Poesía mexicana: Carlos Ramírez Vuelvas

Leemos poesía mexicana. Leemos un poema inédito de Carlos Ramírez Vuelvas (Colima, 1981) y lo acompañamos de una breve entrevista sobre poética. Ramírez Vuelvas es Doctor en Letras Hispanoamericanas por la Universidad Complutense de Madrid. Fue Secretario de Cultura del Estado de Colima y Director de la Facultad de Letras y Comunicación de la UdeC. Mereció el Premio Estatal de Poesía de Colima 2002 por Brazo de Sol; el Premio de Ensayo Caja Madrid 2011 por Mexican Drugs: Cultura popular y narcotráfico y el Premio Nacional de Poesía Tijuana 2014 por Los contradioses. Círculo de Poesía y Valparaíso México publicaron su antología de poemas Ha llegado el verano a casa. El poemario Los contradioses cuenta con dos ediciones, IMAC, 2015, y UAM, 2022.

 

 

 

 

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Alí Calderón

¿Qué te interesa hacer en un poema? O dicho de otro modo, ¿cómo despliegas tu poética en el texto?

Carlos Ramírez Vuelvas

Ahora estoy muy concentrado en observar los hechos poéticos de la vida cotidiana. La poesía como conocimiento, como un lenguaje específico, un modo de entender el mundo. Puedo observar algunas premisas: cuando comencé a escribir profesaba una especie de fe dogmática sobre la poesía; luego percibí una confrontación de esa vocación contra la realidad histórica; y ahora estoy convencido de que la poesía se ocupa de transformar (o de dialogar con) la realidad. Ninguna premisa es excluyente, por el contrario, se alimentan una de otra y expanden sus propias definiciones.

En ese sentido, mi poética intentaría expresar la situación de la poesía en el tiempo histórico, descubrir los momentos indescifrables, indescriptibles por el pensamiento lineal, que sólo pueden ser expresados por la emoción y el pensamiento poético. Y estoy convencido de que sin esa emoción, ni ese pensamiento, que se acompañan formalmente, en términos de lenguaje, de palabras, imágenes y ritmos, es imposible que exista un poema.  

 

Alí Calderón

¿Qué crees que ha dejado de ser importante o qué ha pasado de moda en la escritura de un poema?

Carlos Ramírez Vuelvas

En general, creo que lo que pasa de moda en la literatura (y podría decir, en el arte) es la moda. No es una novedad. Los modernistas decimonónicos, a quienes he leído con mucho cuidado, estaban convencidos de ello, a pesar del mote con el que fueron conocidos. Rubén Darío mismo que, como sabemos, fue un bardo reifundador del modernismo, renegaba de la moda del modernismo. Seguir las modas estéticas ha pasado de moda. Me da gusto leer poemas cada vez más comprometidos con sus propias poéticas, por más libérrimas que parezcan. Hay una enorme valentía (que leo cada vez con más entusiasmo y respeto) por abordar distintos modos de poetizar. Pero los ejercicios meramente experimentales, la imposturas vacuas, o los malabares lingüístico conceptuales, están cada vez más olvidados.

 

Alí Calderón

¿Has leído recientemente poemas que te parezcan significativos o particularmente buenos? ¿Quiénes son los poetas que te entusiasman ahora?

Carlos Ramírez Vuelvas

Acabo de leer Recetas invernales de la comunidad, de Louise Glück. Apenas se publicó en el 2021 en Estados Unidos de Norteamérica, y tenemos la fortuna de que en ese mismo año Visor lo publicara en español, en una edición bilingüe traducida por Andrés Catalán. Ma gustó mucho: la sencillez en la enunciación, con emociones concentradas y reflexivas; al mismo tiempo, versos con contraposiciones retóricas, con temporalidades discursivas simultáneas, con un esfuerzo sensible por trasladar al lector a distintos niveles de comprensión de la realidad, en efectos que sólo se pueden lograr con una poesía inteligente y aguda.

Hace unos meses leí Cielo nocturno con heridas de fuego, de Ocean Voung. Un gran libro: lírico, intenso, imaginativo, evocativo. Su nostalgia no sólo es temática, algunos de sus recursos literarios también nos remiten a las añejas vanguardias estéticas de medio siglo XX, como una especie de homenaje que recupera de la tradición literaria ciertas herramientas para expresar el presente. También leí su novela En la tierra somos fugazmente grandiosos, del mismo Ocean Vuong, que aunque es prosa tiene muchos momentos de lirismo poético.

