Los jardines abandonados, nuevo libro de Félix Suárez

El poeta Félix Suárez (1961) ha publicado recientemente, con Ilustraciones de Irma Bastida Herrera y prólogo de Juan Domingo Argüelles, el poemario Los jardines abandonados (Fondo Editorial Estado de México, 2023). Félix Suárez es poeta, ensayista y editor. Maestro en humanidades. Obtuvo en 2017 el Premio Nacional de Literatura “José Fuentes Mares”; en 1997, el Premio Internacional de Poesía “Jaime Sabines”; en 1987, el Premio Nacional de Poesía Joven “Elías Nandino”, y en 1984, la Presea Estado de México “Sor Juana Inés de la Cruz” en Lingüística y Literatura. Tiene los siguientes títulos de poesía publicados: La mordedura del caimán, Peleas, Río subterráneo, En señal del cuerpo, Legiones, El amor incluso y También la noche es claridad. Antología personal (1984-2015). La editorial Calygramma publicó su libro de ensayos titulado Visitaciones del porvenir. Enigma y profecía en la tradición de Occidente. Su obra se encuentra incluida en más de una veintena de antologías colectivas, entre ellas, la Antología general de la poesía mexicana (Océano, 2014) y la Antología esencial de la poesía mexicana. Cien poetas de los siglos xv al xxi (Océano, 2017 ). Poemas suyos han sido traducidos al inglés, francés, italiano, árabe y catalán.

 

 

 

 

Los jardines abandonados
Fondo Editorial Estado de México
Colección Letras,  En busca del lector,
Toluca, Méx. 2023, 96 pp.

 

 

Los jardines abandonados

(fragmentos)

 

Luchando por ser distintos, a los veinte cuánta batalla dimos a las generaciones de escritores que nos precedieron: esos que, sin serlo, resultaban para nosotros una suerte de viejos pomposos, y sus obras, menos que piezas del museo literario del horror.

Cuánta injusticia y falta de verdad. Cuánta arrogancia la nuestra. Mírate  hoy en los ojos de los jóvenes que empujan negándolo todo, borrando cada página, cada una de las palabras en las que ingenuamente creíste perdurar alguna vez.

 

***

 

Con cuánta honesta necesidad, con cuánta esperanza nos asimos a algunos libros, convencidos de que hallaremos ahí -como hallaron otros- la fe, la alegría, la justa verdad, las ardientes revelaciones de la sabiduría. Las vívidas respuestas que al menos nosotros -hijos de Príamo- no pudimos encontrar, en medio de la confusión, el saqueo y las llamas en las que vimos arder un día las altas almenas de nuestras vidas.

 

***

 

Fingimos valerosamente que el tiempo sobre nosotros no importa. Fingimos que la edad o la enfermedad son lo de menos. Fingimos así en cada saludo, en cada abrazo. Lo cierto es que nos levantamos a diario con gran esfuerzo, realizamos rituales absurdos frente al espejo, nos encomendamos a dioses y ángeles distantes. Sin esperanza.

Y nuevamente, haciendo de tripas corazón, salimos a buscar la vida una vez más, a lomos de nuestro manso orgullo.

 

***

 

Al paso del tiempo terminamos convertidos en una suerte de sepulcros abandonados: se secan ahí, sobre las lívidas lápidas de nuestros días, como discretas flores entre las páginas de un libro, los breves años de vigor, los tibios besos húmedos de antes. Y las heroicas visiones que alguna vez tuvimos de nosotros mismos se transforman también –de lirios de suave olor- en ramos secos y trémulas ortigas.

 

***

 

El amor que nadaba hacia a ti cuesta arriba, como un pez de vivísimos destellos, flota sin remedio ahora por donde fluyen también –revueltas- las húmedas señales de la inundación, los grávidos y azulados cuerpos de los ahogados.

 

***

 

Dios no puede proteger con mano piadosa a todos los hijos que esparció en el mundo. Agobiados, nos secamos sin remedio entonces, como gotas de rocío en un día de sol.

 

 

 

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