Casa de mariposas negras, de Rocío Soria R.

Leemos poemas del nuevo libro de la poeta ecuatoriana Rocío Soria R. (Quito, 1979) Casa de mariposas negras, editado por Bichito Editores

 

 

26

 

este cuaderno de notas es un cúmulo de preguntas y respuestas

que lo escribiste cuando ya la letra se te ponía fea y querías dejar constancias

es un modo de despedida

es un movimiento escénico bien medido

un tiro al blanco con el ángulo y la velocidad exactas

 

esta bitácora de tus últimos días con la escritura​​ es una trampa​​ 

una mina antipersonal​​ 

un​​ frasco con cebo azucarado

 

esta bitácora​​ en la que me miro desnuda como ante un gran espejo de piedra

en la que yo he sido la piedra

en la que yo he sido la niña que murió sin el sacramento del bautismo​​ 

y que te reclamaba al pie de tu cama de enferma

 

esta bitácora​​ contiene instrucciones para lanzar encantamientos

contiene hechizos y recetas de antídotos

contiene palabras que convocan a lo sobrenatural

pero ninguna de esas palabras ya me sirve​​ 

porque por más que teja y arme ya no hay antídoto para este duelo

porque por más que teja y arme ya no has vuelto desde donde te dejé

 

 

 

23

 

y dices que no creo en el amor

cuando no hay prueba de amor suficiente

y ninguna le llega a los pies​​ 

él me amó​​ antes que yo nazca

un lustro antes

me imaginó de tez clara y con sus ojos

nací en su adultez tardía

con otro rostro​​ 

pero igual bello para él

 

luego de tanto intento fallido y de tanta nostalgia

luego de tanto drama y tanta guerra

luego de tanto silencio y tanto sepulcro

de su sangre nací

de su piel​​ 

de su misma especie

de su prisma

de sus chistes incomprensibles

de su humor que no tiene gracia sino en la escala más silenciosa

más dolorosa

de sus huesos nací

de sus casimires ingleses guardados con celo

de sus desvelos y su miedo a la oscuridad

por eso me puso por nombre clara para que conserve algo de albor

para que me rehaga como pueda con las palabras

en caso de emergencia y rompa el cristal

para que finja una sonrisa

para que sea sobreviviente de toda pérdida

para que pueda mimetizarme entre tanta gente​​ 

para que sea pieza de nunca encajar​​ 

para que ayer

para que hoy mismo

para que mañana

para que esté sin estar en espacio y tiempo

para que sea la mujer invisible

para comprarme un reloj azul marca invicta

en una relojería del centro histórico

para que niegue a todo dios un reloj marca invicta

para que alguna noche de enero yo pudiese quedar invicta en medio de su muerte

y llorar sin lágrimas en medio de tanta sonda y tanto quebranto

en medio de tanto muerto obligado a quedarse

en medio de tanta asepsia

en medio de tanta carnicería terapéutica de los cuerpos amados

un reloj marca invicta mecánico de acero inoxidable

un reloj para que me marque los pasos

un reloj para que me recuerde que aún no es tiempo de volar a su encuentro

un reloj para quedarme dormida cinco minutos más​​ 

porque la escuela es un suplicio y preferiría no ir

un reloj plateado de cuerda marca invicta

para que no me olvidé de llegar

para que falte a toda cita no porque no sepa que debo ir

sino porque a propósito quiero fallar

un reloj invicta de pulsera

 

y aun así sugieres que no creo en el amor

cuando no hay prueba de amor suficiente

cuando el amor es ese mero acto silencioso

ese mero acto sedicioso del tic tac

marcándome el latido del ausente

para que no me olvide de sus​​ intentos fallidos

de sus nostalgias

del drama

de tanta guerra

de tanto silencio

de tanto sepulcro

de su sangre

de su piel​​ 

de su especie

de su prisma

de sus chistes

de su humor

de sus silencios

de su dolor

de sus huesos

de sus casimires ingleses​​ 

de su celo

de su desvelo​​ 

de sus miedos

de su palabra

de su sonrisa

de su sobrevivencia

de sus pérdidas

de su mimetismo

de su ayer

de su hoy mismo

de su mañana

de su espacio y tiempo

de su invisibilidad​​ 

de su dios

de su 26 de julio

de su 19 de enero

de su llanto sin lágrimas

de sus sondas

de sus quebrantos

de sus pasos

de su ausencia

 

 

 