Tanto en Glück como en Vong me gusta la sensibilidad por encontrar maravillosos hallazgos en los hechos cotidianos. No son las grandes épicas de un viaje, o los lamentos de un romance tormentoso, o las reflexiones de un hecho dramático (situaciones que evidentemente contienen una fuerte densidad de emociones poéticas). Es la voz poética enunciado una realidad contemporánea, preguntándose por la realidad, transformando la realidad cotidiana en poesía.

 

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Espectrito II

(Fragmento del libro Álbum de luchadores, finalista del premio loewe de poesía 2020)

 

 

1. Los hermanos Alberto y Alejandro Jiménez por el pueblo conocidos
Parkita y Espectrito II, fueron muertos con veneno en la cama del cuarto 52
del Hotel Moderno, recinto del placer domiciliado en la calle Incas 9,
a unas cuadras de la Arena Coliseo.
Más fama alcanzaron los mellizos en los pancracios
que su metro con cuarenta centímetros de alto.
El Hotel Moderno está imbricado al laberinto de las calles
del centro de la Ciudad de México, poblada con apenas
ocho y medio millones de habitantes de la Tierra.
Toda América Latina descubre su lugar entre las tiendas,
abarrotes, alimentos, ropas, talleres y fritangas, que bien haya
el destino puesto en escenario. Cuelgan de acera a acera
tendederos simulando otro pancracio enorme donde alguno
de nosotros su lucha final encuentra sitio.

Así poblado el horizonte cubre pleno camino al Coliseo. Ahí están
las calles República de Chile, República de Perú y República de Honduras.
Un purgatorio podría ser de no encontrarse oasis en consumo de cerveza,
bares, restaurantes, tendejones, algunos francamente clandestinos.
Ahí en República de Honduras, por ejemplo, famoso, se halla Tenampa,
por José Alfredo, el victorioso. Camino hacia el Oriente sobre Honduras,
refulge por hermosa Hermosa Pulquería Hortensia. Y más allá
siguiendo siempre Honduras, esquina con Allende, el Bar
Hasta la Madrugada, de nombre afortunado.

 

 

2. Los informes policiales dicen poco
de los hombres muertos cerca de la Arena Coliseo.
La investigación es dirigida por un hombre cenizo en forma,
delgado y más bien bajo en su estatura. Pobladas las dos cejas
le nublan la mirada oscura con un arco.
Se llama el Fiscal Rafael Mane Corcuera,
y ha llegado hasta el poder siguiendo fama turbia de abogado.

 

 

3. Los policías Rosa Xóchitl y César Nemesio relataron:
“Los luchadores convivían en Plaza Garibaldi. Pasaron, saludaron,
fueron muy sociables. Los mellizos presumieron su alta fama
en cuadriláteros. Bebieron y bebieron hasta las tres de la mañana.”
Con eso, Mane Corcuera, diestro en resolver cuando la urgencia acude,
apodos descubrió de ambas asesinas: La Tía y La Gorda, buscadas
en cada casa de la patria por un retrato hablado. Robusta complexión,
teñido en rubio el pelo y edad que oscila entre 45 y 50 orondas primaveras.

El rostro formó una duda en el cuerpo de Corcuera,
cuando alguno recordó del caso Las Goteras,
la muerte de los hombres al uso del colirio.
La autopsia reveló las venas imbuidas de malos sentimientos
provocados por alcohol y líquido de ofteno fluyendo en sus cristales.

 

 

4. El 20 de julio de 2009, Mane Corcuera capturó a Estela González
Calva La Tía, de 65 años. El 12 de agosto atrapó a María de Los Ángeles Sánchez
La Gorda, de 44, en una casa de Tezontepec, pueblo del Estado de Hidalgo.
Mane Corcuera reportó la detención de otra sexoservidora vinculada al homicidio,
Esperanza Ortiz Trejo, de 58, presa a la salida del Hotel Emperador
en la calle fulgurosa de Honduras. Comerciantes de la Plaza de Santa Cecilia
saben de ella por su ebriedad errante, que anduvo detrás de las cortinas
crepusculares de la ciudad con los hermanos Alberto y Alejandro.
El juez sentenció a las mujeres condena de (por lo menos) 47 años.

