmen Verde Arocha nos regala este volumen que reúne su poética. Contiene a su vez ensayos realizados sobre su obra por José Luis Morante, Santos López, Luis Miguel Isava, Rafael Arráiz Lucca y Alain Lawo-Sukam. Están aquí las memorias de la infancia, la tradición judeo-cristiana, el sueño y la demencia (Magdalena en Ginebra; Amentia). Lo autobiográfico, el misterio, el mundo onírico, lo femenino y lo erótico (Mieles; En el jardín de Kori). El desconcierto, la premonición de la existencia amorosa y el pensamiento del rastro en las versiones de los poemas de Canción gótica y de Cuira, versiones que funcionan como metáfora de la incesante búsqueda espiritual y la evidencia de la transformación constante.

La poética de Carmen Verde Arocha expone los arquetipos femeninos en relación. Extraídos de su contexto original, los hace dialogar con otros tiempos y espacios. Sin proponérselo concuerda con lo que el filósofo caribeño Édouard Glissant llama «la nueva literatura épica», multilingüe, incluyente, diversa, estableciendo relación entre su comunidad y la comunidad-mundo. Carmen evidencia las encrucijadas de la vida hasta la muerte y más allá, transformando cada vivencia en belleza; nos brinda un tiempo que es río, tejiendo vínculos con sueños que se hacen lenguaje en nombre propio y colectivo.

Carmen Verde Arocha, edifica verso a verso su vasto imaginario donde todos los posibles cruces son visiones: Guaicoco, Ginebra,  Jerusalén, Madrid. El río Cuira, la casa materna, diversas mitologías, escrituras sagradas y profanas, animales exóticos, plantas medicinales y el color amarillo de su alma luminosa que transita de principio a fin este vibrante volumen. Constituyendo así, una lectura indispensable tanto en el presente como en la posteridad.

Gladys Mendía

magdalena en ginebra

 

I

Bailé en Ginebra
ciudad
de jardines
con olor a mar
silbidos de trenes
y simulados
parajes montañosos
con anécdotas de muerte

A lo lejos una orquesta
de otros tiempos
ha tocado para mí

Mis pies
danzaban en la tierra húmeda

Los eucaliptos
iban hacia el lugar desnudo

El viento
me amaba con violencia

Los pájaros
venían cansados de lo profundo

Y en mi interior
el eco de los pasos
se prolongaba
como una campana de monasterio
que suena con pereza

 

II

Ignoraba
que en la vida
había pesadumbre
Creíame eterna
Perversa
Intocable

Entre surtidores
humedecía los pies en las fuentes
de parques con glorietas

Vinos y manjares
extendían mi destino
más allá de los bosques

La ironía de los lagos
diseñaba una vida andrajosa

Caí
Conocí vidrios en el Paraíso

 

 

III

El silencio cerró las heridas
aunque el anhelo era
un temprano despertar
hallar el rincón de una iglesia
con muros entramados
o una extensión de césped
y dormir tranquila
aunque debajo de esas nubes
que parecen protegernos
no existe un sueño para mí

 

 

 

IV

He burlado desde adentro la noche

Quiero otros paisajes
caminar por la calzada de sus barrios
buscando sus pedazos
tropiezo con mi sombra

Miro los días
no hay aves
ni persona alguna
a quién decirle
que me aflige
ver solo árboles
creciendo de la tierra

 

V

El miedo es felicidad
aunque sea estéril
en un campo que perdemos cada noche
los años vienen a la memoria
en el deseo de un hijo
que exalta el insomnio
en este sueño
que me asila o me expulsa
hacia el viento
tenue
sin ruido
cerca de la lluvia
adverso mendigo de las rocas
no hay más hojas en los recuerdos
si lo que anhelo es fertilidad
en las tierras del amor

 

VI

Amanece
mi sombra
en el horror
de una luz que no entreveo
risueña
creo que la soledad es alegría
y que este cuerpo
oculto
debajo de la ropa
es como un ciego labrador

 

 

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