Ecos, nuevo libro de Lourdes Ortiz

Krzyszto Dyosz Daddho escribe sobre Ecos (Editorial Agramante, 2024), nuevo libro de la poeta mexicana Lourdes publicado en Perú. Actualmente es Es Doctora en Humanidades y Artes, docente en la Licenciatura en Letras y Maestría en Humanidades, de la Universidad Autónoma de Zacatecas, México.

 

 

 

 

 

 

LOS ECOS DE LOU

 

Ortiz, Lourdes,​​ 

Ecos,​​ Lima, Editorial Agramante,​​ 

2024.

 

 

La poesía​​ y muy en especial la​​ escrita​​ es​​ el sutil​​ lenguaje que trasciende las fronteras de la razón, penetrando en las esferas más íntimas del alma humana​​ desde la subjetividad, cultivando​​ y/o despertando​​ no sólo las emociones sino también el intelecto. En tal sentido, la ensayista y docente universitaria​​ zacatecana​​ Lourdes Ortiz​​ que también incursiona en la creación de poemas​​ nos invita a un viaje poético que se despliega entre los contrastes más profundos de la existencia: el amor y la pérdida, la esperanza y la desesperanza, la luz y la sombra. Ella en​​ un​​ conjunto de poemas, tejidos con precisión emocional y lingüística, nos muestra un espejo en el que se reflejan las más hondas inquietudes y deseos del ser humano. A través de versos que oscilan entre la serenidad contemplativa y el desasosiego,​​ en sus versos Ortiz​​ abre una ventana a las contradicciones que forman parte de nuestra vida interior.

 

Así,​​ ECOS,​​ es​​ el reciente poemario de​​ Lourdes Ortiz,​​ en​​ cuyas páginas con​​ pluma poética​​ la autora​​ demuestra​​ una sensibilidad y profundidad excepcionales.​​ ECOS​​ es mucho más que un conjunto de poemas; es una inmersión en las emociones humanas, un recorrido por los paisajes más íntimos del alma, donde​​ el recuerdo y el olvido​​ coexisten y se entrelazan en una danza lírica que captura la esencia misma de la existencia.​​ 

 

ECOS​​ es una obra poética que transita por los rincones más recónditos del alma, donde las emociones humanas —en especial el amor, la pérdida, el tiempo y la desesperanza— se despliegan con una intensidad asombrosa. Lourdes Ortiz, con una sensibilidad aguda y una capacidad única para captar lo inefable, nos invita a adentrarnos en un espacio de reflexión íntima, donde cada palabra, cada verso, parece resonar en lo más profundo de la conciencia. Este poemario, construido con una narrativa lírica que mezcla lo efímero con lo eterno, es una exploración de la experiencia humana en todas sus facetas, un canto a lo transitorio y, al mismo tiempo, a lo perpetuo.

 

Desde sus primeros versos,​​ ECOS​​ nos invita a un viaje introspectivo, donde cada palabra parece cuidadosamente seleccionada para resonar en lo más profundo de nuestras emociones.​​ Lourdes Ortiz​​ no escribe para el lector superficial, sino para aquellos dispuestos a detenerse, a reflexionar, a sumergirse en la hondura de cada imagen y metáfora. En este libro, las emociones no se presentan de manera obvia o directa, sino que se desvelan lentamente, a través de imágenes poderosas y sensaciones complejas que van desde la contemplación serena hasta la angustia existencial más desgarradora.​​ 

 

El título​​ ECOS​​ en este conjunto de poemas abre un amplio abanico de interpretaciones que invitan al lector a reflexionar sobre la resonancia de las experiencias humanas, la conexión con el pasado y la naturaleza, así como la complejidad de las emociones. Este título es sugerente y profundo, prometiendo una exploración rica y variada de la condición humana a través de la poesía.​​ Lourdes Ortiz​​ no solo escribe desde una experiencia individual, sino que sus poemas trascienden lo personal para volverse universales, invitando a cada lector a encontrar su propia verdad en sus palabras.

