Jugador de dados
(Fragmento)
¿Quién soy yo para decirles esto
que les digo?
Yo, que no soy un guijarro alisado por las aguas
hasta convertirse en rostro
ni una caña perforada por el viento
hasta convertirse en flauta…
Soy un jugador de dados:
a veces gano, a veces pierdo;
soy como ustedes
o acaso un poco menos…
Nací junto al pozo
y tres árboles aislados como monjas;
nací sin cortejo ni partera,
me nombraron por casualidad
y por casualidad
pertenezco a una familia,
heredé sus razgos y costumbres,
sus enfermedades:
primero: problemas arteriales
e hipertensión;
segundo: timidez al dirigirme a mi madre, a mi padre
y a mi abuela –el árbol–;
tercero: la esperanza de curarme de la influenza
con una taza de té de camomila
cuarto: la indolencia al hablar sobre la gacela y la alondra
quinto: tedio en las noches invernales
sexto: una exorbitante ineptitud para cantar…
No juego ningún papel en lo que soy:
¡es casualidad el que esté aquí,
yo, hombre…
y es casualidad el que vea la luna,
pálida como un limonero que por la noche usurpa a las mujeres,
y el que no me desvele
tratando de hallar
un lunar en el las más íntimas partes de mi cuerpo!
Pudo haber sido posible que no estuviera aquí,
Pudo haber sido posible que mi padre no estuviera aquí
y que quizá fuera casualidad que se casara con mi madre
o que yo fuera como mi hermana, que lloró y después murió
y no pudo entender
que meramente vivió por una hora
y que no llegó a conocer a su madre…
O pudo haber sido posible que fuera el huevo de una paloma que se rompió
antes de que el pichón saliera de la cáscara.
Fue casualidad el que esté aquí,
yo, que sobreviví cuando chocó el autobús
por llegar un poco tarde a la parada:
no me importaban ni la existencia ni sus contingencias
cuando por la noche solía leer historias de amor
en las cuales reencarnaba tanto en autor
como en amante –víctima–
para volverme mártir de la pasión en el relato
y sobreviviente de aquel accidente de tránsito.
No jugué ningún papel cuando me entretuve con el mar,
mas era un impetuoso niño
que se aficionaba en perder el tiempo con la atracción del agua
que clamaba: –¡Ven a mí!
Y no jugué ningún papel cuando sobreviví al mar:
una gaviota humana me salvó
al ver que las olas me apresaban, tulléndome los brazos.
¡Pudo haber sido posible que no fuera víctima
del genio de los Mu'allaqat
si las puertas de mi casa hubieran dado al norte
en lugar de ver al mar,
si la patrulla del ejército no hubiera observado las llamas en la aldea
que horneaban la noche,
si quince mártires
hubieran venido a reconstruir las barricadas,
si no hubiera sido destruída esta tierra de cultivo,
tal vez me hubiera vuelto olivo
o profesor de geografía
o mirmecólogo
o guardián de ecos!
¿Quién soy yo para decirles esto
que les digo?
Yo, que les digo esto desde el atrio de la iglesia;
yo, que no soy sino un tirar de dados
entre depredador y presa,
que obtuvo inmensa nitidez
no para alegrarme de mi noche de luna
sino para ser testigo de la matanza.
Escapé por casualidad: muy pequeño para ser un objetivo militar
y muy grande para ser una abeja que volara entre las flores de las vallas,
y temí muchísimo por mis hermanos y mi padre
y temí por un tiempo vidrioso
y temí por mi gato y mi conejo
y por la maravillosa luna sobre el elevado minarete de la mezquita
y temí por el rácimo de uvas
que se sacudía como las tetillas de mi perra…
Y el miedo sostuvo mi mano y yo la suya,
descalzo, olvidando las escasas memorias de lo que quiero
del mañana –no hay tiempo para el mañana–
Camino, me apresuro, corro, trepo, bajo, grito, aullo, rujo, clamo, chillo, me apresuro, me alento, me caigo, me abato, me agoto, sigo adelante, vuelo, veo, dejo de ver, me tropiezo, me torno amarillo, verde, azul, me desmorono, sollozo, me da sed, me canso, me da hambre, me desmayo, me levanto, corro, me olvido, veo, dejo de ver, me acuerdo, escucho, observo, me calmo, deliro, balbuceo, pido auxilio, no puedo, berreo, enloquezco, me pierdo, me achico, crezco, me desmayo, me alzo y desciendo, sangro y caigo desfallecido.
