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VIOLENCIA Y ESTRATEGIA DEL AMOR
EN LA OBRA COMPLETA DEL CHINO VALERA MORA
Mariajosé Escobar
Un día amaneció de bala la poesía venezolana, y lo hizo con el primer libro de Víctor Valera Mora La Canción del Soldado Justo (1961). La obra de este poeta va del año 1958 hasta su muerte en 1984. La obra del Chino, como era conocido entre sus amigos, está signada por su tiempo y su lugar de enunciación. En 1958 cae la dictadura de Marcos Pérez Jiménez con los sucesos del 23 de enero y el año de 1984 marca el comienzo del gobierno de Jaime Lusinchi, un año después del Viernes Negro, nombre con el que se conoce la fuerte devaluación del bolívar que dio paso al neoliberalismo en Venezuela. Se podría decir realmente que toda obra está signada por su tiempo y lugar, pues en ellos se inscriben y no en el aire, pero en algunos poetas esto puede rastrearse con mayor facilidad que en otros, este es el caso de Valera Mora.
Víctor Valera Mora nació en la ciudad de Valera, en el estado Trujillo de los Andes venezolanos, en el año 1935. Tuvo una breve estancia junto a su familia en San Juan de los Morros, estado Guárico. Fascinado por la lectura y escritura desde muy joven, decidió irse a Caracas, donde se graduó de bachiller en filosofía y letras en el año 1956, posteriormente de Sociólogo en la Universidad Central de Venezuela, en 1960. Miembro del Partido Comunista, forma parte de la llamada generación del 58, un grupo de jóvenes intelectuales que lucharon desde la literatura y la cultura contra la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.
Su primer libro Canción del soldado justo fue publicado por Ediciones Luxor en 1961, con un tiraje muy reducido y con el apoyo de amigos y familiares. Junto a otros poetas como Caupolicán Ovalles, Mario Abreu, Pepe Berroeta y Luis Camilo Guevara comienza a reunirse en los bares del boulevard de Sabana Grande y así nace la “Pandilla Lautréamont”, un grupo de intelectuales bohemios que dieron vida a la Caracas nocturna de aquel entonces. Frecuentó también las andanzas de una república imaginaria llamada “La República del Este”, agrupación de intelectuales y artistas que se reunían en diversos bares del Este de la ciudad de Caracas entre nostalgias, bohemias y alcohol.
Una vez caída la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, en Venezuela se instauró una falsa democracia bipartidista que entregó las riquezas de nuestro país a los Estados Unidos. Bajo el influjo de la revolución cubana, en los años sesenta surgieron varias guerrillas y en ese momento la escritura de Valera Mora se convirtió en la vanguardia poética de esta subversión. Su obra llegó a ser considerada tan peligrosa para los poderes constituidos de su tiempo que se dice que un general de la antigua Dirección de Inteligencia Militar (DIM) dijo que su libro Amanecí de bala (1971) era más subversivo que los pocos focos guerrilleros que aún existían y que era motivo suficiente para arrestarlo. Por esta razón se va a estudiar a Roma, para evitar la prisión, con una beca que le consiguieron algunos de sus amigos. Desde allá escribe su último libro publicado en vida 70 poemas estalinistas (1979) con el cual gana en 1980 Premio de Poesía del Consejo Nacional de la Cultura. Muere en Caracas, en 1984, luego de dedicar toda su vida a la poesía y a la lucha revolucionaria mediante la misma.
La reimpresión de la Obra completa de Víctor Valera Mora que realiza Fundarte (2024), Editorial de la Alcaldía de Caracas, es un gran acierto, luego de su primera publicación en 2004, pues viene pone al alcance de las nuevas generaciones la obra de un poeta que tuvo un gran influjo en la literatura venezolana.
Voy a referirme a dos poemas que en el conjunto de su obra sintetizan los dos ejes centrales en que esta se mueve: la rebelión y el amor. Leyéndolo observamos, sin embargo, en su poesía no un simple panfleto político, sino un verdadero volcán, un “tremendo estallido” (p.116) “una terrible hoguera” (p.116), una renovación de la poesía venezolana que bajo su aluvión verbal nunca será la misma.
