Sobre Esdrújulo monstruo, animal de lágrima en sus ojos amarillos de Francisco Trejo

Francisco José Casado Pérez reseña el nuevo libro del poeta mexicano Francisco Trejo, Esdrújulo monstruo, animal de lágrima en sus ojos amarillos (Praxis, 2022). Con este poemario, Trejo mereció el Premio de Poesía Editorial Praxis 2021, certamen internacional, organizado por esta editorial con cuarenta años de actividad. Francisco José Casado Pérez, (Ciudad de México, 1990) es Arquitecto y poeta. Ha sido publicado en revistas digitales, fanzines y antologías latinoamericanos. Cuenta con la Mención Honorífica del Premio Internacional Bruno Corona Petit de Poesía 2020 y 2022; Ganador del I Concurso Literario Eiruku Ediciones 2021; y el Premio Internacional de Poesía “Don’t read” 2021 por su poemario Para mirar los pasos (2021), editado por Escrúpulos Ediciones.

 

 

 

 

Morder la vida:

Esdrújulo monstruo, animal de lágrima en sus ojos amarillos [2022], de Francisco Trejo

 

En el mundo, tradicionalmente, la muerte de un ser querido se acompaña con bebidas y comida en su honor; se tienden manteles mientras los fuegos hierven aromas que rebalsan la cocina inundando el hogar, preámbulo reconfortante del espíritu que todavía llora la ausencia física del ser querido, porque, como dicen Noemí López Trujillo y Virginia Mendoza (2018) “la gastronomía juega un papel muy importante: masticar es sobrevivir. Nos recuerda que seguimos vivos y que una de nuestras funciones vitales es alimentarnos.”

El binomio de comida y muerte se vincula en muchos niveles, desde que lo comido debe morir en favor del platillo que a su vez dará vida a su consumidor, así como también la muerte de los comensales por efectos del alimento: reacción alérgica, infecciones, parásitos; algunos incluso por envenenamiento estadístico, como el ingerir pez globo (Fugu (河豚, 鰒, フグ) sin cuidadosa preparación, así como también por un simple atragantamiento.

Otro nivel simbólico del binomio se articula en varias tramas literarias y cinematográficas: Conan Doyle y sus cinco semillas de naranja (The Five Orange Pips, 1891) a modo de amenaza de muerte, así como la película animada Kimi no Suizō o Tabetai (君の膵臓をたべたい): Quiero comerme tu páncreas, 2018, dirigida por Shin’ichirō Ushijima, que parte desde la antigua creencia de que para curar un órgano enfermo, el paciente deberá comer una o varias veces el órgano homólogo de algún animal.

Con ello en mente, cabe preguntarse, ¿seríamos capaces de devorar la enfermedad de otro?, ¿le ofreceríamos nuestro páncreas a quien tiene algún mal de dicho órgano?, ¿a quiénes recordamos al comer? Son algunas de las preguntas que rondan entrelíneas de Esdrújulo monstruo, animal de lágrima en sus ojos amarillos, Premio de Poesía Editorial Praxis 2021, de Francisco Trejo [Hernández], 1987, ensayista, poeta e investigador mexicano.

Compuesto por 71 páginas, divididas en cuatro secciones, Esdrújulo monstruo…, es la manera en que Francisco entrega al lector una elegía y duelo por la pérdida de una madre a causa del cáncer. Proceso que a lo largo del texto hará constante referencia a las canciones Watermelon in Easter Hay del álbum Joe’s Garage [Act:III] de 1979 y Camarillo Brillo del álbum Over-Nite Sensation de 1973, del músico –y prominente guitarrista– norteamericano Frank Zappa (1940-1993), con especial detenimiento en la fruta Citrullus lanatus, la sandía.

 

<<Watermelon in Easter Hay>>, a falta de cuerpo. […] 5. Muerdo mis memorias en un trozo de sandía. 6. La sandía es un hombre joven que se desangra por dentro. […] 8. Beatriz olvidó el nombre del que escribe aquí el suyo. […] 10. La derrota de la carne es la soledad como vestido. 11. La soledad es la sed de todos los años de mi carne. 12. ¿Qué se hace con la sed de los metales? Hay agua, es verdad, pero sólo la herrumbre sacia su sed que tuerce al hierro. […] 15. Siento el exilio de la vida con la parte del corazón menos petrificada. Como un choque de estrellas, he deseado ser mi polvo: borrar el aspecto mutilado de mi estatua. […] 17. Pienso el páncreas de mi madre como una sandía, y no como un órgano enfermo. Si no coinciden los elementos del símil, es porque en la zozobra, las dimensiones del mundo no armonizan con la sustancia interna fragmentada. […] 20. El cáncer es un monstruo que ocupa la belleza. 21. Un monstruo ocupa la poesía. 22. Un monstruo no es sino el miedo ensortijado de la muerte. […] 24. Sólo la poesía es capaz de tocar la enfermedad del mundo. (Trejo, 2021, 11-12)

 

Trejo dispone una ruta crítica y circular para el poemario: la relación entre una madre enferma de cáncer pancreático (“<<esdrújulo monstruo en la mujer, animal de lágrima en sus ojos amarillos>>” (Ibíd., p. 31)); Beatriz, elusiva efigie del sueño Dantesco; la sandía como eje metafórico del cáncer y medio mnemónico del yo poético para recordar nostálgicamente a la madre: “Un día sin la carne de su fruto, era un día sin Dios mismo.” (Ibíd., p. 21) y por último a Frank Zappa de fondo musical (Ibíd., p. 20); “Las grandes canciones son prótesis de los huesos que hacen falta” (Ibíd., p. 40). A pesar de su sencillez en la cantidad de elementos, cada uno aporta una calidad acumulativa de poesía en su forma prosística de relatar el vaivén del presente, en el camino a casa que no puede evitar volver a ver lo ocurrido.

