Escritor, poeta y diplomático mexicano natural de Torreón, Coahuila, Jorge Valdés Díaz Vélez es autor de 19 libros de poesía publicados en México, España e Italia y ha recibido, entre otros, el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes y el Premio Internacional de Poesía Miguel Hernández-Comunidad Valenciana. Fue director y fundador de la Casa de la Cultura de Saltillo. Como diplomático de carrera fue jefe de misión adjunto en las embajadas de su país en Marruecos y en Trinidad y Tobago, director del Centro Cultural de México en Costa Rica y director del Instituto de México en España. También fue consejero cultural en Argentina y en Cuba, cónsul alterno en Miami, Florida, y director de Convenios y de Difusión Cultural en la Secretaría de Relaciones Exteriores. Es miembro honorario del Sistema Nacional de Creadores de Arte.
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LDGM
¿Qué aporte ha adquirido su obra viviendo inmerso en otras culturas?
JVDV
Por mi profesión he tenido la oportunidad de vincularme directamente con creadores y con expresiones artísticas y culturales pertenecientes a distintas generaciones, tradiciones y perspectivas. Esto me ha brindado la posibilidad de establecer relaciones de amistad, muchas de las cuales permanecen vivas.
También fui partícipe de numerosos movimientos estéticos y literarios que han enriquecido nuestra diversidad y visión del mundo y que, en lo particular, establecieron un diálogo fecundo con la cotidianeidad de la escritura.
LDGM
Usted además de ser poeta y escritor ha sido gestor cultural. ¿Cómo ha desarrollado su labor transitando dos senderos diferentes, aunque a veces coincidentes?
JVDV
Como consejero cultural colaboré en el establecimiento y desarrollo de proyectos bilaterales de cooperación académica, científico-técnica y cultural y educativa que contribuyeron a fortalecer el mejor conocimiento de nuestros valores y de las afinidades de México con las identidades culturales de otros países y regiones, señaladamente de América Latina y el Caribe.
A lo largo de más de tres décadas fue una labor sostenida que me permitió abrir nuevos espacios de intercambio y de promover proyectos de colaboración internacional. Además, incidieron en un mejor conocimiento recíproco entre gobiernos y sociedades.
LDGM
¿De qué poetas colombianos conoce su obra y qué lo ha motivado a su lectura?
JVDV
El primer poeta colombiano que me deslumbró fue el gran Álvaro Mutis, quien se afincó en México y ahí publicó casi toda su obra. Conocí, después de leerlos, a los queridos Piedad Bonnett y Juan Manuel Roca, con los que sostengo una gran amistad, al igual que a Juan Gustavo Cobo Borda, con quien compartí destinos diplomáticos y largas conversaciones en Buenos Aires y en Madrid.
Otro autor al que estimo y leo es Darío Jaramillo. Desde hace muchos años me he aproximado también a parte de la producción de María Mercedes Carranza, Jorge Gaitán Durán, Raúl Gómez Jattin y Santiago Mutis.
LDGM
Háblenos del estado del arte de la poesía actual en España y México. ¿Cuáles son sus referentes?
JVDV
La poesía actual de México y de España se contemplan en el mismo espejo de su tradición y de su modernidad, de su pertenencia y de sus indagaciones y manifestaciones. En el laboratorio del lenguaje poético y de sus particularidades han coexistido, y actualmente coexisten, creo, más semejanzas que diferencias. Éstas enriquecen hoy el horizonte de nuestras letras y contribuyen, además, a la universalidad de nuestras expresiones culturales.
Gracias a las nuevas tecnologías, que nos acercan cada vez más a otros autores con los que compartimos un mismo idioma y a creadores de otras culturas, tenemos la valiosa posibilidad de dialogar con distintas vertientes literarias. Ello nos debería permitir re-conocernos, en un ejercicio de convivencia creativa en el que no debería exceptuarse la curiosidad por explorar nuestras propias raíces y de aproximarnos a la complejidad de una realidad por todos compartida.
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Sur
La medida del hombre es el desierto.
El desierto y el hombre son lo mismo.
No hay ruta o soledades que le dicten
el pulso de las horas, no hay destino
en esa libertad sobre la arena.
Su palabra es el viento cuando vuelve
al sur del corazón envuelto en llamas.
Y es murmullo que habita su memoria.
Y es enjambre de estrellas en tus labios.
Y es la viva conciencia de estar solo.
El fotógrafo y la modelo
El tiempo que fue siempre tu enemigo
se detuvo en tu imagen. Ya eres esa
chica de calendario, la princesa
sin fábulas, el ángel que consigo
colgar de cualquier nube. De oro y trigo
la luz ensortijada en tu cabeza,
la arena que se acaba en donde empieza
la línea de tu sexo. Estás conmigo
y no tienes tristezas ni pesares
ni citas por cumplir. Sólo reposas
inmóvil en el cuadro, entre palmeras
de plástico y heladas mariposas
robadas del Cantar de los cantares.
No sabes que no has muerto. Si supieras.