Leemos a los nuevos clásicos de nuestro idioma, a los autores que dan forma al presente de la poesía en lengua española. Los textos están acompañados de una breve entrevista sobre poética. En su conjunto, poemas y respuestas, bosquejan un retrato del autor, fragmento identitario de la poesía actual.
Domingo de Ramos (Perú, 1960) fue co-fundador del Movimiento Kloaka (1982-1984). Estudió Sociología en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ha publicado los libros Poemas, 1986; Arquitectura del espanto, 1988; Pastor de perros, 1993; Luna cerrada, 1995; Ósmosis, 1996 (Premio COPE de Poesía Petroperú); Las cenizas de Altamira, 1999; Erótika de Klase, 2004 (Premio de Poesía Erótica “Carlos Oquendo de Amat”); Pastor de perros (Antología), 2006; Dorada Apocalipsis, 2008; Demolido Fuego, 2010; Cartas desde la azotea, 2011; Lima Pop (Edición Bilingüe italiano- español), 2012 y Los salvajes del sur (editorial horizonte, 2018). Según Zapata y Mazzotti, la poesía de Domingo de Ramos “se aleja del énfasis cotidiano de cierta poesía narrativo-coloquial”. Su dicción, es la propia de los “barrios periféricos de Lima”.
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Alí Calderón
¿Qué le interesa hacer en un poema? O dicho de otro modo, ¿cómo despliega su poética en el texto?
Domingo de Ramos
Alí Calderón
¿Qué cree que ha dejado de ser importante o que ha pasado de moda en la escritura de un poema?
Domingo de Ramos
Alí Calderón
¿Ha leído recientemente poemas que le parezcan significativos o particularmente buenos? ¿Cuáles son?
Domingo de Ramos
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Pastor de perros
Sólo gracias a aquellos sin
esperanza nos es dada la esperanza
Benjamin
I
Y me sumergí en mis recuerdos hoy que es otoño
con aquel silencio quieto de la altura
los temblores de la huida que sacudió mi pelo
yo al abrazarte mis recuerdos se me revelan suavemente
como una hoja remarcando mi distancia
entre tú y yo vuelto y encrespado
de este calor que me falta a los pies
a esta tiesura desmesurada que aborda solitaria
en mi cama pesadumbre de humo tiznando
el papel que no grita ni chilla que se abre
y se cierra ciclos de hierro festoneando
mi puerta al pie de las aguas más oscuras
Tú me vienes a desvelar el camino
una historia que busca y busca
una boca un vicio una mano
la curvatura la dulce colina la faz umbría
el repuje de los pelos tu sordo resplandor
vacía llama escarpada como abismo al atardecer
me traga yo que voy y vengo desde entonces
por otra puerta por otros cinco que huyo
confundido entre las matas indecisas y copiosas
por un viento ríspido cortado en cuerpo
te oigo decirme como una lepra estruendosa
“Oh noche que me guiaste / oh noche más amable que la alborada
oh noche que juntaste / amado con amada
amada en el amado… abrazados”
Oh noche en que disuelves tus largos brazos
como un gran hocico arrumbándome contra la melaza
tendida que es esta cama que me aprisiona
difusa como un lindero entre el sueño y la sombra
Yaces insegura desmazalada lluvia que goteas en mis ojos
no eres frescor ni ardor sino este fluido obsesivo
despanzurrado como un trozo de mar en las ayunas
Fuiste y serás diferente a mi espada a mi puente
a mi extremada compostura nocturnal perra desdibujando
la luz de mi esqueleto de este mundo que yo ya perdí
cálido y ovalado como tu rostro y tu boca aguanosa
aguanosa rumoreando suavemente como un violín
bajo mi cuello y mi inocencia de sabueso esquilmado en el camino
Dejo mi realidad mi más profunda desnudez
y veo la arena como calma la leche la sombra
con un horizonte clavado en la espina
y te dije “El amor es el infinito puesto al alcance de los perros
y yo tengo mi dignidad”
Para entonces un viento feyo y bronco me atravesaba hacia el
extravío en medio de dos caminos como gemelas campanas
doblándose en el desierto. Yo era aquel indigesto frejolero
de puertos y calles enjutas y carretillas al paso
Yo vivía de ti para huir a impalpables e infranqueables cuartos
donde tú me abrías a toda esa locura inalusiva y pura
aceptando tu apariencia del que desayuna sin rostro
bajo la luna como un niquelado bulto que se desangra
a un instante a un llamado habitable e insidiosa
del que viene a acantilarme a desaguarme
El es una punzada táctil que te consume
Yo un denegado con mis tubos pantalones inflándose
