Luiza Romão: la literatura como resistencia política

Yordan Arroyo lee poesía iberoamericana reciente. En el siguiente texto nos ofrece su lectura del poemario También guardamos piedras aquí de la brasileña Luiza Romão (1992). El libro fue publicado por Círculo de Poesía en 2023 y traducido por Roberto Améquita. Mereció el Premio Prêmio Jabuti 2022.

 

 

 

La literatura como​​ resistencia​​ política:

la Ilíada de Homero en el contexto brasileño de Luiza Romão

 

 

Escribo este comentario como​​ parte de mi interés por conocer qué se encuentran escribiendo y publicando autores​​ jóvenes​​ hispanoamericanos,​​ de los 20 a los 35 años,​​ en su mayoría nacidos en los años noventa, con características en común como entrega de sus primeros poemas o ejercicios de escritura en revistas digitales, óperas primas que aparecen, en su mayoría, de 2015 en adelante​​ (algunos con la publicación de su primer libro en el periodo postpandémico y en ediciones digitales), directores​​ y fundadores​​ de editoriales, revistas y medios de difusión cultural​​ y​​ algunos de ellos participantes​​ en eventos de​​ Poetry Slammer, tendencia angloamericana, aunque nacida en los años 80, cada vez más de moda en la era de la velocidad y lo precoz.​​ 

No obstante, entre esta oleada de nativos digitales​​ (pienso en un​​ término​​ acuñado en España por​​ el poeta​​ Martín Rodríguez Gaona)​​ aparecen​​ registros​​ estéticos y estilísticos muy diversos: desde los​​ más tradicionales [estructuras rimadas como el soneto], pasando, entre otras,​​ por el impacto vigente de los modernismos y las vanguardias del siglo XX, hasta tendencias posmodernas y reaccionarias de finales del siglo XXI, las neovanguardias digitales​​ y de la​​ mass media​​ del siglo XXI y propuestas y experimentos que apelan, preferiblemente, por el uso de la palabra como recurso ideológico, muchas veces​​ en tonos​​ militantes.

Así,​​ durante el camino,​​ me tropecé con la escritura de la autora brasileña Luiza Romão, quien nació en Ribeirão Preto, São Paulo, Brasil, en 1992.​​ Es decir,​​ llegó al mundo en la época de las llamadas reformas brasileñas, propiamente, cuando comenzó​​ a​​ aumentar el​​ déficit​​ en la economía brasileña y​​ se disparó​​ la inflamación, lo que conduciría a la​​ crisis Caipirinha.​​ Luego, las crisis continuarían hasta​​ la de 2012, provocando un colapso en el sistema y un aumento en las malas administraciones y en la diferencia de clases sociales.​​ Razón por la cual, la escritura de esta autora se ubica en un contexto fragmentario​​ y de preocupación constante​​ (sus mismos textos me lo dicen)​​ y por eso, su ópera prima​​ Coquetel Motolove​​ aparece en 2014, dos años después de una nueva crisis en el contexto brasileño.​​ 

Tener este contexto​​ en cuenta,​​ junto con​​ su​​ formación en artes escénicas y literatura comparada,​​ permite comprender mejor su escritura. Entre ello, por qué prefiere la denuncia, la tendencia prosaica y narrativa, por encima​​ de las imágenes y la belleza de las palabras. En prácticamente toda la poesía de esta autora existe denuncia​​ y bastante directa, sea a través de sus corporeidades, utilizando imágenes gráficas como otra forma de diálogo​​ (fotografías), tal y como sucede en​​ Sangria​​ (2017),​​ en donde, además de elementos como la menstruación y el aborto,​​ Brasil sigue estando presente, como un país, una metáfora viva​​ que se desvanece​​ y​​ sufre como un cuerpo​​ violado y amedrentado con el paso de los años.​​ 

Con esto quiero decir, que en la obra de esta autora​​ noto​​ una resistencia política y por​​ tanto, gran parte de su ética refleja una necesidad de desmantelar situaciones graves que​​ se dan​​ en su país y que compara o pone en diálogo con las de otros​​ sitios​​ como sucede en Israel​​ y Estados Unidos​​ (por ejemplo). Existe, repito, una necesidad de denuncia. Esto también corresponde con la práctica del​​ performance, en donde muchas personas,​​ de diferentes partes del mundo,​​ toman el amplísimo​​ mercado​​ de la oralidad para abrir tendencias militantes. Allí,​​ quizás ya no importa tanto la belleza del lenguaje​​ y​​ profundizar en él y en la tradición (más bien interesa romperla, jugar con ella y banalizarla),​​ sino alzar la voz,​​ transmitirla al pueblo, a sus receptores,​​ como sea, a través de la​​ mayor​​ euforia​​ posible​​ y​​ utilizando​​ recursos​​ como​​ la​​ memoria​​ y la experimentación, para mostrarse crítico ante lo que sucede en el mundo​​ durante el​​ siglo XXI.​​ 