Víctor Valera Mora pertenece a la generación de la poesía venezolana de la neovanguardia, los poetas de los años 60 entre los que encontramos a los integrantes de los movimientos antes mencionados y de El Techo de la Ballena, grupo al que fue también cercano.
Entre sus antecedentes en Latinoamérica encontramos a grandes soles de nuestra poesía, como lo son Pablo Neruda, Pablo de Rockha y César Vallejo. Valera Mora se acerca a los tres por su verbosidad y su desenfado, por las enumeraciones caóticas que realiza, en las que intuimos los procedimientos de la poesía automática y el flujo de la conciencia, propios del surrealismo. El surrealismo, decía Walter Benjamin en su libro Imaginación y Sociedad (1998) debía: “tomar las fuerzas de la ebriedad para la revolución” (p. 59) y esto es lo que hace Valera Mora a lo largo de toda su obra: generar ambientes ebrios, caóticos, exasperantes, y poner esas fuerzas en favor de la revolución que se hace o se busca hacer no solo en el plano político sino en el estético.
Pero veamos cómo realiza el Chino estas operaciones en los dos poemas que hemos elegido para esta presentación: “Yo justifico esta guerra” (p.61) y “Amanecí de bala” (p.187).
En “Yo justifico esta guerra” el tema central es la guerra contra el imperialismo norteamericano. Para hablar de ello el Chino rescata la figura legendaria de Zamora “Zamora cabalga en el incendio / y somos lo que sucede la posibilidad del porvenir” (p.66).
Se trata de un poema de largo aliento que recuerda el Canto general de Neruda, pues va haciendo un recuento de la historia de nuestro país, e incluso de la historia de las luchas de los oprimidos del mundo, en versos que se suceden unos a otros, estampida de imágenes que tienen su asidero en hechos reales, pero que tienen una sutil manera de tensar los hilos entre la historia, la narrativa, la crónica y la poesía: “porque el drama venezolano no es cábala / ni enigma de la creación de bellas cosas para el placer / nuestra suerte está signada por el despojo / fluctuante en las estadísticas de los porcientos” (p.66), y se lanza el Chino un resumen de nuestra historia de despojo expresada en porcentajes: “el porcentaje nuestro sobre el caudal del río / que cruza mordiendo la geografía del llanto” (p.68).
Todo ello lo realiza mediante versos largos, en un tono entre lo conversacional y lo lírico, con imágenes poéticas de gran vuelo onírico: “El 60% de la brutalidad sobre nuestros sentidos / y el sordo frenesí de los soberbios porque la sabiduría / fue incautada y quemada en los sótanos policiales / para olvidar la dirección del viento y el terrible anuncio / desde la Isla de Fuego / es el peso que nos toca no importa en qué sitio del continente” (p.68). Ese 60% al que se refiere el Chino representa un “cuestionado problema” (p.66): “las inversiones norteamericanas en nuestro país / representan aproximadamente el 60% del total de las inversiones de Estados Unidos en América Latina” (p.66), esto para la fecha de publicación del poema y según palabras del propio Chino.
El ritmo del poema está trazado como una percusión de combate, es un ritmo galopante que parece asemejarse a tambores de guerra, de manera deliberada e intencional el poeta busca y logra unir forma y fondo, el tema y la forma que este adquiere en su creación son uno solo. Utiliza la letanía, desacralizando con esta operación el discurso religioso, son las palabras “Estrella” y “Sol” al inicio de cada verso en el que canta y cuenta la historia de las luchas de los oprimidos mediante reiteraciones que van generando ecos y que comienzan con los dos versos que me dieron la idea de hablar sobre la rebelión y el amor en la obra del Chino con estos dos poemas de ejemplo: “El hombre aparece en los reales dominios de la violencia / el hombre crece en la táctica y la estrategia del amor” (p.68).