Y qué suerte la mía que los lobos se hayan alejado de aquel sitio,
fuera por casualidad o porque escaparan de los militares.
No juego ningún papel en mi vida
más allá
de los himnos que me enseñó.
Pregunté: –hay acaso más?
Y alumbré su candil
para intentar cambiarlos…
Pudo haber sido posible que no fuera golondrina
si el viento hubiera elegido algo distinto para mí,
el viento, que es el destino del viajero…
me dirijo al norte, al este, al poniente, al extranjero,
mas el sur me fue lejano lejano y contumaz
puesto que es mi propia tierra;
Luego, me convertí en la metáfora de una golondrina para sobrevolar mis escombros
en la primavera y el otoño…
Bauticé mi plumaje en las nubes del lago
para llevar mis mi religión
al nazareno que no nunca morirá
puesto que tiene el ánimo de Dios en su interior,
Dios, que es el destino del profeta…
Y soy afortunado por tener el destino de ser vecino de la divinidad…
¡soy desafortunado por tener el destino de la cruz,
eterna escalinata hacia nuestro mañana!
¿Quién soy yo para decirles esto
que les digo?
¿Quién soy yo?
Pudo haber sido posible que la revelación no fuera mi aliada,
la revelación, que es el destino del desamparado:
el poema del juego de dados
sobre el tablero de la oscuridad
que a veces se extiende y a veces no
a fin de que caiga la palabra
como una pluma en la arena.
No juego ningún papel en el poema
más allá de hincarme ante su ritmo:
el desplazamiento de los sentidos:
el sentido que reconstruye al sentido que le sigue
y la anticipación que declina el significado,
el estupor en el eco de cada palabra
y mi propia imagen cuando se traslada
de mi yo a sus otros yoes,
y mi codependencia de mí mismo,
mi añoranza por el manantial.
***
Mahmoud Darwish (13 marzo 1941 – 9 agosto 2008) fue un poeta y autor palestino, considerado el poeta nacional de la Nación de Palestina. Fue galardonado por numerosos premios por sus obras a nivel internacional. Darwish utilizó el eje de Palestina como metáfora y alegoría de la pérdida del Edén, el nacimiento y la resurrección, y la angustia del despojo, así como el exilio. Se le ha descrito como encarnando y reflejando "la tradición del poeta político en el Islam, el hombre de acción cuya acción es la poesía." También sirvió como editor de varias revistas literarias en Palestina y es considerado uno de los protagonistas de la poesía de resistencia árabe junto con Ahmal Dunqul entre otros
Ariel Miller (México, 1994) es licenciado en Historia y Arte, poeta y ha traducido textos poéticos del persa, árabe, inglés, portugués, sánscrito, hebreo y alemán para la revista literaria Opción (México), donde ha publicado su poesía desde 2013 y donde se publicó su traducción de la poesía completa del autor iraní Sohrab Sepehrí bajo el título Los ocho libros: poesía reunida (2021). Cursa estudios de maestría en Estudios de Irán en la Freie Universität Berlin y forma parte del Corpus Avesticum Berolinense. Sus proyectos se centran en la difusión de la poesía iraní y actualmente traduce el poemario Man gurg-e xiyālbāfī hastam (Yo soy un lobo soñador) al alemán con el poeta y traductor iraní Ali Abdolahi.