José Rengifo Delgado (1994) codirige el Colectivo Editorial Mutante e imprime en el Taller Tolda. Es editor de la publicación seriada Impertinencia de todo, desde 2017. y ha publicado el libro de poesía especulativa pornografía (2021). Además, escribe aquí https://noescobarismo.noblogs.org y comenzó a hacer música con este señor: https://ignacioescobar.bandcamp.com/
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b. el ojo1
El ojo “parcializado” no es un aparato de visión humana, una visión sin identidad absoluta, es decir que el ojo no es para nada una máquina de registro
Un ojo flotando en el aire, quieto o vibrando mínimamente, no es la pista de un sujeto, sino otra cosa, una clase de ceguera violenta y perversa
¿Entonces la visión es efecto de un parasitismo, del renglón saltado sobre la sospecha?
El ojo no responde a una causalidad, pues su contigencia se debe a cierta gratuidad del espacio que se abre y aborrece su apertura
El ojo y la “producción de consumo” imaginal es contigente
El ojo no es esta maquinaria sólida, sino un aparato complejo con sus propios exo-mecanismos, con sus ensamblajes abstractos donde los axiomas se desgarran como Bardock sonriendo mientras muere ante un Frezeer que lo ignora
El ojo es parásito, tanto como podría ser órgano-parásito, una especie de clave que predispone la visión a la existencia del fetiche
El sol, por poner un caso especulativo, es un ojo ciego que arde ante el cuerpo traumado de la Tierra, cuyas placas tectónicas avisan el advenimiento de millones de ojos que chocarán con el campo de eventos del ojo-sol
Entonces no podemos decir que tenemos ojos solamente sin enarbolar el dolor de estar hundidos en un mar terrible de imágenes
El ojo hundiéndose en una reverberación de un solo sonido abrumador que luego (delay + reverb) se agolpa contra el rostro
Grain delay
Nunca he tenido rostro solamente
Como el ojo no chupa, pues es un baile sobre las pendientes, un vuelo sobre un gran cañón mientras el viento gentil acaricia las rocas, un horrible hiato donde el desierto se prefigura, podría decir que el ojo humano es este sobrante que vibra ante la violencia
El lenguaje es un parásito
El amor no puede ser sino un intruso que completa y da sentido al amor, animándolo fuera de sí, pero sin que importe lo interior o lo exterior
He habitado un mundo que solo es afuera, una visión que solo es posible si el ojo es ciego y está abierto como un huevo cocido cortado finamente a la mitad, mayoritariamente seco ante los objetos, ante la negación de la vida que constituye este día a día entre los carros, las paredes y las uñas cortadas y las hojas secas y la luz solar y el agua
Cuando el parásito brotó nunca hubo un afuera ni un adentro
El ojo era/es contingente y la imagen era/es usada en mi carne como una proyección del fin de la carne, no como la realidad, ni como una grieta
El ojo vibrando como el clima
El ojo como una gota lubricante que flota sobre las grietas y la riega en sintonía con un gozo oscuro sin boca
El ojo como un parásito que permite ver a las piedras o sexualiza el mundo o decae políticamente a la nada
Desensamblaje del ojo es vida del ojo
El ojo nube, el ojo pavimento, el ojo boca saliva, el ojo balde, el ojo charco
El ojo daredevil, el ojo batou, el ojo solar, el ojo paramilitar, el ojo de la pulpa, el ojo ôtsutsuki
La historia de otro ojo que fue una piedra bajo el río en las manos de un niño muerto
Ojo por ojo
Ojo sin ojo
El ojo abriéndose entre las grietas
Siempre algo se escapa al ojo, tejiendo así el fin de otro nuevo ojo que brota
iv.2
