Timba Bema nació y creció en el barrio de Bali en Douala, Camerún. Después de leer a Franz Kafka, comprendió que su vocación era escribir. Su poética se elabora en torno a los temas de la memoria, la libertad y la reconciliación consigo mismo. Fue laureado con el Grand prix littéraire d'Afrique noire (Gran Premio Literario de África Negra) en el 2018.
***
Decirte
A ti que
en la noche del sueño
recibiste el don
de la visión
Decirte
el paso del tiempo
el sabor
de la fruta
precoz
de la temporada
que desaparece
en la garganta
de una niña
a una edad incierta
con una mente soñadora
que no se puede nombrar
sin embargo, ella
porque ella es
también
Quién mira
edificio
15 pisos
fachadas
desde la ventana
desde su habitación
buceando en la oscuridad
los trenes pasan
uno tras otro
los trenes pasan
en su camino
de hierro
uno tras otro
la espalda cargada
de mercancías
de sueños
de mercancías
de soles
de mercancías
de estrellas
de mercancías
arrancadas del abismo
del tiempo
de los sueños
de mercancía
que se van
en la noche
como efímeras
después de una temporada
de amor
Tu mano
se extiende
generosa
en mi pecho
Oh mi amor
tu lengua
tiene el sabor
de la brisa
de la tarde
Oh mi amor
Quería decirte
sol triste
levántate
levántate
antes de que el día
se encienda
La llamábamos tierra adentro
cuando aún vivíamos
en el mundo
solíamos llamar a todo este verde
toda esta vida
interior
reino de los olvidados
territorio que el conocimiento poblaba de mitos
y leyendas
territorio del vientre
gruta, vagina abierta de mujer
de dónde viniste un día
para crear el mundo, tu mundo
Te irás
cuando el fuego del mediodía
fuego de sabana que diezma la hierba seca y amarilla
te haya quemado las alas
todavía marcada, la noche anterior, por la vacilación
¿Por qué, no fuiste a decirle?
que el olor de su cabello aceitoso
te acompaña hasta en el sueño
hasta lo más profundo de tu ser
donde siempre lo encuentras sentado en la hierba
acariciando con una mano ligera las flores blancas
que tiemblan de felicidad
¿Por qué no fuiste a decirle?
los secretos de la luna de plata
que entre dos bostezos
te confían cuando lo miras internamente
y le preguntas
si él también piensa en ti.
Amor líquido
Amor líquido
amor fluido
el tiempo se vuelve más pesado
en tu hombro
despejado
la miel ha dejado de fluir
de tu boca
entreabierta
sonríes
como el marfil
perforado por un
rayo de sol
pero tus pensamientos
ya corren
en los campos
persiguiendo los rebaños
desde el sueño
Amor líquido
amor sólido
el corazón palpita
cuando sopla el viento
tiembla la carne
acercándonos a la caricia
dime por qué
cuando te tomo
en mis brazos
te escapas hacia allá
a los campos
resecos
¿Quién consolará
mi árido corazón
desierto?
Amor líquido
amor fluido
el eco de las voces
resuena en ti
en la tristeza
y la confusión
catedral gótica
o un coro femenino
fuga con las raras
nubes de paso
perseguidas por un
ogro con dientes
de marfil
Amor líquido
amor fluido
la noche ha caído
en medio de las dunas
el frío atraviesa
tu cuerpo
con sus dardos
envenenados
bajo la mirada cómplice
de la luna
¿Quién te consolará
sino, mis brazos
absorbidos por el
fuego?
Bajo la lluvia
I
Bajo la lluvia
fina y ligera
en mi corazón
cargado de dolores
he cantado
en notas de plata
solo para ti
el tiempo de los seres
de los seres sin nombre
de los nombres de la felicidad
de la felicidad por nada
por un espasmo
por embriaguez
por un recuerdo
que no recordamos
II
Bajo la lluvia
los cordones fríos
en caída libre
avances de la luz
mis ojos rojos
como una vela
he llorado
la efusión del vacío
en el lecho de la ausencia
como llora la orquídea
los brazos en cruz pagana
bajo la sombra blanca
desde el hastío conquistador
que exhuma a manos desnudas
tus reflejos volátiles
poblados de un sueño diurno
III
Bajo la lluvia
el amor se moja
y estremece
el velo espeso
de la noche inmóvil
sombría como una hoja
en las brasas muertas
he visto
con mis ojos he visto
abatirse con toda su pesadez
al pájaro sin sombras
golpeado por un rayo
sobre un cementerio
donde el barro y la hierba
llaman al silencio
donde la piedra y la madera
convocan a la nada
donde un funeral
es un homenaje de los cielos
a la carne decrépita
de un amor infeliz.