El segundo de los poemas a los que quiero referirme habla justamente de la táctica y la estrategia del amor, y es Amanecí de bala en el que la épica histórica y política del poema anteriormente comentado se transmuta en épica amorosa, desde el primer encuentro con la muchacha amada hasta toda la imaginación de lo que sería una posible relación con ella. Hay de hecho tres mujeres que son eje de este poema: la de la “cabellera rubia” (p. 187), la “morena de belleza agresiva” (p. 187) y la “muchacha vestida con pantalones azul claro y sweater negro y bellos lentes oscuros” (p.189). Estas mujeres protagonizan una vorágine de imaginería poética que va del “mar de los sargazos” (p. 187) a la “ley de la gravitación universal” (p.189).
En el poema Valera Mora va tejiendo un puente verbal entre sus amigos de la Pandilla Lautreamont, con lo que hay una veta de humor y coloquialidad, la guerra, el sexo: “las infinitas formas de hacerse el amor” (p.188), “las lecciones de kamasutra no me conmueven” (p.188), los signos del horóscopo géminis y escorpio, el principio de Arquímedes, el Ave Fénix y pare usted de contar, con un lenguaje que es como el mismo sujeto lírico menciona: “desmesurado y excesivo” (p.187).
El cuerpo de la mujer, de “esta mujer boca arriba desnuda en la estera” (p.188), está surcado de ríos, soles, árboles, lluvia de oro, y demás imágenes de la naturaleza. De esta manera, el sujeto lírico aparece como un ser dionisiaco que “no tiene comercio con la muerte / que no le teme, que lleva en la sangre la vida de cada día y que -como lo indica su autor- es de este mundo” (p.187). Afirmación de lo vital, del impulso sanguíneo de la materia en efervescencia, el erotismo y el amor es cantado así como otro campo de batalla, como otro espacio de rebelión.
Estos dos poemas sirven de puntos cardinales para orientarse en la geografía de una poesía vasta, no por la cantidad de libros escritos sino por la abundancia en ellos de metáforas, imágenes oníricas, referencias históricas, personajes, sentido del humor, ironía, como lo es la de Víctor Valera Mora. Rebelión y amor pueden verse reflejados en ambos textos, junto con un llamado al poeta venidero, ese que siempre avizoró el Chino, un llamado a la creación y a la lucha pues: “jamás la canción tuvo punto final” (p.26).
MASSERATTI 3 LITROS
De Víctor Valera Mora
A seiscientos kilómetros por hora cuestiono todo
no tengo paz ni sosiego y digo cuestiono todo
me dejo llevar me gusta cuando me sucede
el animal que soy sobre las catedrales husmeando
mi desmedido desenfado mi boca salvaje
cerrando y abriendo puertas espantosas
la micromáquina filmadora de sueños
una escalera una antorcha para quemar la nueva Babilonia
desde arriba y desde abajo asalto el círculo
esta noche dormiré en los tejados para no comprometer a nadie
de paso me orino en el parque de los escritores
nos conducimos por dentro y por fuera
enero sin suéter cuello de tortuga es conflictivo
nada cae por su propio peso menos la desdicha
a esta velocidad soy el único que ha visto lo lejos y lo inmediato del desorden
conozco tales deidades que me da risa
entonces he aqui al hombre que no tenia sombrero y necesitaba
trabajar con sombrero y salió a la calle con su mujer desnuda
sobre su cabeza y en la parada del carrito por puesto encontró a su amigo
del alma y éste le preguntó
-“Esa no es Eloísa” y el le dijo
-“Sí pero no creo que se note mucho” y el amigo del alma le respondió
-“Bueno la verdad que regular”
y cuando entró a la oficina se armó la grande y después
se hizo costumbre y a cierta distancia de tiempo
mandó a hacerle algunas reparaciones en aquellos lugares
donde se hacen hebillas y se componen sombreros y se la forraron
toda por dentro con tafetán rojo y le rodearon la cintura
con una cinta brillante
y no diga usted adornada con plumas de aves exóticas
porque el asunto es serio si lo sabré yo era tanta la necesidad
que se olvidó
y dejó a su mujer colgada de un clavito y se fue
y como todo alucinado que se estima no tengo remedio