de pétreos olores sostengo un incendio a media asta
desde la noche trotando de vacío aborregándome
entre la vereda de tu pelo tu breve cadera blanca
que repueblan mis manos condenados instrumentos de decapitación
con que te alejo con que te seduzco cuando me oyes llegar
como salto de lluvia son mis pasos en tu calle
y silban como vieja ventisca bajo tu cuello
rompiendo el oscuro nudo con que me zafaste
y fresco y salvaje me despedazo en tu voz
modulándose en mi quejido
de animal corrupto y vasto
solo inexacto feroz
como un cuello crispado y seco a bocinazos
y todo lo que no eres lo que no soy
ciegos pájaros hostiles ciegos pájaros de la leña
que van errados en las noches como relejes oscilando
entre la hierba bloqueando la orilla
la orilla de tu pelo la tela durmiente el paño de tus ojos
horizontal
cuando no me miras ya no sé del odio
ya no sé del cuerpo que esculpo como una rueda
ya no sé de la muerte de tu muerte
de estar loco y sucio
diverso reconciliado atronado omiso omiso omiso
para ti en esta incachable luz restaurándome
en la pista carbuncosa de tus labios
abriéndose como una horca
Tú ya no puedes saber después del vacío
el vacío del pecho el vacío del vientre
el destierro de los huesos bajo la arena
de tu cuerpo que olvido envejecido
lujurioso tiempo que mis años no alcanzan
ni esa blancura secreta de tus manos
ni ese bosquejo que fueron las líneas de tu rostro
que ahora arden pálidos en mi tela
Otoñal mi corazón yace desolado
entre las sábanas engañosas mar y arena
Imposeíble lecho donde ya nadie se levanta
II
“El amor nos envuelve en una vorágine interminable
donde el pasado es sólo cenizas
por donde los pies caminan inexorablemente hacia el olvido”
Dije esto y acurruqué la cabeza en el desgano
entre garras blancas que me zaleaban por incesantes aguas
que violineaban mis nervios como retazos
como un insecto pulmonado temblando bajo la luna
lloviznando rojas sombras sobre los techos
y relumbrando primitiva entre las junturas de las puertas
la fresca neblina de mayo escoceándome en sueño
tu presencia de perla de ombligo
arenosos y castaños son tus muslos carbonados tus ojos
que se motean al ponerse el sol sobre las esteras
y lo que miro
y lo que palpo
y lo que siento
no eres tú
sino ese aguado rumor de piedras
alzados por aleteos de aves y me detuve en medio del camino
desolado polvo tragando mis horas repicando mis palabras
en tu cemento en tus brazos de escoba que armé en cruz
para no pensar en la cocina o cuando me mira Sarita
desde su cuadro sin vela pareciera que el pasado le hedía
al verme y yo ya no sé llegar a mi casa minuciosamente
fragmentado como un robachancho pustulento
me he hermanado al miedo
me he retumbado entre perros entre muros de caña
membranoso viento que va marchando y yo en ella
ladeándome fecal y arcilloso mientras una turba de niños
me ondean desde los cerros y feroces hacedores de antiguas señas
han desviscerado en mi pecho un conejo blanco
Derramé sudor y laminillas de oro se extendieron al sur
y fulgió un rostro como una costilla rota
y la niña coja me dijo semi-enterrada en mi brebaje
con su cuerpo valvado palabras imprevistas
“Así se rompe se troza se aja
sonámbulas zarpas me lamen el cuerpo
es tiempo de pérdidas y peregrinaje
aquí y allá el fuego se atiza
viciado el espejo en su redondez
no veo la preñez sino el extenso mar desgarrado
turbulencia de sangre vibración quejumbrosa
la bestia de la cúpula se cierne alada en el silencio
y tu cuerpo se confunde entre pezuñas y pelos
no hay abertura no hay salida entonces
tómame tómame hazme el amor por nuestra continuidad
con la escritura de mi lengua con el hueso de tu pelvis
porque ya no es tiempo de alardear es tiempo de guerrear”
Y me senté sobre una tapia derruida
la noche se derrumbaba como un pálpito
los muerteros bajan al fondo de su pozo a mirarse a mearse
Lívidas las cinturas se golpean
y comban el vacío se hoya la arena del mar
Desnóchese / las brumas sumergen mis rodillas
mi acumulación hedonista
la de mis parientes oliendo a cuyada
hasta que acabé pálido como una rata
hasta que acabé en la noche en el entresuelo
al pie del muro harto de la cama deseada
de sus pellejos tibios resquemado por el sudor del catre
cadavérica luna desciende en mi aliento
donde un sol y la noche vaguean bajo la nuca
con tu cuerpo y tu voz que me decía y me deshacía