 

El poemario está estructurado de manera que cada poema se siente como una pieza de un todo, y, al mismo tiempo, como una entidad autónoma. No hay una narrativa lineal en​​ ECOS, pero sí una coherencia temática que nos lleva por distintas facetas de la vida emocional. La primera parte del libro nos introduce a la fragilidad del ser humano ante el tiempo y el cosmos, con versos que nos recuerdan nuestra pequeñez en el vasto universo, por eso nos dice en el Poema 1: "Soy un instante, apenas polvo de estrellas, soy luz que se apaga y enciende"​​ (Ortiz, 2024, p. 12). Desde el inicio, la​​ poeta​​ nos sitúa en una posición contemplativa, donde el ser humano es una chispa en medio de un cosmos inmenso y misterioso. La vida se presenta como un parpadeo fugaz, un suspiro en la eternidad, pero al mismo tiempo, como algo profundamente significativo.

 

La​​ autora nos sitúa frente a un universo donde la existencia es vista como una chispa que se enciende y apaga en el vasto horizonte de la vida. En sus versos inaugurales, hace hincapié en la fragilidad y fugacidad de nuestra naturaleza. Este concepto de lo efímero está presente a lo largo de todo el libro, donde la conciencia del paso del tiempo y la lucha por encontrar significado en lo transitorio se convierten en temas centrales.

 

Como se aprecia, el​​ primer contacto con​​ ECOS​​ es una inmersión en la fragilidad de lo efímero. Desde​​ un inicio, la autora deja claro que nos encontramos ante un espacio poético en el que el ser humano es, ante todo, una chispa momentánea en el vasto universo. La imagen de la luz, tan utilizada a lo largo de la historia de la poesía, se renueva en este poemario como un símbolo de lo fugaz, lo inasible. En estos versos, la autora no solo medita sobre la naturaleza transitoria del ser, sino que también expresa el asombro de existir, incluso si esa existencia es efímera.

 

Uno de los temas recurrentes​​ a lo largo del poemario​​ ECOS​​ es el amor, pero no el amor idealizado que suele encontrarse en la poesía romántica tradicional. Aquí, el amor es ambivalente, lleno de tensiones y contradicciones.​​ Lourdes Ortiz​​ lo retrata como una fuerza poderosa, capaz de iluminar, pero también de destruir. En el​​ Poema 2, por ejemplo, escribe:​​ "Tu voz es cascada de agua... promesa en tus pupilas"​​ (Ortiz, 2024, p.​​ 13), pero esa promesa no siempre se cumple, y el amor se convierte en una fuente de dolor, en algo que, a pesar de su belleza, permanece inalcanzable​​ y pleno de asombro​​  ​​ ​​​​ 

 

Este asombro se ve reflejado en el tratamiento del amor que hace la poeta. El amor en​​ ECOS​​ además de ambivalente: es al mismo tiempo un refugio y una tormenta, una promesa y una sombra. En el​​ mismo​​ poema,​​ Ortiz continúa: "...​​ Mirada profunda escoltada por amanecer en sonrisa",​​ y con estas palabras pinta una imagen de amor que es al mismo tiempo vital y distante, una presencia poderosa pero inalcanzable. Este tipo de dualidad en la representación del amor nos invita a reconsiderar su naturaleza, ya que lo que parece ser una promesa de plenitud también lleva consigo la semilla de la separación. El amor, en el universo poético de​​ Ortiz, es siempre un campo de tensión entre el deseo de conexión y la inevitable distancia que el tiempo y el espacio imponen.

 

En​​ ECOS, el amor​​ —lo recalco—​​ es uno de los motores fundamentales de la existencia, pero no se trata de un amor idealizado o estático; es un amor dinámico, a veces doloroso, a veces ausente, pero siempre latente. A lo largo de los poemas, Lourdes Ortiz presenta el amor como una experiencia profundamente humana, cargada de dualidades: el deseo de conexión y la distancia inevitable, el consuelo y la incertidumbre, la presencia y la​​ ausencia. Es un amor que se experimenta en la distancia, como se refleja casi siempre en cada poema. Aquí, el amor es tan vital como la naturaleza, pero tan inalcanzable como una promesa lejana.​​ 

 

Este tipo de amor, a veces distante, otras veces desgarrador, se entrelaza con la idea de la ausencia, otro de los grandes ejes del libro.​​ A menudo, la ausencia de palabras o de voz adquiere un peso tan grande como las imágenes más explícitas del amor o el dolor.​​ Por eso​​ la autora nos dice​​ al final del Poema 1: "El eco de ti se perdió...", utilizando el silencio como metáfora de una pérdida más profunda. El silencio es otro de los grandes protagonistas de​​ ECOS. Este silencio se transforma en un espacio cargado de significados, donde lo no dicho adquiere tanta fuerza como lo expresado. La ausencia se vuelve, en muchos de los poemas, una forma de presencia, una constante compañía que acompaña al hablante poético en su viaje interior.