lo que aún no hemos visto no es un cementerio de elefantes
ni un buque fantasma ni la consagración de la primavera
lo mío es un masseratti 3 litros
una potente máquina
una agonía de turbinas
mejor si trae consigo los sonetos a Orfeo
qué tiempo lleva escribir un gran poema
inscribirlo después en el grand prix de la posteridad
allá los que se desviven para que el tiempo no los mate
yo me pongo mi chaqueta al revés me voy silbando
miren que dije chaqueta
y dije camisa de fuerza y dije insulina y dije metrasol
pero no miren que no dije terapia ocupacional ni gallo tuerto
lo que aún no se ha visto no son mis celos rabiosos
ni los manuales de econometría para gerentes de empresas
hacen falta barras de dirección y puntas de ejes
alto octanaje y ácido de batería
yo le decía a Cecilia que ningún mundo de agua
era obstáculo para esas largas y bellas piernas suyas
hacen falta tuercas y tornillos rosca fina
despejados platinos y cigüeñales resistentes
al frío con los académicos comedores de ortigas
ahora es que va a dar guerra el Che
necesitamos vestirnos de monte
insurgentes o muertos sin memorias
trágame con cerveza amor mío soy una ostra
sangre de mi sangre
amor bajo el inventario de tus ojos
amor sin comprender que dos bastan para la cercanía
amor tienes que arreglar los papeles menos extraños
y tomar el avión en las estaciones del paraíso perdido
amor a quien miro con el sol derecho volar sin retorno
en el viento soluble
el viejo Orígenes consideraba
que entraríamos rodando en forma esférica
otro es mi problema para qué la poesía
todos los yanquis son unos hijos de puta
hay que matarlos donde estén
no puedo vivir sin conflicto
esta mañana amanecí locamente enamorado de Corea del Norte
yo quiero un estallido atómico
demasiado hemos trabajado para los dioses
en el resplandor del hongo haremos que trabajen ellos
más veloz tiro la casa por la ventana
el sabio penalista dice que el verbo hacer es ilimitado
podemos cantar bailar escribir leer
y también robar estafar violar ofender
en eso estamos hijos míos
yo convierto a las mujeres en armas de guerra
luego ellas deciden vertiginosamente
el comandante entró por las costas del nordeste
mi trago favorito es una parte
de vodka una parte de ginebra una sombra de limón
en este planfleto puedo romperme los dientes
mi vida vale un comino
vorazmente me gustan todas las cosas
mi rostro enloquece en el paisaje
me celebro en la poesía
como quien celebra su boda con un cuchillo
esto fue dicho esto ha sido sostenido
todo el mundo es la ausencia de todo sujeto
estoy sumergido
cuesta bastante mantener un buitre
poder explicar con certeza
cómo el futuro llegará a vuestras vidas
decir predecir ahondar más hondo
siempre el infinito al desnudo
mi corazón es más luminoso
que todos los soles tragados por la tierra
No iremos al cine a ver la vida del siervo de dios
claro está que nació en isnotú del estado Trujillo
y como uno también es de ese estado
y qué diablos hace este señor aquí
me enerva el chovinismo de gran aldea
¡eh! guerrilleros
el tiempo de los verbos nada importa
según lo que hemos pesado visto y medido
vendrán dias terribles
el que piense llorar como un bendito
que vaya comenzando
yo dentro de la burbuja bailo pata pata
hoy recibí carta de mi amor mi amor está por llegar
escribo palotes porque esta agonía no es de hoy
esta agonía no es ni hija ni patrimonio de las armas liberadas
la muerte venezolana era ya sin nosotros
la muerte boba
la muerte sin papeles sin paga sin reclamo
la muerte arboladura de los poderosos
vieja costumbre mal acostumbrada
descomunal zamuro devorando vivos a los pobres
el orgullo lo que nadie puede negarnos
es la irresistible trasendencia desde nuestras caidas
y la violenta muerte del enemigo
aprendimos a matar salto adelante
hablamos largamente de la hipófisis
ese tirano desconocido sentado en nuestra silla turca
hay que echarlo afuera para que la confusion sea total
el problema es encontrar la puerta llenar el cuarto de agua
