Jacek Dehnel (Gdańsk, 1980) es poeta, narrador, pintor y traductor (del inglés y del ruso). Ha entregado versiones de Philip Larkin, George Szirtes, W.H. Auden y Osip Mandelstam. Es coleccionista de fotografías antiguas, publicista, activista de los derechos humanos y activista cultural (de la Unión Literaria o de la Asociación de Traductores Literarios, entre otros).
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A un viejo billete de transporte público encontrado en otro país en un bolsillo de un abrigo que estaba mucho tiempo sin usar
al fin y al cabo éramos niños montados en vagones rojos
aprendimos la palabra pantógrafo comimos helados malos (que en aquel momento
nos parecían buenos) helados con el nombre de una ninfa griega
(que entonces no conocíamos) y heeey y un giro tyyyrt tyyyyrt todo
se cambiaba las sillas sus tapicerías en nuevos
colores increíbles por fin éramos niños y nos divertíamos con
cosas abigarradas las tarifas se cambiaban y credenciales las cuales supuestamente
algunos niños traviesos sabían falsificar estampándoles un águila1
(ya en corona) de una moneda de diez groshes2 (ya después de la denominación3) éramos
cada vez más altos a pesar de Chernóbil quizás gracias a los broilers con hormonas
del crecimiento tal vez simplemente por este mundo nuevo y mejor
así que éramos más altos y más abarrados y acomplejados y es porque también en oscuras
salas de chat y rincones embarazosos de navegadores web gratuitos
que supuestamente sólo visitaban los niños traviesos
descubrimos qué y cómo a o p porque no para nosotros secretos de bravo4
derrotados por la sana mayoría éramos, al fin y al cabo, niños
y hacíamos mamadas malas5 (que ya en estos días nos parecen buenas)
escribíamos cartas de amor en papel que enviábamos a oficinas de correos cuyos
nombres ridículos pensábamos que eran la belleza misma fingíamos ser
camaradas fingíamos que no nos sentíamos en absoluto tristes fingíamos
que nos hacía gracia la broma fingíamos y al final fracasábamos
al fin y al cabo éramos niños aprendiendo la palabra pantocrátor
asistíamos a clases de catecismo6 las tarifas se cambiaban
y las credenciales se cambiaron y todavía éramos polizones algunos de nosotros
teníamos mala pinta algunos de nosotros tenía buena pinta un guey chulo sin
segundos
a o p y al final alguien se enteraba y al final
alguien se iba para siempre de los alrededores del correo con un nombre gracioso que
hace tiempo solía parecernos pura belleza y entonces nunca
nunca quisimos visitarla porque hay cosas más allá de nuestras posibilidades
porque hay cosas más allá de las cargas y los otros
iban aún más lejos éramos niños pero los ataúdes
eran ya de tamaño adulto pero sólo habíamos oído hablar de eso alguien en algún
lugar
en ninguna parte cerca de esa curva peligrosa tyrt tyrt hasta la boda
sanaríamos todo7 estaba cambiando teníamos las llaves de la casa de huéspedes y
teníamos
ya los amantes y teníamos nuestras propias opiniones pero éramos al fin y al cabo
niños
de esta tierra esta tierra8 y esta tierra tenía sus tarifas sus tablas de cargas para el
uso injustificado del cuerpo y especialmente el amor por alguien
de la zona de correos con un nombre ridículo y por eso no se merecía un
bravo solo infierno con vagones al rojo vivo
al fin y al cabo éramos niños íbamos el uno al otro en el tren rápido
que siempre parecía demasiado lento esta impaciencia
esta impaciencia esta falta de alojamiento (porque, al fin y al cabo, éramos
niños, aunque las camas ya eran de tamaño adulto)
habitaciones oscuras y rincones embarazosos de habitaciones vacías
con un propósito completamente diferente fingíamos que el propósito
no importaba fingíamos que el destino de alguna manera
podía ser engañado en este país sellado con el águila
(ya en corona) y el crucito (ya tras la denominación)9
y dar un paseo y volar polizón, bueno, bravo tyrt tyrt evitando
las traviesas mironas y los curiosos delatores
con su manía de sacar del bolsillo con la mano sudorosa la identificación
con sus tablas de tarifas por el uso injustificado
de todo uno mismo de ellos mismos éramos al fin y al cabo niños
y si teníamos fe era solo la naïf la de que al final todo saldría bien
al fin y al cabo éramos niños pero nadie quería saber quién éramos
qué queríamos montar y con quién queríamos pasear éramos al fin y al cabo niños
y todo el mundo quería saber quiénes éramos qué queríamos montar
y con quién queríamos pasear y a saber con qué propósito y a qué cuartos
a saber con qué propósito exactamente y a saber exactamente
cuál es el origen de las manchas en la tapicería
y estas eran por supuesto manchas de un origen
animal y propósito animal y no teníamos
otro propósito que este animal en unas oscuras
cuartitos y rincones a los que no llegan ningunos de los alegres
vagones rojos aunque hagan mamadas allí (que nos parecían
buenos pero eran malos muy malos eran el mal mismo)
al fin y al cabo éramos niños pero al final podíamos irnos
(hasta la boda) al final nadie os echará de menos ninfas griegas
al final haz lo que queréis al final el crucito (tras de la denominación)