 

La ausencia se siente a lo largo de muchos de los poemas, ya sea como una falta física o como un vacío emocional. Lourdes Ortiz es una maestra en capturar ese dolor silencioso que acompaña la ausencia. "El eco de ti se perdió...",​​ repito al leerla, y​​ veo que,​​ con esta sencilla frase, evoca toda una sensación de pérdida, de algo que ya no está, pero cuyo rastro aún persiste en la memoria. La ausencia, en​​ ECOS, no es solo la falta de una persona amada, sino también la sensación de vacío que acompaña a la vida misma, esa búsqueda constante de sentido en medio del caos y la incertidumbre.

 

Otro de los grandes temas en​​ ECOS​​ es la memoria. Los recuerdos, a menudo, son tanto un refugio como una fuente de dolor. La memoria en los poemas de Ortiz es inescapable; aparece en formas sensoriales, casi físicas, como en el poema​​ 15:​​ "El eco de ti gira en mi cabeza, el sin sentir no existe"​​ (Ortiz, 2024, p.​​ 29). Aquí, la autora explora cómo los recuerdos pueden invadir y​​ dominar el presente, imponiéndose como un eco que reverbera constantemente en la mente del hablante. Esta tensión entre el pasado y el presente es central en muchos de los poemas, donde los recuerdos a menudo se presentan como algo que arrastra al hablante hacia una reflexión dolorosa, pero necesaria, sobre su propia identidad.

 

La lucha existencial es, sin duda, uno de los pilares sobre los que se erige este libro. En el​​ Poema 4,​​ Ortiz​​ refleja este conflicto interno con una claridad devastadora:​​ "A veces el camino se estrecha y la tormenta se avizora, las palabras se cansan"​​ (Ortiz, 2023, p.​​ 15). Esta imagen del camino que se estrecha simboliza la opresión de la vida misma, las dificultades y los obstáculos que a menudo parecen insuperables. Sin embargo, a pesar de este tono oscuro, el poema también sugiere una resiliencia, una fuerza interior que lucha por mantenerse firme a pesar de las adversidades.

 

Además del amor,​​ la memoria,​​ el silencio y la ausencia, otro tema central en​​ ECOS​​ es el tiempo. El tiempo aparece como una presencia constante, una fuerza inevitable que lo transforma todo. En muchos de los poemas, el paso del tiempo se experimenta como una amenaza, como algo que nos acerca irremediablemente​​ al final del túnel.​​ A lo largo de​​ ECOS, la muerte aparece como una presencia silenciosa pero constante. No es una muerte trágica o dramática, sino una muerte que se entrelaza con la vida cotidiana, que se insinúa en los pequeños detalles de la existencia.​​ En el poema 10, por ejemplo, la autora escribe:​​ "El tiempo no se alinea, y el espacio separa"​​ (Ortiz, 2024, p.​​ 24), subrayando la sensación de desajuste y de separación que el tiempo impone entre las personas y las experiencias;​​ el inevitable trauma que trae consigo la muerte, no solo en términos físicos, sino también en términos emocionales.​​ Esta tensión entre el tiempo y el ser humano es una de las grandes preocupaciones filosóficas de la literatura, y en​​ ECOS​​ encontramos una meditación profunda sobre cómo el tiempo afecta nuestras relaciones, nuestras emociones y nuestra comprensión de nosotros mismos.​​ Tal​​ presencia de la muerte es una invitación a reflexionar sobre la fragilidad de la vida y la importancia de vivir plenamente en el presente, a pesar de la certeza de la finitud.