que me decía y me deshacía
hay veces en forma de perra de huaca de niña ondulante
yendo de trecho en trecho por entre mis dedos
A esa hora mi cabeza era un emplasto negro y derretido
me hedía el barro que se resentía por mi fiebre
el sudor moldeaba diminutas criaturas
Embriaguez ahuecándome en ron con tibias campanadas dentro de mí
que turba mi líquido
que resaquea furiosa mi juramento la del olvido
subiéndose revelándome la risa
después del cansancio el roto suelo el viento redoblando
en mis oídos restañándome en las esquinas
bajo el socavón de las playas
donde una niña duerme resequida sobre cajas de cartón
con la cal de sus ojos tantea al perro la muñeca manca
mi retrato inasible y estos recuerdos vívidos
en este mes de otoño que no garúa maculoso en la soledad
del parque observando la calle que se ensancha
a cada paso que dejo que grabo o repujo como un pasado inesperado
sobre mis hombros y sin ningún acontecimiento a favor
despistado transeúnte desaparecido a cada encendido del semáforo
Me adelanto al dolor Batallo mancomunadamente para estar en paz
con mis perros con el rojo con el sudor del muerto
la oración maneada de mi bestia
el tráfago con que paqueteo y me alimento diariamente
con un suelo inafectivo con raras esferas arrugadas
Y les digo adiós cagándome dulcemente en mis presagios
en el camino en que estos labios arrojados del mar
impresos en este papel como un beso para quien lo lea
y haga Uso del beso por donde mejor le plazca
Les digo adiós en este mes de otoño en que los recuerdos
se me suben suavemente a la cabeza como un tabacazo para
el olvido
De Pastor de perros, 1988.
China pop
Un hombre se desgracia
Una mujer que vuela y cose pañuelos con claveles
a las cinco
Noticias
Ella viste de negro y en las sienes lleva un pájaro salvaje
Tacones un cerquillo húmedo y esos ojos
y noticias que llegan y se sirven en las mesas
para manjar de moscas y fotos y cámaras
Y tu duchándote Catalina
leyendo mis novelas favoritas
De espalda como una tersa erosión en la cama
He de olerte
mientras aquí todo se mueve
y tu diestra ambigua
Tubular tu falda floreada bajo la garúa plástica
como un dolor que mata me voltea
entre sueños y resplandores de metralla
Oh y aquella cobardía
Disección Radio
sobre el flujo nacarado
Bocanada Asma Catalina
Xanax en el corazón y esa desnudez mía y tuya
Cielosolo
Los rescoldos incurables de la borrasca
me dejaron sobrio y enfermo
como una tableta de luna
en el vaso
Y ensabanado a tu nostalgia
en pavimentado lecho
a cada oleada acanalada
sentí el frío de tus muslos
Y después un muelle que muge
como guitarra tosca bajo el vientre
y comprobarás que es ficción lo que piensas
tan desagradable como un pan seco en la garganta
o tu delgadez en el viento
como el amor pasa purísimo a la degeneración de la nada
como puré de los niños rabiosos en las fotos de los padres
Obedeces
Cinturón vacío
Padre mío negado mío
Katalina
El amor es una ficción en el plato caliente
de tu mesa
y yo soy el hombre que se desgració
Es difícil confesarlo Pero se aprende
Y me urge arrojarlo todo por el culo
Esta ley inapelable de los mayores
Estrellar el armazón contra el faro
quemando lo que he adorado
adorando lo que he quemado
Te dediqué Katalina pilas de sentencias
Hogueras de libros
Adoratorios
Observatorios
pepas para fugarse y entrar en tu mente
como anarquía entra el palacio
Curaciones
Dengue
Conciertos con horizontes
que se insertan
en un mundo aritmético
Oh mil cosas para que te fueras
mi china rock mi
virgen pop
Se han terminado las cervezas
Se aceleran las pulsaciones del mar
y allí veo las olas
nunca repetidas
Rabihorcados en las huellas de mis pisadas
Oh Katalina los trajes hollados
el rengueo de los pelícanos
la líquida muestra de tus nalgas
con ese vaivén que rasan las playas
regueros de brumas inertes plumas y troncos
al loco unisón de la noche
y tus uñas escarban ciertos claros
en mi espalda y la luna entra
a la cocina como un huevo
y empapa tu mandil colgado
se humedece las persianas
tu pelo desbocado
Oh china pop baila
el sur es un equilibrio entre las alas
y el amor es un murciélago negro
que nos alcanza con su sombra
que se cuelga en mis costillas
a beberme
el plomo el oxígeno
mi tupida selva
la paraca virgen que asola
y chirría en mi costado
la misma con que me despido de ti
de tu imperdonable cobardía
China pop
De Ósmosis, 1996.
