El ojo
A Vasko Popa
Abre sólo un ojo:
el horizonte está en el ojo cerrado.
Abre la caracola:
nada de soledad escapará.
Los guijarros del lecho del río apuran el tiempo,
el pez muerto nada hacia el sol.
Abre sólo un ojo.
El mundo es un árbol joven en una zona de obras,
las ventanas son ríos de nuestra incertidumbre.
Abre el cielo.
En mis manos guardo una casa:
un oratorio en un jardín de hospital.
Traducción de Martín López-Vega
La perfección nace
Quiero que alguien me hable
de los mensajes en el agua de nuestros cuerpos,
del aire de ayer
en las cabinas telefónicas,
de los vuelos pospuestos a causa de la poca
visibilidad, pese a
todos los ángeles invisibles.
Del ventilador que anhela los vientos tropicales,
del incienso que huele mejor
al consumirse –Quiero que alguien me hable de estas cosas.
Creo que cuando la perfección nace
todas las formas y verdades
se resquebrajan como la cáscara de un huevo.
El solo suspiro de delicadas separaciones
puede rasgar una telaraña
y la perfección de las tierras imaginadas
puede posponer la secreta
migración de las almas
Y qué puedo hacer con mi cuerpo imperfecto:
Voy y vuelvo, voy y vuelvo,
como una sandalia de plástico
arrastrada por las olas de la orilla.
Traducción de Josep M. Rodriguez
La cruz de la historia
Me he disuelto en los cristales de minerales sin descubrir,
vivo en medio de las ciudades, invisible
como el aire entre las rebanadas de pan.
Formo parte del óxido
en las puntas de las anclas.
En el tornado, yo soy un niño
empezando a creer en dioses vivientes.
Soy el equivalente de las aves migratorias
que siempre están de vuelta, nunca parten.
Quiero existir en medio de los verbos continuos,
en las raíces que duermen
entre los cimientos de las primeras casas.
En la muerte quiero ser
un soldado de inocencia desconocida
crucificado por la historia
en una cruz de cristal a través de la cual,
a lo lejos, pueden verse las flores.
Traducción de Josep M. Rodriguez