Poesía chilena: Alicia Galaz Vivar

En 2023, Pampa Negra Ediciones, en su colección Pleamar, ha publicado Jaula gruesa para el animal hembra de la poeta chilena Alicia Galaz Vivar (1936-2003). Según apunta Emma Sepúlveda, a Galaz Vivar "la criticaron por hablar de lo prohibido, de lo declarado campo masculino y de dignificar lo pecaminoso". La edición del libro corrió a cargo de Camilo Araya Fuentes y Zuleta Vásquez. La fotografía de portada es de Jorge Aravena Llanca.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Alicia Galaz Vivar nació en Valparaíso el 4 de diciembre de 1936. Voz destacada en la poesía chilena, crítica literaria e investigadora, directora de la emblemática revista y grupo​​ Tebaida​​ (1968-1972). Desplegó una amplia trayectoria académica en las sedes Antofagasta y Arica de la Universidad de Chile, y tras el exilio en las universidades de Alabama, Carolina y Tennesse, Estados Unidos. Entre los años 1966 y 1975 vivió en el norte del país, animando una intensa actividad cultural e intercambio con escritores de otras latitudes, que posicionaron este territorio en la geografía poética continental. ​​ Doctora en Letras Hispánicas por la Universidad de Alabama (1980), especialista en la poesía gongorina, publicó varios estudios y antologías:​​ La fábula de Píramo y Tiste, la interpretación burlesca de la mitología gongorina​​ (1955),​​ Análisis estilístico de la fábula de Píramo y Tisbe, de don Luis de Góngora​​ (1958),​​ Luis de Góngora y Argote: Antología de romances, letrillas, sonetos y canciones, fragmento de la Soledad Primera​​ (1961),​​ Antología clave de Luis Góngora​​ (1974) y​​ Galatea y Tisbe. El discurso de los retratos: aproximación estructuralista a la lengua poética de Góngora​​ (1974). En poesía los libros:​​ Jaula gruesa para el animal hembra​​ (1972),​​ Oficio de mudanza​​ (1987) y​​ Señas distantes de lo preferido​​ (1990), además de la antología ariqueña​​ Poetas de la universidad​​ (1975). También el libro de ensayos:​​ Alta Marea: Introvisión crítica en ocho voces latinoamericanas​​ (1988). Traducida a otros idiomas, su nombre figura en revistas literarias y antologías de todo el continente. Alicia​​ Galaz Vivar falleció en Martin, Tennesse, Estados Unidos, el 18 de octubre de 2003. La reedición de​​ Jaula gruesa para el animal hembra,​​ a través del sello Pampa Negra Ediciones en su colección de poesía Pleamar, con prólogo de Emma Sepúlveda-Pulvirenti y epílogo de Dave Oliphant, rinde homenaje a su memoria y proyecta su legado a las nuevas generaciones.​​ 

 

 

 

 

 

 

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Hembrimasoquismo

 

Quiero que sepas 

 una cosa.  

 Tú sabes cómo es esto…

  

Clasificada nazco como mujer.  

Eterna esposa entre ollas, platos, calcetines, escobas, cocinas, papillas y cedazos. 

Río en mi apostolado de sábanas.  

Aséptica rechazo ambigüedades: 

defiendo el-legado-del-espíritu,  

mientras exorcizo el presupuesto.  

Funcionaria del tiempo distribuyo los mil y un días en flagrantes compromisos, cumpleaños y bautizos.  Toda una red de conductas hidrópicas, purgativas. La soledad me marca en las ferias y en las plazas.  En el instinto me refugio.  

Me controlan la matriz.  

Me postergan, me limitan, dosifican la ternura y las palabras.  

Planeamientos de alto nivel condicionan mis esquemas.  Sobre el parir o no parir 

hablan.  

Ponen odio y miedo.  

Me lanzan por el rostro las leyes, la religión o las costumbres 

Y a ti que te sonríes, te borraré del Paraíso.​​ 

 

 

 

 

 

 

 

Juana ama a Juan

 

… qué simple es todo 

 

En rito erótico bipartito la sábana de la noche extiende sus especulaciones.​​ 

 

 

 

 

 

 

 

Círculo cerrado

 

 Yo no vengo a resolver nada

 

La madre Rosa tiene un hijo Juan y ese hijo Juan tiene un hijo Pedro, entonces la abuela Rosa aconseja a su nieto Pedro que cuide de su padre Juan en los últimos días de su vejez.  

El hijo Pedro entierra a su padre Juan 

y cruza por la vida engendrando a Francisco, Inés, José, Mario y Jorge, que luego sepultan a su padre Pedro para todos ellos engendrar las Rosa, los Juan, los Pedro, los Francisco, las Inés, 

los José, los Mario y los Jorge, 

enterrando y engendrando ad aeternum.​​ 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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