Mi madre duerme
Duerme mi madre
todo se duerme
Nada se aquieta nada susurra
El polvo se arrastra bajo su cama
Se duerme como nunca se ha dormido como un hijo
Se duerme lentamente como nunca nadie lo ha hecho
Ella va y viene en mi cuarto en mi mente en mis huesos
en las escaleras en las cortinas con la flecha que se apaga
como un asteroide volando sobre sus parpados alados
Duerme como el picahielo la cuchara el smartphone y el dedo
Duerme como la película de un joven obtuso
Duerme en ese lugar o en otro solamente duerme
Duerme en los escalones en las puertas En todas partes la noche
La noche por doquier en los rincones en los ojos en la ropa blanca
entre los papeles en el escritorio en el habla estival
en sus palabras en la leña en las tenazas en cada objeto del olvido
En la casaca en los zapatos en las medias en las sombras
tras el espejo en la alcoba en el respaldo del sillón volteado
en las grutas y el ave maría en los crucifijos en las sábanas
en la escoba en la entrada en las zapatillas Todo se ha dormido
Se ha dormido todo La ventana
todo el barrio se ha sumido en el sueño
Los faros amarillos cabecean
se han dormido turbiamente las ojeras
las 37 iglesias se han dormido
Duermen los arcos los muros las ventanas
las pullas nocturnas los adoquines las rejas los jardines
No se enciende una sola luz ni rechina una rueda…
Las combis los ornamentos las cadenas los postes duermen
Duermen las puertas las bisagras los picaportes los garfios
los biombos los cerrojos con sus llaves los pasadores de ida y vuelta
En ninguna parte se oye un susurro ni ruido ni golpe
Solo las nubes crepitan Todo duerme Aún falta para que amanezca
los andenes duermen los asilos se encienden en primavera
como si fueran semáforos crudos los viejos botones caen del cielo
Duermen los cerdos abiertos en el camal el cráneo y el torso
Las casas los traspatios Duermen los perros guardianes
Duermen los sótanos duermen los gatos con las orejas paradas
Duermen las ratas y la gente duerme Lima profundamente duerme
Duerme el velero en el puerto duerme el rayo el granizo
cruje bajo su fondo y a lo lejos se funde con el cielo dormido
Mi madre se ha dormido Y junto a ella duermo yo y el otro mar
La costa castiza se ha dormido sobre el agua mestiza
Toda la ciudad y la isla duerme en los brazos de un mismo sueño
Duermen los eucaliptos los pinos los álamos los cedros los molles
Duermen las laderas los arroyos duermen las cuestas las sendas el Sara Sara
Duermen los zorros el lobo el cóndor También se ha echado el oso
y se han levantado de sus guaridas las guadañas las arañas
También se duermen los pájaros su canto no se oye
No se oye el chillar de la vizcacha no se oye la noche ni
el aleteo de la lechuza La región del altiplano está en silencio
Brilla una estrella Una renegada avanza con paso cauteloso
Se ha dormido todo Todos los muertos yacen alertas
Duermen tranquilos en sus lechos sin pesadillas ni reclamos
duermen los vivos hundidos en camisones y excremento
Duermen solos Profundamente O entre los negros brazos de un desconocido
Todo se ha dormido Duermen los ríos los montes los bosques
Duermen las bestias las aves el mundo vivo y no vivo
Solo la blanca nube vuela y chirría desde los cielos nocturnos
Pero también ahí duermen por encima de todos
Duermen los ángeles Los santos se han olvidado
del mundo azaroso y nauseabundo para su santa vergüenza
El ukhupacha duerme Duerme el bello Paraíso
A esta hora nadie sale de su casa
El Señor se ha dormido La tierra quedó enajenada
No ven los ojos el oído ya no oye
También duerme el demonio Y se durmió a su lado
la discordia en la brisa de la campiña ayacuchana
Duermen los montoneros Duerme el arcángel San Gabriel con su trompeta
Y el tsunami de indios muertos Duerme su espada
Duermen los caballos meciéndose suavemente en el pasto
Duermen las manchas mi hermano duerme
duermen la cúpula de San Pedro el lienzo monostrófico de Leonardo
Mi madre se ha dormido
duerme el vicio la angustia los pecados
callados por igual reposan en sus sílabas La mierda insomne duerme
Y cada verso es hermano a otro verso aunque en sueños
farfullen uno al otro en otro idioma en otra lengua en otro dialecto
Aquí los pintan en tablillas en aromas en cerámica en arcilla
En arpilleras donde duermen los cantos la infancia
Su leve orfandad la pálida mano su derrotada lanza
Duerme mi madre mi madre duerme en silencio
Esto es el silencio esto es mi rincón
El rincón de los muertos
Donde mi madre nunca duerme
Inédito