22

 

mi piedra es un corazón petrificado

un exoesqueleto

un objeto marino

un amuleto del mal

he amado muchas veces con esa piedra

a hombres declives y a mujeres delfines

 

mi madre se desintegra y vuelve en las más libres formas

ayer un hombre me contó cómo se había desintegrado en el introito de las muertes

pero había vuelto de cuidados intermedios​​ 

muerto por completo o con el corazón acodado

 

mi madre es un objeto marino​​ 

una imagen de culto

un exoesqueleto

 

mi piedra es un poema petrificado

una subclase de corazón

una forma extraviada de la palabra

pero con esa forma he amado

 

mi madre ahora es brusca como el poema

podría ser rosa o canto

o el fluir obcecado​​ del agua

o el brusco manar de los ríos de lodo que bajan por esa calle que odiaba

 

no he querido visitar su tumba

no quiero saber si es verdad su muerte

no quiero arrastrar mi pesada piedra hacia allá

es imposible que luego de amarnos tanto se haya marchado

lo más probable es que se haya convertido en una libre forma que aún no puedo advertir​​ 

en una mujer delfín o en un hombre declive

a los que aún la piedra de mi poema no alcanza

a los que aún la piedra de mi corazón no absuelve

 

 

 

3

 

a veces ni el poema alienta

a veces ni el poema alimenta

juego con mis manos

las vuelvo añicos

juego con sus partes

con los muñones así erigidos

monumentos de mi ansiedad

 

huyo de toda compañía

qué más da soy una fugitiva

nadie lo comprendería

hago el teatro de quedarme

pero siempre estoy retraída en algún desván que con antelación

he creado para el efecto

 

invento personajes

no para incluirlos en mis historias

sino para abandonarlos en el mundo

medio borroneados

yo misma soy uno de esos personajes

 

invento soledades

reniego del poema que es como hacerlo de la vida misma

imposto la voz

hubo un punto de quiebre en la historia

 

estoy al borde del hueso

y toda el agua contenida en mi cabeza cae sobre la tapa de madera

estoy al borde de la pendiente a la que me he precipitado de todas las maneras posibles

con toda táctica y todo truco

pero jamás di con el fondo

 

estoy al borde del hueco

tanto que puedo escarbar en su boca y el hueco también me adivina

me huele el miedo

sabe que ya fui saqueada de hueso a raíz cual si escondiese un tesoro

y no sabe que solo he sostenido a la nada entre mis manos

 

 

 

6

 

escribo desde el miedo

desde la soledad de quien asesina con mano propia

de quien se asesina

de quien se lleva por delante a los que ama

de quien no duda en descargar el arma y asestar

de quien provee los medios

de quien lleva a término el amor

no entiendo otras formas de amar

esa fue la mía

 

escribo desde las voces de las antiguas de mí misma​​ 

yo soy la única a la que el epíteto de la condena perpetua le calza

yo soy la única en la familia que ha dado el salto mortal

la que ha acometido la muerte como un poema

la que se equivoca con intención expresa y pasa desapercibida

la bellamorte

la isadora

la mersault

la extranjera

la del chiste malsano y el humor caústico

 

escribo desde el terror de quien asesina a su propia madre y ni siquiera la culpa le asiste

pero de ese modo tampoco tendrá derecho a llorarla después de haberla llorado tanto en vida

escribo con la cara lavada

me sostengo a la rabiosa muerte porque solo ella me ampara y es medicina

 

confieso que también he procurado la muerte como un bálsamo

doctora muerte

he procurado la muerte como un calmante seguro

nadie de los que habitaron mi casa tenían remedio

estaban gozosamente vivos

raudos

atareados

legítimamente vivos

pero se descalabraron

 

escribo también desde la soledad de quien mata

ya no requiero ni jueces ni cárceles

espero mi muerte me sea lo suficientemente poética

estética incluso en su última escena

obra de arte

banda sonora

 

novelita rosa

 

 

 

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Rocío Soria R. (Quito, 1979). Es comunicadora social. Magíster en Literatura Infantil y Juvenil. Publicó​​ Huella Conceptual​​ (2003),​​ El Cuerpo del Hijo​​ (2008),​​ Isadora​​ (2010), ​​ Ictus​​ (2013),​​ Deterioro​​ (2018),​​ Pelotón de Fusilamiento​​ (2022) y​​ Casa de Mariposas Negras​​ (2023). Con​​ Isadora​​ obtuvo el Premio Nacional Ileana Espinel Cedeño, 2008; y con​​ Deterioro, obtuvo una mención en el Premio Jorge Carrera Andrade del Municipio de Quito. Parte de su poesía ha sido recogida en antologías nacionales e internacionales, ha sido parcialmente traducida al inglés y francés e invitada a encuentros dentro y fuera del país.

 

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