y el águila (con la corona) para el camino y tyrt tyrt no era tan difícil
era terriblemente difícil con sacar del bolsillo con la mano
sudada la identificación de ser de la tierra de esa tierra más cercana a
chernobyl y pantocrátor porque algunos de nosotros teníamos la mala pinta
algunos de nosotros tuvimos una mala fe algunos tuvimos mal
destino eran chicos traviesos del destino equivocado
al fin y al cabo éramos niños pero la gracia del señor cabalga sobre la capita
abigarrada en un vagón blanco y rojo10 y en nuestra tierra
esta tierra los otros chicos traviesos cambiaron las tarifas cambiaron las cargas
de lo que se nos informó por otro correo electrónico se cambiaron las
las reglas del juego las reglas del compromiso cambiaron la longitud de nuestras
camas
y los ataúdes que nos asignaron eran al final y al cabo adultos
al final y al cabo éramos niños y en otro país caminábamos con un abrigo que estaba
por mucho tiempo sin usar metíamos la mano en el bolsillo y encontraríamos un
billete ya no válido
como si todo esto no tuviera importancia como si no tuviera importancia que
al final y al cabo éramos niños
Berlín 9-10 II 2021
El faisán
A lo lejos se puede ver la estructura: la cúpula de Blue City11,
bloques, cristales, antenas. Pero desde este lado, el tren
entra en la ciudad con una ancha cuña, un campo salvaje,
cubierto de acedera, cola de zorro y de arbustos, clavado
en la Estación Oeste12. Los nudos de las vías como una roseta
de la catedral industrial. Llegamos - y ahora se ven
los andenes de cemento, desde los cuales una niña
se arrojó frente al tren en algún diciembre. Recuerdo
que había que arrastrarse con maletas, en abrigos,
por los vertepes13, por los vrotyches14. Y de repente, en el mismo
lugar, a toda velocidad, veo en la hierba rojiza un cuentecillo
de vidrio, una pequeña chapa negra, un pico,
una mancha de óxido. En algunos jashches15
se sienta un faisán: tranquilo como en esa tabla
con la cadena alimenticia en un manual de biología
(comía el escarabajo de la patata, y el zorro planeaba
comérselo). Un momento. Miro, miro, más allá de él no veo
nada. Y él mira al tren o, más allá,
al mundo, y no ocupa su cerebro de ave
en mí. Y tiene razón. Porque él se quedará
en el terraplén o en la zanja, bajo la lluvia o el calor,
por un siglo de los siglos, en sucesivas reencarnaciones del faisán.
Y yo seré y desapareceré. Ser conocido – ningún conocimiento,
inútil para nadie. Así que yo escribo: se sentía
cerca de las vías, nombre: el faisán. Yo mismo - yo
no tengo nombre.
Tren Varsovia – Lublin, 9 de octubre de 2006
El águila con corona es el emblema de Polonia; durante el período de influencia soviética (1944-1990), el águila no tenía corona.
100 groshes polacos equivalen a un zloty.
Dehnel hace referencia al período de transformación política en Polonia: si bien el nombre de la moneda no cambió, hubo una denominación (como resultado del llamado Plan del Balcerowicz, respaldado por EE.UU. y el mundo occidental; el plan comenzó el 1 de enero de 1990).
Se trata de la revista Bravo, un quincenal juvenil originario de Alemania, publicado también en muchos otros países de Europa. En Polonia apareció por primera vez en 1991.
Un juego de palabras: helado en polaco, en el slang, también significa una mamada. Lo mismo ocurre con el siguiente uso de la palabra mamada en este poema.
Durante mucho tiempo, en Polonia las clases de religión no tenían lugar en las escuelas, sino en salas especiales junto a las iglesias.
Literalmente - origina de “curar [algo] hasta la boda”. El proverbio polaco que significa que todo va a estar bien (es un modo de consolación a una persona preocupada de algo).
“Que descienda tu Espíritu y renueve la faz de la tierra, de esta tierra”, dijo Juan Pablo II el 2 de 1979. Palabras importantes, sobre todo simbólicamente, para los activistas anticomunistas, para las generaciones polacas posteriores, consideradas como un meme. Véase la siguiente nota.
En las monedas polacas, obviamente, no hay una cruz. Dehnel hace referencia al hecho de que, tras la caída del sistema de influencia soviética en Polonia, la Iglesia Católica —en su versión ultraderechista, nacionalista y con tendencias fascistas— logró establecer durante muchos años una hegemonía total en el país. El apogeo de esta dictadura pudo verse, por ejemplo, en 2020, cuando Polonia prácticamente prohibió por completo el aborto.
Los colores de la bandera polaca son blanco y rojo.
Blue City – un centro comercial y de entretenimiento ubicado en Aleje Jerozolimskie 179, en Varsovia.
pol. Warszawa Zachodnia – una de las estaciones de tren más importantes de Varsovia, ubicada en la línea de diámetro, al oeste de la estación Varsovia Central.
Significa un terreno accidentado, difícil de atravesar; palabra prestada al idioma polaco del ucraniano en la época de la Baja Edad Media.
El nombre común de Tanacetum en polaco, aquí también transcrito nuevamente al español.
"Bordigàs" en occitano o el francés "buisson"; una palabra que también proviene de las tierras de la antigua Rus, similar al latinoamericano "matorral".