Poesía checa: Václav Hrabě

En versión de Alžběta Vítková, leemos al poeta checo Václav Hrabě (1940-1965). Fue uno de los poetas más significativos de la década de 1960. Su obra, inspirada en la generación beatnik y la música jazz, no fue publicada y apreciada sino hasta después de su muerte.

 

 

 

 

 

 

Prólogo

 

Señores

siempre descreídos y despectivos

haciendo ramos de flores con vuestras tristezas​​ 

ya sabéis la vida de memoria

tan bien como los versos de vuestros amigos refinados

os aviso

no brindo

​​ a vuestra salud

Chulos de poesía

Catadores de metáforas

No es para vosotros

lo que articulo

Es para la gente real que conozco

para la que me pongo

​​ ridículo

Son versos para el obrero Pedro

que me enseñó a manejar la pala

y a compartir pan y cigarrillos

Es para mi abuelo, el socialista,

que​​ ni al morir era devoto

Es para recordar​​ a​​ mi tía

que esperó

siete años de sol a sol
a​​ que su marido volviera​​ del frente

Es para el ucraniano que​​ me dijo que las guerras

      no tienen por qué ser

Es para esta chica loca por la que aprendí ​​ 

a tocar jazz

a vagar de noche a no estar contento a no tener paz

Es para el obrero AlbertinLo veo como hoy

dice: Nunca te acuestes con una chica que no te guste

Es para el Maestro de la pescadería​​ que​​ conoció​​ París

a Joséphine Baker

y al hambre

Es para Miles Davis y para la noche en la que por primera vez oí

esa​​ trompeta llena de sollozos

Es para el vendedor de refrescos rojos y amarillos​​ 

en un quiosco en Praga

Es para la mujer hermosa

que de niña estuvo en Ravensbrück

y para sus arrugas prematuras

Es para un pintor sus payasos y artistas

     vestidas en negro

Es para los obreros pavimentando la calle de mi amor

Es para el vendedor ciego de periódicos en la galería

Es para las chicas bailando charleston en el sótano

Es para Karel el de los perritos y su brazo pudriéndose cerca de Madrid

Es para Modigliani y Parker, ambos murieron pobres

Es para Fidel que​​ dijo:​​ La democracia

​​ le entrega armas a la mayoría

Es para el rojo​​ asesinado​​ el 10 de mayo

    de​​ mil novecientos cuarenta y cinco​​ 

y para la chica rubia que nunca volverá

     de tanta distancia

Es para todos​​ aquellos​​ que en las manos llevan​​ 

el mundo

este bonito loco

y único

y le ayudan avanzar a pesar de las maldiciones de los papas y los escupitajos

de ladrones

a pesar de las democracias compadreras

las pestes

y las guerras

 

 

 

 

 

 

 

Un poema corto sobre Praga

 

Por el aro ardiente del sol saltan los perros entrenados

de mis pensamientos

En el Puente de Carlos los legionarios barrocos se aburren​​ 

y el agua abajo​​ 

sudada con espuma en la boca se va​​ 

y se vuelve

atrás

como trigo verde cuando hace viento

El agua se vuelve

se vuelve ardiente, amores lanzados al mundo como bumeranes

 

Pero mi sueño desde la noche de hoy nunca volverá

y nunca oiré de nuevo La Internacional

como en el funeral

del poeta que la transponía en cada línea

en inusual​​ tonalidad

 

Volverán a pasar

veranos e inviernos

el​​ zureo​​ de​​ las​​ palomas

y la tristeza de​​ los​​ amantes

volverá​​ el​​ eco​​ de​​ las campanas de Roma​​ 

y nuestra vida

 

Mi sueño nunca volverá

La Internacional en la tumba del poeta

Volverá

la vida el agua abajo

 

 

 

 

 

 

 

Cariños adormecidos

 

Los neones

suenan la oración de la noche

en tus ojos salen

estrellas y flores

caen al suelo

entre sombras

a la orilla del lago con juncos y alcaraveas

después de trabajo los leñadores beben

licor de endrinas

 

Y yo quiero dormir

Dormir

en la sombra de tu pelo

Dormir no pensar en nada

despertar al sonido de tu voz

como un cocinero

en estos cuentos en los que duermen por siglos

y dormirme de nuevo​​ 

con un poco de tu pelo en mi frente

y envidiar un poco

al sol

que sobre tu cuerpo hace​​ 

pequeños dibujos incomprensibles

 

 

 

 

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