 

La poesía de Lourdes Ortiz se caracteriza también por su relación íntima con la naturaleza. Los elementos naturales —el agua, la luz, el cielo, la tierra— son utilizados no solo como metáforas de las emociones humanas, sino también como catalizadores de esas emociones. En el poema 5, la autora compara a su amado con el sol:​​ "Eres la sonrisa que abre el día en mi ventana... eres magia"​​ (Ortiz, 2024, p.​​ 17). En esta imagen, la naturaleza y el amor se funden en una misma entidad, y el amado se convierte en el origen de la luz, de la vida misma. Sin embargo, la naturaleza en​​ ECOS​​ no siempre es benevolente; a menudo se convierte en el reflejo del caos interior, como cuando la tormenta se avizora y las palabras se cansan,​​ tal como expresa en el Poema 4. Esta dualidad entre lo sublime y lo violento en la naturaleza resuena con las emociones contradictorias que atraviesan el poemario.​​ La relación entre el ser humano y la naturaleza es otro hilo conductor que atraviesa la obra.​​ Ortiz​​ utiliza imágenes de la naturaleza fusionando​​ el paisaje natural con las emociones más íntimas. Esta interacción entre lo humano y lo natural refleja una visión holística de la vida, donde cada experiencia interna encuentra su reflejo en el mundo exterior.

 

La memoria y el silencio también ocupan un lugar preponderante en el tejido poético de​​ ECOS. En varios poemas, la memoria se presenta como un refugio ambiguo, a veces reconfortante, pero a menudo doloroso.​​ En el verso​​ "El eco de ti se perdió"​​ la poeta​​ refleja cómo los recuerdos pueden ser tanto un alivio como una carga. El silencio, por su parte, no es una mera ausencia de sonido,​​ sino un espacio lleno de significados donde lo no dicho se convierte en una presencia poderosa.​​ En varios poemas, la memoria se presenta como un refugio ambiguo, a veces reconfortante, pero a menudo doloroso.

 

 

ECOS​​ no se limita a ofrecer imágenes de belleza y contemplación. También se adentra en las sombras de la existencia, explorando la desesperanza, la incertidumbre y la lucha por el sentido en un mundo que a menudo parece indiferente. En el​​ Poema 19, Ortiz escribe:​​ "El silencio araña, la cosquillosa luz se hunde"​​ (Ortiz, 2024, p. 33), transmitiendo una sensación de angustia y desasosiego que recorre gran parte del libro. Esta lucha por encontrar significado en medio de la oscuridad es uno de los temas más universales de la obra, una reflexión sobre la condición humana que resuena en cada página.

 

A pesar de los temas oscuros que atraviesan el libro, como la pérdida, el vacío y la desesperanza,​​ ECOS​​ no es un libro que se regodee en el sufrimiento. Al contrario, hay momentos de luz, de redención,​​ esperanza;​​ destellos de belleza que nos recuerdan que, incluso en medio del dolor, la vida sigue siendo un milagro. En el poema 24, la autora habla de un lugar donde​​ "la vida sea una eterna sonrisa"​​ (Vera, 2023, p. 39). Este verso nos ofrece un respiro, una visión de redención que, aunque distante, sigue siendo posible.​​ Aquí la imagen de un edén idealizado nos recuerda que, a pesar del sufrimiento y la lucha, siempre hay espacio para la esperanza, para la posibilidad de un renacer. Es en estos momentos donde la poesía de​​ Lourdes Ortiz​​ se abre a una espiritualidad sutil, una búsqueda de sentido en medio del caos.​​ Por lo consiguiente,​​ ECOS​​ se convierte en un libro que no solo explora la oscuridad del alma humana, sino que también busca la luz en medio de esa oscuridad.

 

El lenguaje poético es, sin duda, uno de los aspectos más destacados de este libro. Con​​ versos fraseados y​​ un estilo que oscila entre lo descriptivo y lo metafórico, la autora logra crear imágenes de gran fuerza visual y emocional. Sus versos están llenos de detalles sensoriales que nos permiten no solo leer, sino sentir y experimentar lo que nos está contando.​​ Lourdes Ortiz​​ ha logrado, con​​ ECOS, crear un libro que trasciende los límites de la poesía convencional. Sus poemas son ventanas a un mundo interior complejo, donde las emociones humanas se muestran en su forma más pura y más cruda. Cada verso es un reflejo de una mente que no teme enfrentarse a las grandes preguntas de la vida, y cada poema es una invitación a contemplar nuestra propia existencia, a reflexionar sobre lo que significa amar, perder, recordar y, finalmente, ser.

