Palangre es el libro debut del poeta sinaloense Miguel Inzunza y en él podemos encontrar una voz que nos brinda una madurez formal y variedad temática poco usuales en tiempos donde la propuestas líricas contemporáneas suelen uniformar sus discursos. En este libro el juego de máscaras es diverso, ya se viste el traje de marinero, ya se prueba el saco roto del vagabundo, ya se desliza en la meditada caminata del flâneur de las cadencias, donde cada poema que nos entrega es una exploración que siempre llega a buen puerto. Pescador de la imagen inusitada, Miguel Inzunza nos entrega un volumen cuya maestría está en su manera de recolectar sus vivencias y emociones, donde el erotismo, la nostalgia y hasta la denuncia social se dan cita. Palangre es, ante todo, el encuentro con un poeta al que no hay que perder de vista.
MIJAIL LAMAS
FAROS DE NIEBLA
(Matacahui, Ahome, Octubre 2022)
Hay un corto circuito en los faros de niebla
la luz intermitente
retrata como un flash en mis pupilas
fragmentos del paisaje
Afuera está zumbando la noche sinaloense
la noche que desnuda su perfume
mujer recién bañada
Alguien está quemando la hojarasca
a la distancia justa
para que pinte apenas en el aire
su nota de carbón
Piso el freno de prisa
– ¿Estoy despierto?
– Sí lo estoy
y le clavo
los ojos al cristal
los puños al volante
la nariz a los campos de cultivo
Hay también en la mezcla
un concierto de mango humedecido
que se expande
como un rumor de pueblo
Mi olfato se parece a la luz de estos faros
que atraviesan lo incierto del camino
a bordo de una máquina
gruñona y soñolienta
ha
yun
cort
circui
nlos far
de nieb
un martillo en los párpados que hunde
el sueño como estaca
Yo me muerdo la lengua y no funciona
vuelvo a pisar el freno y pego un salto
me doy dos bofetadas
Las luces del jeep viejo
en que atravieso la humedad nocturna
son párpados también durmientes que secuestran
la breve claridad en la que avanzo
El vértigo se enciende
cuando la luz se apaga en medio del trayecto
pero también con ello
los ojos de la noche
se clavan en mis ojos
y estalla tras mis cuencas
un viaje campesino de carretas
Me duermo en un segundo y al otro me despierto
el yo que está dormido y
escribe este poema
el yo que va al volante lo destruye
se da otra bofetada
Entonces me convierto en el camino
por dónde anda la noche
vertiendo su perfume.
Hay un corto circuito en los faros de niebla
y es como un picadillo de presente
la vida en breves dosis
de luz y de ceguera.
ABRIGOS DE INVIERNO
Irse yendo de a poco,
como un viejo perfume
en abrigos de invierno,
hasta desdibujarse la humedad en los ojos.
Irse yendo de a poco como el rastro del agua
que al estero en la tarde le dibuja su nombre.
Y esperar el olvido
como carta lejana
de un heraldo de guerra.
Degollar aquel sobre y dejar que se escape
de una vez el silencio.
GURÚ
No alcanzaste siquiera a despedirte
de tu rostro de niño en el espejo
todavía no eras hombre cuando el viaje
cien ciudades llovieron en tus párpados
Te buscaste en los mapas de la red ferroviaria
en la biblia empolvada de los hoteles de paso
te supiste perdido
pero no te dejaste morder por la tristeza
empuñabas la risa
Fuiste por el camino descubriendo tu nombre
fuiste extraviando llaves de puertas que dolieron
te dejaste los ojos en algún telescopio
te recuerdo mirando el paisaje soleado
o forjando un canuto para domar la fiera
peinando carreteras copiloto incansable
bocanada de llanto
que se queda en el pecho
Ya llovieron kilometros