SACRIFICIO
Vivía hacia adentro
entregada al rumor de la sangre.
Su voluntad agitaba las aguas
que en un instante eran otras
como si el mundo ocurriera entre las raíces
donde una tarde me abandonó.
Su corazón daba un vuelco al crujir de una rama
(así fue mi regreso, un sonido quebrado por la mitad).
Se deshacía de todo, aunque amaba cualquier gesto inútil
a veces, mi mano, donde guardó una caricia
el pasadizo para que algunos pudieran tocarla.
Renunció a abrir la puerta, cualquiera fuese el dolor o el gozo.
Rompió en sí misma
cuando entendió que las olas no existen.
TIERRA
El cigarrillo quema su papel de arroz
al consumirse en el fracaso de las hojas.
Así, los que desearon a mi madre
se desintegran bajo el manto de la piel
como tragados por un delta.
Ellos no saben que este olor a palo santo es ella
que el ojo de agua en la pared es ella
que el fuego oculto bajo el lodo
es también ella entre los jeroglíficos del humo.
Los que desearon a mi madre no sospechan
que en el caudal de todo río va su sangre
y puede más
y los destroza.
ELOGIO DE MI PEORVERSIÓN
Esta que pide que la Tierra pare en seco
que el Sol reviente en supernova
y que el imbécil que la intercambió por otra
hoy se atragante con la espina de una trucha
esta que quiere envenenar a las palomas
soy
la peorversión de mis versiones
única forma de salvar lo que se pueda
aunque después nadie me invite a su banquete
porque escupí en la perfección del día.
Tal vez por eso se inflamó mi lengua.
Tal vez por eso se inflamaron mis rodillas.
Tal vez por eso se inflamó mi corazón
y las palabras se me fueron al vacío
despedazadas y concisas
lejos de toda poesía en las entrañas.
Tal vez por eso aquí me ves
frente al espejo
torturando mis amígdalas
desmenuzándome los senos
siendo raíz bajo el pantano
tramo de cuerpo que se abisma en la punzada.
Tienes razón, no meditaba ni dormía.
Estaba rota, tragada por el terror
deseosa de ponerte la moneda bajo la lengua
para dejar que al fin se vayan las versiones que hemos sido
nuestra fugaz capacidad de perdurar.
Tal vez por eso te lanzaste desde el puente
tal vez por eso se quebró tu cavidad de nido
y aquí me ves, luego de tantas madrugadas
también deseosa de saltar.
Ya casi lista.
MAPA
Creí haberme dejado caer desde un techo amarillo
al final del jardín del emperador
junto al árbol más viejo de la Ciudad Prohibida.
Otras veces pensé que me había soltado
a la entrada de Bellas Artes, en la Puerta del Sol
o en algún basurero de Broadway.
Pero siempre volví a transitar en mi pulso
perseguí mi dolor por el filo de las quebradas
escarbé la pared de mi vientre
el vello rubio de mis axilas
la certeza del miedo.
Ahora un poco de Rivotril para hacerme la muerta
mientras nace en mis ojos un puente hacia el mar.
VÉRTIGO
Mi especialista me aconseja ser la Venus de Tiziano
mientras me mira sobre un lienzo que no existe.
Que no me deje desplomar, dice, en mi duda
que si algún día… (esa es la parte que no escucho)
sus ojos tocan mi zumbido
sus gestos silban en mi frágil caracol
entre los huesos que desbordan el canal del laberinto.
Ruedo hasta el piso en un millón de ruidos verdes
clavo las uñas en su piel
consigo anclar.
PROMESA
Un mirador que no fue mío
como tampoco fueron mías las raíces
tal vez las hojas arrancadas
o algún fruto.
Cuánto quisiera regresar
pero mi oficio es verlo todo desde lejos.
Prefiero ser un animal entre las ramas
antes que hundir mi última fábula en el suelo
como si hubiera un paraíso.
DES(A)TINO
Ya vendrán las canoas
no temo
sentiré su presencia cuando un brazo me aleje
de este suelo al que no pertenezco.
Bien lo sabe mi amante
que enmudece y se enfoca en el vidrio.
Su silencio es laguna a mi alrededor
pero sé que vendrán las canoas, los remos
una cuerda sin fin
solo un hilo de sangre
mientras sube
del fondo
mi voz.
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Marialuz Albuja Bayas (Quito, Ecuador). Ha publicado los poemarios Las naranjas y el mar, Llevo de la luna un rayo, Paisaje de sal, La pendiente imposible, Detrás de la brisa y Doble filo, así como las novelas En caso emergencia (no) rompa el vidrio y Maura. En 2017, la Academia Hispanoamericana de Buenas Letras, Madrid, le otorgó el premio Dámaso Alonso en la categoría Creación Literaria. Obtuvo mención de honor del premio César Dávila Andrade de poesía (2012), y ganó el premio de poesía del Ministerio de Cultura del Ecuador (2008). Sus dos novelas obtuvieron el premio nacional Darío Guevara Mayorga a la mejor obra publicada en su categoría (2017 y 2019 respectivamente).