 

Por último, huelga decir que, uno de los aspectos más poderosos de la poesía de Lourdes Ortiz es su uso del lenguaje como una herramienta de liberación. Cada palabra, cada imagen, parece cuidadosamente seleccionada para comunicar una emoción específica, un estado del ser. A lo largo de​​ ECOS, el lenguaje se convierte en un refugio, un espacio donde la autora puede explorar sus emociones más profundas y encontrar consuelo en el acto de nombrarlas. El lenguaje poético, como lo señaló Roland Barthes (1977), tiene el poder de transformar la realidad, y​​ Ortiz​​ utiliza este poder con gran habilidad, tejiendo imágenes y emociones de una manera que permite al lector experimentar el viaje emocional del hablante.

 

En conjunto,​​ ECOS​​ es una obra que invita a la introspección, a cuestionar el papel del amor, la memoria y la existencia en nuestras vidas. Es un libro que no ofrece respuestas fáciles, pero que abre un espacio de reflexión profunda sobre lo que significa ser humano en un mundo lleno de contradicciones. Con​​ estrofas​​ poéticas​​ que combinan​​ la belleza con el dolor, la autora nos​​ ofrece una visión del ser humano como un ser frágil, pero capaz de encontrar sentido y consuelo en el acto de vivir y sentir.

 

Este poemario, tan íntimo como universal, es un testimonio de la capacidad de la poesía para capturar la esencia de nuestras emociones más profundas.​​ Lourdes Ortiz​​ nos recuerda, con cada verso,​​ que,​​ aunque la vida sea fugaz, las emociones que la atraviesan son poderosas y eternas.​​ ECOS​​ es, en definitiva, una obra que invita a ser leída y releída, un refugio poético donde el lector puede encontrar su propio reflejo en las palabras de la autora.

 

En resumen,​​ ECOS​​ es mucho más que una simple recopilación de poemas. Es una inmersión en las profundidades del alma humana, una exploración poética de las emociones más intensas y contradictorias que nos definen como seres humanos. A través de su lenguaje preciso y evocador,​​ Ortiz​​ nos invita a reflexionar sobre nuestra propia existencia, sobre el amor, la pérdida, la memoria y la muerte. En cada uno de sus versos, encontramos un eco de nuestras propias experiencias, un recordatorio de que, a pesar de lo efímero de la vida, siempre hay belleza en el acto de vivir.

 

Escribir sobre​​ ECOS​​ es invitar al lector a sumergirse en un viaje poético donde las emociones humanas encuentran su expresión más profunda y sincera. Este libro no es solo para ser leído; es para ser sentido, para ser vivido en cada una de sus páginas. Lourdes Ortiz ha creado una obra que perdurará, no solo por la belleza de su lenguaje, sino por la verdad que late en cada uno de sus versos.

 

 

 

Krzyszto Dyosz Daddho

Escritor, Gestor Cultural y Divulgador Literario latinoamericano

 

 

 

 

***

 

 

 

 

Poema 1

 

SOY un instante

Apenas polvo de estrellas

Soy luz que se apaga y enciende

Estoy absorta y de frente al cielo

Con miedo al vacío

Con la certeza en la boca

Con la promesa en el aire

Con la mente en persistente divagación

Con fórmulas en las manos

Para no enloquecer

Y con la voz ausente

Mi cuerpo como pelota en el agua

Te busco en cada luz en el horizonte

En cada sonido que rompe el silencio

En cada recuerdo que arrastra el viento

En cada canción que alerta mi piel

Mi lengua te encuentra en cada frase

En cada momento

Han muerto las hojas de los árboles

Y los pies del calendario con signos de agotamiento

El reloj tiene pasos de gigante

Se extinguió la risa

Se apoltrona el olvido

Y señorea el silencio

El eco de ti se perdió…

 

 

 

 

 

 

 

Poema 5

 

ERES el rayo de sol que se asoma

Irreverente en la mañana

La cortina que corre y muestra el ojo desnudo

La piel que hierve de curiosidad

Y la quisquillosa voz que afirma

La presencia cantarina que desata el sueño

Y convierte el día en un vuelo de ave

Eres la sonrisa que abre el día en mi ventana

Y trueca la tristeza en intermitente risa

La primavera que escruta el otoño

Que desata la palabra en rauda cadena

Eres magia

Eres enigma

Arcano descubierto

Eres el patriarca

El que posee la luz

El guía de mis oscuros ojos

El albor que señala el camino

El hermano de Paris que cayó en combate

El héroe que enfrentó a Aquiles

El que con su cuerpo trazó la ruta de la vida

El que arranca la tristeza

Y afina la felicidad en la pantalla

El que traza un vals intermitente

Hace piruetas con sus ojos

Y dulcifica los amaneceres.