siempre estoy abierto y es terrible si llegara el mal a mí no podría detenerlo no podría hacer como otros que lo esquivan con sutileza y en eso pasan su vida esquivando y esquivando como sonidos de tambores traque te traque una y otra vez con impavidez gloriosa nada que ver yo siempre estoy abierto incluso cuando gozo incluso cuando lloro debajo de las palmas incluso cuando mi lengua se enreda en los manglares incluso cuando llegan buses desde cali y el calor llega con ellos y no del cielo y no del mar sino de las armas y el dinero con que pagaron los pasajes y compraron su droga y su sexo pero sobre todo vendrá ese calor de la gasolina de los carros y las motos y las lanchas gasolina que se cae sobre el agua con la que eventualmente me bañaré y de paso pasará que como siempre estoy abierto algo de ese calor entrará en mí y se encontrará con el calor que ya hay dentro mío y ambos calores harán un bosque incendiado una especie de divino templo en llamas como napalm que se quema y se quema viscosamente sin nunca ser capaz de combustionar por completo pues es esa viscosidad la prueba de su ineficiencia perfecta al incendio y como siempre estoy abierto esa jalea incendiada templo derretido incendiado se filtrará a través de mí y caerá sobre el asfalto sobre los andenes sobre el pasto sobre el polvo y aumentará progresivamente la temperatura de buenaventura mientras el humo no aumenta por acto de magia solo el calor y las llamas como de napalm viscosas llamas de napalm reptando hacia el mar donde reposa la muerte en espera de la muerte donde estaremos todos en combo orinando o haciendo el amor o cagando incluso sin querer porque siempre estamos abiertos y esas cosas pasan sin que lo regulemos solo suceden el sexo el semen de vez en cuando el amor la caca las voces y el calor y el napalm ahí entre otros cuerpos entre y a través de nuestros cuerpos siempre abiertos e incendiará también los rastros de caca y sangre sobre las playas de buenaventura
Sin título3
hay un ritmo secreto en el jardín… y recordarlo es armar su sentido, lentamente. Desde la carretera llega el polvo. En la casa el silencio cotidiano es frágil, pero se mantiene; es casi un milagro. Peso de un aire oscuro. Las hortensias nunca fueron mis favoritas, pero pelechan que da gusto. Los gladiolos se alzan como pequeñas torrecitas que tiemblan en una boca invisible y excitada
el ritmo, my sweet Gauge, el ritmo impuesto por una transparencia, casi como suspiros
el fondo de pinos, montañas que son piso hinchado, movimientos de un pulmón imposible
las gardenias, los cerezos y los mantos de María, pieles estalladas de un rostro o de un fantasma que miraba muy de cerca mis primeros pasos, mi “monstruosidad” infantil
o mi infantilidad era el movimiento de avance de las buganvilias a través de la casa, del jardín, señalando la imposibilidad de un jardín, la terquedad de la infancia, el deseo más allá de los ríos que sólo fluyen debajo de las camas y en las literas más altas, con las manos frías pero fuertes de otros niños que miraban con ojos negros (como carbón en la nevera) mis humildes y adoloridos riscos
el viento es el viento cuando las rosas se detienen un poco para ser observadas con orgullo
la caída de las granadillas, el rumor de dientes que sólo acarician las pulpas granulares del fruto, su cáscara como de un huevo extraterrestre. La cereza. La violación del espacio perfecto para que, de nuevo, los geranios, los mantos de María, algunos cerezos, formen un rostro prometido. Seguro sería tu rostro, Gauge. O el de Gianni. Quizá incluso el de Ana, que sigue durmiendo al lado mío. Quizá sólo el rostro de ese niño que amé por primera vez. La inteligencia de las flores, el registro de mi pequeño deseo de monaguillo, de pequeño diablo jardinero. Los pinos alzándose, olorosos, serían borrachines si pudieran, andando a deshoras por caminos de herradura, por trochitas, desde sus casas al pueblo, de las cantinas a los nidos de su amor correspondido con la sumisión y el favor del silencio ardoroso
serían como mi madre o como mi padre, como mis tías
pero algunos novios crecen cerca de las paredes, como pequeños ángeles (siempre me pareció que eran “novios” y no “novio y novia”), y su carmín brilla en las ventanas, en los charcos, en los tarros que mi padre usaba para tener agua en el jardín (aquellos tiempos en que el acueducto era un sueño)
entonces la transparencia de las ventanas y del patio eran flechitas que señalaban nuevas trasparencias
y las flores estaban entre estas celdas transparentes, límites de sombra y luz y el sonido del agua hirviendo y de las piedras saltando a lo lejos (una camioneta se acerca). Al lado del jardín se extiende la ropa que se seca con el frío que baja del páramo. Camisetas y faldas y pantalones revolviéndose por el viento como otras flores, unas flores extraterrestres