aun cuando en ello dejemos el orden el sub-orden la especie
la estancia del viejo linaje
debemos ahondar para seguir
no olviden cruzo el laberinto a seiscientos kilómetros
la raiz cuadrada de un rayo de luz más todos los sueños
estamos desquiciados pero ni esto tenemos de tontos
por eso dije críticamente
lo que aún no se ha visto es el país girar enloquecido
estoy en mi oficio
quién puede descansar en el filo de una hojilla
un barril de pólvora es un barril de pólvora
claro dirán los expertos qué mas puede ser
lo que yo digo es dónde conseguir uno para volar los códigos establecidos
uno se mete en cada lío de miedo esto no da dividendos
vivo en el mismo sitio cúantos querrán verme vestido de madera
hoy somos aire esparcido pero mañana
el hombre dobló la cintura hacia adelante
su ojo izquierdo rodó por tierra sin inmutarse
digo sin inmutarse el hombre no el ojo sería el colmo
luego tomándolo cuidadosamente lo colocó en su sitio
al instante moría de susto estaba al revés se vio por dentro
si quieres historia hazla tú mismo
urgentemente seguimos necesitando barras de dirección
la más radiante noticia de año nuevo
los comandos vietcong toman la ofensiva
desean algo más bien
para un sinfin de personas un pernil de cordero
o de ternera de leche de unos 2 kilogramos y medio
60 dientes de ajo 1 vaso de ron
2 décimas partes de un litro de vino blanco muy dulce
un poco de manteca de cerdo sal y pimienta
si empezamos al amanecer al atardecer el fuego estará listo
alrededor del más terrible tablero de ajedrez
cenarán algo que durante siglos viene rodando
pernil al ajillo a la manera de Heráclito de Efeso
luego vendrán unas truchas al vino rojo el más rojo
servidas bajo el resplandor de nuestras banderas
vivimos en un perenne combate
que cada quien elija su destino
un hombre camina dando y recibiendo golpes
atrás deja la semántica y los deberes ciudadanos
agua y pez al mismo tiempo
destruye lo posible para no ser aniquilado
nos obliga a llevar un vaho de pistolas en la nuca
que nadie duerma tranquilamente
¡oh! ese amor suyo por la guerra de los pueblos
ofendidos considerarán que esto no es un poema
y tienen razón tal ves una canción de cuna
ahora sé que estoy loco por completo
pero se acabó la cantinela se acabó la coba
a partir de mi la palabra es un escalofrío
ahi queda esto
subo y arranco mi potente masseratti 3 litros
rafagueante doy mis sesos contra un muro
después el otro infierno
Mérida, 1968
REFRENCIAS
Benjamín, Walter. (1998). Imaginación y sociedad. Taurus.
Neruda, Pablo. (1981). Canto general. Fundación Biblioteca Ayacucho.
Valera Mora, Víctor. (2024). Obra completa. Fundarte.
Mariajosé Escobar nació en Caracas, Venezuela. Es escritora, editora, facilitadora de talleres literarios, Magister en Literatura Comparada (2024, UCV) y Licenciada en Letras por la (UCV, 2011). Tiene un diplomado en Edición (UNEARTE y Editorial El Perro y la Rana, 2020) Publicaciones: Poemas de Insomnio y Lluvia. El Perro y la Rana, (2011); Versos Diversos. Antología poética sexo-género diversa contemporánea e hispanoamericana. El Perro y la Rana, (Zambrano y Escobar Comp. 2011); La Casa en el Espejo. Casa de las Letras Andrés Bello, (2015) Mención Honorífica del Premio Municipal de Caracas Luis Britto García (2016); Verbeldía, Locura del verbo. El Perro y la Rana, (2019). “Gestación” gana el Concurso Metro Relatos (2014), auspiciado por Monte Ávila Editores y el Metro de Caracas. Liquen. Fundarte (2022). Desde el Vagón Mención Honorífica del Premio Nacional de Poesía Fernando Paz Castillo (2022) fue publicado por Fundarte (2024). Ha publicado sus poemas y ensayos en diversas revistas digitales e impresas nacionales e internacionales y en antologías.
Actualmente, forma parte del equipo de la Gerencia de Cultura en PDVSA La Estancia como Gestora Cultural, impartiendo también talleres y actividades de cuentacuentos. Se ha desempeñado como editora en diversas instituciones. Es Facilitadora de La Escuela Nacional de Poesía Juan Calzadilla en Caracas desde su fundación.