 

 

 

 

 

 

 

Poema 7

 

Casi inverosímil

Un sueño del que despierto

Ausencia y presencia

Descorriste el telón de mi vida

Azuzaste la curiosidad

Removiste lo que creí adormecido

Del olvido me hurtaste

En el olvido me sumiste

Me llevaste de un horizonte con nubarrones

Al más verde día

A tocar un paraíso lejano

De agua que refleja el azul del cielo

Abriste la posibilidad de soñar

De respirar límpido

Sin temores

Sin asaltos nocturnos

De contar los minutos y las horas

De ojos en eterna sonrisa

De amaneceres en júbilo

A respirar en zozobra

Sin aliento que me impulse

Soy un alma quebradiza

Que se descorre en la penumbra

Y se oculta para no hacer ruido

Una sombra que persigue un recuerdo

Que se regocija en un par de ojos profundos

En un perfil meditativo y absorto

En la razón que superó la emoción

Y no rompe el silencio…

 

 

 

 

 

 

 

Poema 10

 

EL tiempo no se alinea

Y el espacio separa

El silencio pesa

Extenuante carga

Un final impronunciable

Un pecho que se oprime

La ansiedad que recorre

Un cuerpo se evapora en la distancia

Brazos vagabundos

Y ojos que buscan otras bocas

Mirada inquieta

Horizonte incierto

Palabras que arrastra el viento

Y ocultan las promesas.

 

 

 

 

 

 

 

Poema 19

 

EL silencio araña

La cosquillosa luz se hunde

Rasga el interior nocturno

Otra noche en traje de luto

Los recuerdos enferman

Las grietas se expanden

Ni el sol tiene sabor

Y desangra con su caricia

No hay placer en el camino

Ni cielo con fortuna

Ni un pájaro de plata se asoma

En descenso y sin paracaídas

No pensar

No sentir

Con los ojos errantes

Con la mente estacionada en un fin

Con la piel ausente y erizada

Con la zozobra a cuestas

Con la esperanza fallida

Con el boleto en la mano

En una estación sin fin

 

 

 

 

Poema 26

 

MI cuerpo se comprime

En la nostalgia del otoño

Evoca el aroma de una tierra sin nombre

Y de un sol sin vergüenza

Que no se esconde con la tarde

Un par de luceros no se asoman

Ni en la mañana ni en la noche

Cansa el silencio

La promesa del viento

Y un día que no está escrito

Un millón de minutos que no tocan a mi puerta

Le espera y la vida se escurre

El insomnio de mis párpados se agota

Las palabras se fugan en labios taciturnos

Inconformes con tu nombre.

 

 

 

 

 

 

 

Poema 30

 

NO valen deprecaciones

Ni clamores lanzados en tempestad

Se perdió la lluvia entre mis manos

Pero el suelo se ve agrietado y estéril

El pecho contrito

Los ojos vagabundos en el horizonte

La esperanza yerma

Divagantes de una silueta difusa

la distancia se impone

la cercanía se aleja con pasos gigantes

Se evaporaron los amaneceres risueños

Los sueños de colores

Los cantos matutinos

El boleto comprado con prisa

La última estación final

La espera se extiende

El silencio tortura

La cabeza en satélite de un recuerdo

Se pierde y se agota

El reloj se multiplica en pedazos

Agotado por caminar

 

 

 

 

 

 

 

Poema 38

 

Y si clausurara los ojos

Si decidiera hojear en el olvido

Si tachara en mis labios tu presencia

Si dejaras de caminar por mi mente

Si no diera más vueltas por tu nombre

Si conjurara tu recuerdo

Y me recluyera en un cuarto oscuro

Donde no husmeara el sonido

Y la afonía me torturara

Y congelara mi sonrisa

Si decidiera recostarme

Atrancar los oídos

Cerrar el iris con una taza de café

Apostar por la eternidad horizontal

Perderme en la promesa en fuga

Soñar con una mano que despierta con la mía

Y un par de tenazas que sostienen mi descanso

Soñar con una realidad vestida de colores estivales

Ver desde el balcón el cielo reflejado en mí

Escuchar el canto de las olas

Y tus pasos que se van y que regresan

Una vida en compañía del mar

Lejos de la zozobra

De la desesperanza que me acecha

 

 

 

 

 

 

 

 

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