 

 

5. Rafael Mane Corcuera recreó la situación.
Los viernes y los sábados, La Tía caminaba a Plaza Garibaldi por trabajo.
Era prostituta entre mariachis y borrachos. Sentada en jardineras
aguardaba la llegada de un cliente venturoso.
A cambio del servicio pedía trescientos pesos.
María de los Ángeles Sánchez Rueda La Gorda supo de La Tía,
cuatro o cinco meses antes de la muerte de Alberto y Alejandro:
combinaba las artes amatorias con veneno dispuesto en el alcohol.

La mañana ardiente de un domingo 29 de junio, Parkita se sumó
a la función pagada por el partido Convergencia Nacional, en Naucalpan.
La tarde nublada de ese día, acudió a casa de su exsuegra,
le dio trescientos pesos y guardó para sí doscientos más.
Pidió el servicio de un taxi para acudir al Hotel de San Simón
al Centro de la Ciudad de México, donde vivía con su hermano.

De noche, el deseo los llevó a un antro cercano al Hotel Moderno,
amueblado con sillones fluorescentes, plafones de luces de neón,
ambiente con la mezcla de olores de hombres con perfumes de mujeres.
Otros clientes animosos ya cubrían su cuota de cien pesos
a cambio de las piernas de suaves compañeras sentadas,
ligeras, en las sillas de sus mesas.

En la madrugada del 30, borrachos, sin dinero, perdidos luchadores
flirtearon con La Gorda y con La Tía. Las mujeres pidieron a El Burro,
el botellero, una copa de vino para “chaparritos”.
Luego los llevaron al Hotel Moderno. La Tía acordó
en la recepción no dar la renta, porque los clientes
no traían un quinto. Esa noche, La Tía buscó cervezas,
colocó gotas oftálmicas en latas de Tecate, y robó sus celulares.

“Los caballeros descansan”, dijo a la entrada del Hotel Moderno
cuando el sol clareaba con ternura las calles de la ciudad, ya dispuesto
el escenario de alegría de América Latina en la capital de aquel país
poblado por apenas ocho y medio millones de habitantes de la Tierra.  

 

 

6. Alberto y Alejandro fueron hijos de María Jiménez Bautista,
madre soltera de Ciudad Nezahualcóyotl. Eran buscapleitos de pequeños.
Igual que sus hermanos, adolescentes, vendieron frutas en un tianguis.
No había televisión en casa y no veían la lucha libre,
ni siquiera a Mario Espectrito I, hermano mayor que alentó
a los gemelos practicar el deporte del pancracio.

En 1988 Mario debutó como Espectrito. Cuatro años después,
Alberto y Alejandro se iniciaron como Gemelos Diablo.
Espectrito II y Parkita trabajaron para Triple A, vuelta pesadilla.
Pequeño Halloween recuerda la desorganización:
cuando cumplió la primera quincena de trabajo, no recibió
el sueldo del acuerdo y le negaron más funciones. Abrumado,
contó sus cuitas a Parkita. Alberto sacó un billete de cien pesos,
lo puso entre sus manos con afecto, partió una torta a la mitad
y le entregó dos boletos para el metro.
Así de santos eran los Gemelos Diablo.

 

 

 7.  Monólogo de Rafael Mane Corcuera.
El mal vive en los ojos de los hombres.
Siento cómo crece en mí,
amoroso en la ternura de mis pasos,
violento en el silencio, a un costado mío,
avasallado, oculto, detrás de mi mirada.
El mal: sin ti, deseo, no hay progreso,
la realidad sería la misma y siempre repetida.
El tiempo pasaría simple con nosotros.

Para observar el mal se necesita el mal en la mirada.
Arraiga en mí su cuerpo dispuesto a poseerme,
desafiar con esa fuerza el río del tiempo.
Puedo transformar completo el mundo,
puedo construir completo un mundo,
lo transformo en la mirada que siendo el mal ya es la mía.
Un hombre busca el poder, huele su entraña,
desea aquello que aún no tiene.
El poder otorga y nada hay más placentero
que el placer de someter la vida.

Ejerzo el mal, tengo ese poder en la mirada.
Aspiro a gobernar esta ciudad de ocho y medio millones de habitantes,
aspiro a gobernar este país.
Este país tiene el mal en la mirada y nadie
como yo tiene el poder para mirarlo,
transformarlo, construirlo.
Aspiro el mal, soy su espectro.

 

 

 

 

 

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