algunos ganchos de la ropa están solos y se chocan a veces violentamente (de nuevo: el viento frío que baja a veces rápido, como una invasión amorosa, como buganvilias) (imposibilidad de atrapar el páramo o de ser/estar solamente cerca de él… como estar cerca del orgasmo o del juego en la oreja, las manos que aprietan los ojos, las manos de Gianni, las manos de Gianni que son transparentes y alzan hasta mi boca las manos de otra luz ajena, no nuestra, no humana solamente); ganchos que chocan entre sí violentamente, empujados por el viento que pasa entre los árboles, entre la ropa, y suenan como una serenata para las plantas, para las flores, para las suculentas en la sombra, para mis párpados cerrados y jugosos, para mis rodillas rucias, para Jesús (que tiene el pecho como una guitarra, pariente del suelo y del viento), para mi madre y su llanto de padre-madre, para mis vecis jugando a ser fotógrafos, para el aljibe (metáfora y hecho), para un Rodrigo futuro que escribe un poema sobre su infancia, para el pequeño sonido de las hormigas, para las curubas que casi se pudren en nuestra boca, en las patas de los bichitos… en la punta de los ojos…
amor de niebla o de humo ligero y sin olor, amor entre la Transparencia y la Luz, amantes divinos
su sexo es el espacio en el que me muevo
el cuerpo afectado por el sueño
El sueño sobre mi carne
asegura su isla breve
“Figuras del sueño”, José Lezama Lima.
confín de carne y sueño
“Casida de la rosa”, Federico García Lorca.
El sueño todo, en fin, lo poseía
Primero sueño, Sor Juana Inés de la Cruz.
Para ele.
es imposible despegar cuerpo de afecto
(río del aire montañoso, luz del ardor en la pepa del ojo
vislumbrante ojo, vislumbrante dolorcito y gozo)
es imposible
cuando soñamos un cuerpo amado conjuramos el contacto:
realización del mágico poder con el cual gokú
—maquinita de sueño—
transportó su presencia ante la presencia sorprendida de sus amados
así mi sueño
así tus sueños bañados por el ardor de alguna orilla del río ambarino de los muertos
arena clara perteneciente a las visiones que en la cuevas de —estas—
las montañas casi nuestras casi nosotras
entablan diálogo con la gravedad de las piedras
y comen algunas plantas como colibríes paradísimos en el aire
así comen los sueños y los muertos
así tus ojos pesados son manos que salen de las nubes y trenzan nuestro largo cabello
en tres mechones dulces y negros: el sueño, el cuerpo y la vida despierta
mientras una voz nos canta una cueca que suena:
la rosa y el clavel
hicieron un juramento
y pusieron de testigo
a un jazmín y un pensamiento
¿no te inquieta o emociona, amiga, la distancia entre el cuerpo y la imagen
soñada de ese cuerpo imaginado entre las flores brumosas de pesadez?
el mundo del sueño es mundo entre llanura y rivera
vaho abierto y atento, intermediación y espumita
y aquí —dadores— nos quitamos las ropas
humedecidos a la extensión voluptuosa de la muerte
visitantes de la isla que sostiene en el tiempo otra cantidad hechizada
el misterio de un cuerpo enredado por passifloras y en el canto de flautas pelechadas
es la boca abierta de un animal de rostro de río y cuerpo de montaña
puerta vibrosa de luz en la que los animales nos cuentan chistes
y las flores del resucitado —rojas de labio chupado—
visten con tus ropas para un cine de movimientos nocturnos
pasa el viento disfrazado de ladrido lejano y dormimos
como caída flor sobre el demonio de la neblina
tu cuerpo se somete a la química del sueño
mi cuerpo: sedimentación: mecánica onírica
el cuerpo: escucha rostros antiguos cantarnos:
me enterraron con mortaja negra
he visto crecer hongos
he partido calabazas en sueños
y el sueño: una flor que forma otra flor cuando tus dedos se posan sobre ella
y nuestro cuerpo: tepuy o casa o mapa
y los amados cuerpos que nos peinaron con cariño se hacen tepuy o casa o ensamble.
De un libro inédito llamado Actividad parasitaria.
De un libro inédito llamado Desierta Buenaventura.
De un libro llamado pornografía (2021).