Los domingos por la mañana, fotos de descabezados
Apenas el sol se esconde tras la última montaña
el carro frente a nosotros se para.
Bajan tres tipos.
Golpean la puerta.
11 de diciembre de 2006
A solo diez días de haber asumido el cargo
Calderón lanza el Operativo Conjunto Michoacán:
más de cinco mil militares
para destruir La Familia Michoacana.
Mi mamá no fácilmente
se deja mandar o se amedrenta.
Pero esta vez, en menos de un segundo
le cede el volante a las pistolas.
Han de estar huyendo de una balacera
pienso ahí, a mis doce años.
Solo necesitan el carro,
¿si no por qué se subirían con tanta prisa al nuestro?
Voy en segundo de primaria
me están enseñando las fracciones.
Los domingos por la mañana,
fotos de descabezados.
La camioneta nunca había ido tan rápido.
Ya dijeron: “¿Qué nos va a dar, señora?”,
aun así yo sigo creyendo
que el problema no es con nosotros.
En todos lados me lo han dicho:
las pistolas sólo te hacen daño
si tú también las sostienes,
cuando así lo decidiste.
Me enorgullece saberme los nombres
de capos y cabecillas.
Creo entonces, todavía
que su detención o “abatimiento” son buenas noticias.
Mamá jamás le había rogado a nadie.
“¡Ya tienen la camioneta, por favor, déjennos ir!”
Observo su desesperación,
no la comparto;
por defensa mi cerebro olvida
las imágenes de muertas, descuartizados, desaparecidos.
Que se vayan todos a la cárcel, pienso.
Que se vayan todos a la cárcel o todos se mueran.
Dicen que son sicarios de Guerreros Unidos,
y cuando mamá parece a punto de llorar
le dicen:
“Señora, entienda, este es nuestro trabajo”
a modo de disculpa.
Por ahí de 2010
gano un concurso de símbolos patrios
y aprendo lo que es una fosa clandestina.
Nos llevan durante horas.
Chilpancingo, Zumpango, Iguala.
Mamá les asegura que nadie va a pagar rescate.
Durante esos años amplío mucho mi vocabulario:
Le vacían todos los ahorros.
lavado de dinero
No les abren la casa a la que quieren meternos
(llámale dios o falla en la organización).
exonerado
Incluso se paran a cargar gasolina.
Nos llevan agachados.
El despachador nos mira.
coludido
Cuando se cansan dicen que todavía falta
llevarnos con el patrón.
extradición
Uno de ellos contesta el teléfono: es su madre.
“¿Dónde estás, hijo, qué andas haciendo?”
“Vine a que me arreglen mi reloj, ¿te acuerdas?”
La mamá no responde, parece no creerle.
¿Tendrá idea la señora de que su hijo
lleva secuestrada a punta de pistola
a otra madre con sus hijos?
Cuando Calderón dijo
“Nosotros estamos luchando por ese México de justicia
y por ese México de paz”
¿Le habrá creído algún adulto
o solo yo, por niña?
El patrón no se parece nada
a como lo imaginé en el camino.
Le hace falta el pelo en pecho, el bigotote,
el acento norteño, las botas y el sombrero.
Hasta este momento había pensado
que el narco y los secuestros
pasaban solo allá, en el norte.
Muchos de los patrones — ahora sé —
tampoco se ven como el que conocí.
Visten de traje y de corbata,
trabajan en las presidencias.
Finalmente nos sueltan.
Pasan por la frontera
armas y armas y armas y armas
y más armas.
A los niños de los pueblos les pesan las AKs
pero aun así las cargan.
Al borde de la carretera, desorientados.
Desde aquel operativo de diciembre de 2006,
las penas se han recrudecido.
Se ha desplegado al ejército
a la policía federal
a la marina.
La señora Lorena nos lleva a su casa.
Al ejército,
ahora, a la guardia nacional.
Diez años después
de esas cinco o seis horas
aún no me recupero.
Dieciseís años después
aquí seguimos.
***
Ximena Cervantes Villatoro. Nació en la Ciudad de México en el 2000. Escribe poesía. Estudió Escritura Creativa y Literatura en la Universidad del Claustro de Sor Juana. Ha publicado en el número 240 de la Revista Punto de Partida UNAM y en Sol Filamento: Plana Poética. En 2023, participó en el Décimo Encuentro Nacional de Escritores Jóvenes Jesús Gardea. En 2019, ganó el segundo lugar del Concurso Nacional de Cuentos Campiranos de la Universidad Autónoma de Chapingo.