Las dos ventanas
El drama corriente del poeta de
hoy consiste en que no dispone en su
casa sino de dos ventanas. Por una
sólo le es dado ver hacia sí mismo y
por la otra puede mirar hacia su
infancia, pero son rozarla.
Con esta última que no cuente. Es
una ventana ciega. _¿Y entonces
cómo haría si quisiera mirar las
cosas?
_Tendría que utilizar la primera
ventana.
Y podría hacerlo si no fuera porque, al
ver por ella, siempre se encuentra a
sí mismo, atravesado
en el medio.
Paisaje con ruinas
Por insensato que parezca nada luce
tan imperturbablemente grotesco
como ver las ruinas del palacio
desaparecer en medio de hojas y
bejucos de la intrincada jungla. La
naturaleza armoniza bien con el
progreso, pero después de que este
ha pasado. Entretanto el paisaje que
resulta de la mezcla en porciones
iguales de lo que ahora crece
beneficiando a la naturaleza y lo que
desde hace tiempo ha muerto
garantiza
paz a los restos.
Del lector
Hay que oírlo en el momento en que
no se le escucha, cuando está más
atento a lo que no se dice. Cuando en
lo que él oye sólo hay silencio.
Hay que oírlo en los intersticios
del poema cuando todavía
no se ha escrito nada.
Estética burguesa
Por su parte, el poeta burgués
trata de diferenciarse de la masa para
acusarla de ignorante y asumirse
como crítico de ella, pero viéndola
desde lejos. Curiosamente, para
muchos es la misma distancia desde
la cual logra observarla como a una
amenaza a su confort o como a un
sujeto que está a punto de sacar un
arma de fuego en el centro de la sala
de exposición.