Frente a este contexto,​​ localicé​​ el poemario​​ Também guardamos pedras aquí,​​ publicado en 2021, Premio Jabuti de Poesía y el Premio Jabuti al Libro del Año, ambos en 2022 y traducido al castellano, en 2023, por el mexicano Roberto Amézquita para la editorial Círculo de Poesía (no es la primera vez que​​ la obra de esta poeta​​ se traslada del mercado de la lírica escrita en portugués a la escrita o publicada en castellano). En dicho libro​​ sigo​​ notando el concepto de literatura como un acto de resistencia política, particularmente desde la perspectiva del ser mujer​​ durante el siglo XXI​​ y sin desvincularse, obviamente,​​ de Brasil.​​ 

Lo anterior​​ explica por qué​​ se recupera​​ uno de los textos más reutilizados por una enorme lista de autoras​​ desde finales del siglo XX, me refiero a la novela​​ Casandra​​ de la​​ escritora​​ alemana Christa Wolf, de quien se cita lo siguiente para el epígrafe:​​ ...ahí estaba mi sentencia, fundida, amartillada, cincelada y moldeada como una lanza. Quiero permanecer testigo, aunque no haya nadie que pueda​​ solicitar mi testimonio” (p. 3)1.​​ Aquí, la construcción​​ quiero permanecer testigo​​ explica​​ aquello​​ en lo que ya he venido insistiendo: la necesidad, como si de un pacto ético se tratara, de denuncia por parte de Romão.​​ 

Esta autora brasileña​​ escarba​​ e​​ inventa discursos que denotan un viaje hasta sus preocupaciones, hasta su tiempo, para presentar figuras que no podría llamar griegas o troyanas​​ como tal, pues​​ se desconfiguran casi en su totalidad y por eso,​​ ahora son del siglo XXI o por lo menos eso es lo que provoca, para mí,​​ la lectura política que se hace de ellas.​​ Ifigenia, Agamenón, Homero, Aquiles,​​ Ilión,​​ Héctor, Diomedes, Polixene, Patroclo, Eneas, Priamo, Antíloco, Ajax, Ulises, Polifemo, Protesilao y Laodamia, Briseida, Hécuba, París, Menelao, Helena, Tetis, Sarpedon, Zeus, Atenas, Néstor, Pentesilea, Casandra y Andrómaca​​ son parte de esos nombres y títulos (todos en minúscula) que acompañan el libro. Uno de los puntos genéticos se encuentra, tal y como lo ha confesado la propia autora en entrevistas, tras su lectura de la​​ Ilíada​​ de Homero.​​ Dicho poemario​​ responde a una recolección de personajes y sitios​​ de la epopeya homérica​​ que más captaron su atención.

A raíz de lo anterior, y ahora hablo a partir de mi experiencia como filólogo interesado en los estudios y obras que reproducen procesos de tradición y recepción de los clásicos, quizás este libro no muestre​​ una mayor profundidad en materia de habilidades, epítetos,​​ características y pasajes propios de la épica respecto a X personajes​​ (salvo mínimas excepciones). Asimismo, tampoco se interese​​ en​​ versiones que se han dado de muchos de estos personajes desde la propia tradición griega​​ (no​​ lo noto), trabajo con el lenguaje y sus imágenes, como sí es posible hallarlo en otras autoras también contemporáneas, vivas como Aurora Luque o muertas como Claribel Alegría. Y para mí, la razón de esto deriva tras​​ su​​ mayor​​ interés, como lo vengo señalando desde el principio,​​ por​​ una tendencia muy marcada en parte de la lírica del siglo XXI: el desplazamiento​​ del trabajo con el lenguaje y la tradición​​ literaria​​ para abrirle​​ paso a propuestas de carácter más​​ ideológico. Y​​ algunas veces,​​ se inclina​​ por lo cotidiano, para darle un tono más realista:​​ tengo miedo de incendios tal vez por eso​​ /​​ reviso el gas tres veces antes de acostarme​​ (en referencia a Eneas, en el poema mismo título, p. 10).​​ También,​​ los​​ cada vez más constantes​​ temas​​ de la banalización y​​ la​​ parodia cotidiana del mito, como sucede en los siguientes poemas cortos:

 

polifemo

nadie te cegó no

no fue ulises

aquella noche el policía no portaba identificación

 