A todas las historias les llega su tiempo de maduración, igual que a cualquier fruto. La historia de mi madre –o el amor de todas sus historias– inicia en el azufre de sus ojos. Y termina aquí, en el recuento, con mi nostalgia, en forma de hoz que la cosecha. (Ibíd., p. 25)

La voz poética, in exrtema res, testifica su búsqueda de pactar lo real de su pérdida:

 

Soy el que escribe la vida y sus ruidos a bordo de un camión que cruza la urbe, de norte a sur en su desierto […] Busco otros motivos y sirenas, otros lagos para soltar los peces de mi voz, como cardumen de sangre, desde los órganos heridos. (Ibíd., p. 15)

 

Así como también intentar una suerte de consuelo:

 

Si los pies no responden al deseo de estar en otro sitio, entonces viajo sobre unos neumáticos, como quien viaja por su silencio perenne. Pienso en llegar al origen del agua, tanto como pienso en la sandía que se parece al páncreas de mi madre. (Ibíd., p. 19)

 

Cuando alguien extraña, al soñar construye las formas que tiene la soledad. Yo, por ejemplo, cuando cierro los ojos imagino un erial con zapatos sin pares –y están ahí, como pájaros insomnes, negros de sol y de silencio–. (Ibíd., p. 27)

A través de un cierto tipo de duelo, dando cuenta que también hay algo poético en ese estado:

 

Aquella vez, después de darme un beso, mi madre me dejó un surco en el rostro. Luego la ingresaron al hospital en una camilla. Vi su cuerpo a lo lejos, pálido de voz, y parecía una escultura en porcelana a punto de quebrarse. Su enfermedad pintó de ocre mi mejilla, como el sol pinta las nubes del ocaso. He tratado de arrancar su beso de mi carne, pero no hay filo en la zarpa del poema. (Ibíd., p. 46)

 

Las sandías que sembró mamá, hace poco dieron sus primeros frutos. ¿Cómo pudo ocurrir tanto verde, tanto amor en una mujer? ¿Cómo es posible que una ínfima semilla, para dar la cara al sol, haya levantado todo el peso de la tierra? (Ibíd., p. 52)

 

Llevo en mi dolor las semillas de mi madre –y las de Beatriz, que he de guardar en el texto, para que vuelvan a germinar como una mano más abierta–. (Ibíd., p. 69)

 

La habilidad y calidad lírica de Francisco Trejo en Esdrújulo monstruo…, es muestra de lo que hace poco mencionó Pura López Colomé en una sesión del laboratorio que imparte en NOX Escuela de Escritura Creativa, sobre que la poesía contemporánea se escribe desde lo personal, dimensión diametralmente opuesta a lo confesional, ya que este velo tamiza el decir lo justo de lo necesario, hecho que en la sinuosidad del texto y el uso de los elementos centrales queda patente.

Un hecho similar puede verse en The Midnight Gospel (2020), serie animada creada por Pendleton Ward (animador) y Duncan Trussell (comediante y podcaster de The Duncan Trussel Family Hour), que en su octavo y último episodio: “Desde adentro”, donde Trussell dialograría profundamente con su madre, paciente de cáncer terminal, tiempo antes de fallecer, que aunado al diálogo cíclico, resaltan la noción simbólica de Trejo sobre la sandía: como el cáncer de páncreas, siendo una planta rastrera, su impacto solo es perceptible cuando crece su fruto de carne colmada de nutrientes y de muerte, ya que sus semillas contienen amigdalina, precursor del cianuro, pero que afortunadamente solo podría afectarnos si se masticaran crudas.

Esdrújulo monstruo… es una gran aportación de Trejo en el terreno de las poéticas sobre la enfermedad, muerte y duelo, al proponer desde la perspectiva, tanto del familiar directo como del enfermo, que aparte del dolor físico, el dolor emocional es también un síntoma con origen y remedio. Dialécticamente, la muerte implica la imperiosa necesidad de morder la vida, siempre; a pesar de lo inapetente y asqueado que pueda estar; hay que tragar el hecho de que la muerte, así como el platillo más delicioso, de alguna manera, también nos nutre.

 

 

 

Referencias

López Trujillo, Noemí; Mendoza, Virginia (03 de febrero de 2018). El muerto al hoyo y el vivo a la mesa: los clásicos de la gastronomía funeraria. El Comidista, Diario El País. https://elcomidista.elpais.com/elcomidista/2018/01/24/articulo/1516819368_814417.html
Trejo, Francisco. (2021) Esdrújulo monstruo, animal de lágrima en sus ojos amarillos. México: CL Editorial Praxis, S.A. de C.V.

 

 

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