 

 

zeus

entonces eso de violación

no es exclusividad de los hombres

 

 

En el primero, la banalización del mito surge luego del interés,​​ notable en la obra de esta autora, por denunciar​​ abusos de poder en la sociedad, en este caso de los policías, quienes a veces exceden los límites, dejando​​ de lado​​ la ética profesional​​ y aprovechándose​​ de su condición como autoridades. Esto les permite​​ violar,​​ muchas veces,​​ normas y derechos (véanse la gran cantidad de casos de policías agrediendo personas sin fundamento. Quizás la lectura del mito en este texto provenga de ese hecho cotidiano). En el segundo, noto una indudable parodia, como parte de la denuncia a través de la violencia de género (tema recurrente en la poesía de esta autora). En dos versos, se pone en entredicho quién es verdaderamente el responsable de tantos casos de violación en el mundo, ¿Hera? (en caso de no entenderse, estoy haciendo uso de una alegoría​​ para referirme a las mujeres,​​ tal cual lo hace la autora con Zeus, pero​​ para referirse a los hombres violadores).​​ 

Por último, si algo​​ debo​​ y quiero​​ destacar​​ del libro, desde el perfil ético que he intentado​​ ubicar​​ en Luiza Romão,​​ es​​ la lectura que​​ ella​​ hace de Troya.​​ Aquí, tal ciudad se convierte en​​ símbolo de la violencia, las masacres y las guerras en la contemporaneidad. Esto se anuncia desde el primer texto “ifigenia”:​​ la literatura occidental comenzó con una guerra​​ / […]​​ la literatura occidental comenzó con una masacre​​ / […]​​ es mi turno de contar la historia​​ (p. 4).​​ 

Aparte del protagonismo e interés por darles​​ voz a los personajes femeninos,​​ en donde Casandra sigue intentando poner en acción su don profético tras anunciar​​ que hay algo carcomiendo​​ sistema, una piedra atorada golpeando cada vez más fuerte y​​ así sea​​ con​​ personajes​​ masculinos​​ (desde una óptica femenina y de queja),​​ a​​ Romão​​ parece​​ interesarle más​​ el paradigma de​​ denuncia;​​ esto es notable, entre otros, en versos como los siguientes:​​ netanyahu donald trump napoleón​​ /​​ su saliva es la misma de los banqueros​​ (en “agamenón”, p. 5) y​​ en portugués se dice destruir y no destruya​​ (en “príamo”, p. 12).​​ 

Y para cerrar, quiero​​ compartirles, en mi traducción​​ libre, el que para mí​​ es, quizás, el mejor poema del libro, en tanto logra reutilizar el mito de la muerte y los funerales de Héctor para referirse a un tema muy doloroso no sólo en el​​ Sur​​ de América​​ (en donde la autora siente una mayor y profunda cercanía, particularmente con Brasil), sino en el mundo entero. Además,​​ al jugar con el contenido visual​​ (como otro código de denuncia y escritura), recuerda​​ uno de los​​ métodos​​ de censura de libros (xxxxxxxx) en épocas de tiranías como las que seguimos viviendo hoy:

 

 

 

homero

os gregos foram capazes de

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  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ milhares de troianos

porém

no último canto de ilíada

aquiles devolve a príamo

o corpo de seu filho heitor

 

nesse momento aqui

no sul do sul do mundo

ainda não se tem notícia

dos mais de duzentos desaparecidos

na ditadura militar

 

um corpo é um atestado de barbárie

 

até os gregos tinham piedade

 

 

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homero​​ 

 

los aqueos fueron capaces de

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        ​​ ​​ ​​ ​​​​ tropas de troyanos

por eso

en el​​ canto XXIV de​​ la​​ ilíada

Aquiles​​ le entrega​​ a​​ príamo

los restos​​ de su hijo​​ héctor

 

en este​​ instante​​ aquí

en el sur de​​ Macondo​​ 

aún no​​ se​​ escriben epopeyas

de​​ los más de doscientos desaparecidos

en la​​ soberbia tiranía

 

un cuerpo es un​​ poema​​ de barbarie

 

hasta los​​ aqueos​​ cultivaban la​​ piedad.​​ ​​ 

(Trad. propia).

 

 

Bibliografía

Romão, L. (2021).​​ Também guardamos pedras aquí. Nós.

Romão, L. (2023). También guardamos piedras aquí (trad. R. Amézquita). Círculo de Poesía.

1

​​ Todas las traducciones al castellano, excepto la del último poema, son de​​ Roberto Amézquita.​​ 

 

 

 

 

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