Christian Encarnación (Santo Domingo, 1997). Poeta y fotógrafo autodidacta. Estudia en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Ha publicado sus poemas en las revistas Santa Rabia Poetry (Perú), Cuadernos del Hipogrifo (Italia), Revista El Humo (México), OUPOLI (Francia), Círculo de Poesía (México), La Libélula Vaga (Cuba), entre otras. Ha participado como invitado en distintos recitales, conferencias y conversatorios de poesía tanto a nivel nacional como internacional. Su obra ha sido parcialmente traducida al francés por el poeta Miguel Ángel Real. Publicó Ausencia del vacío (Editora Nacional, Premio de Poesía Joven Zacarías Espinal 2021). Con Todas las madres nos condenan a muerte obtuvo el Premio Luna Insomne para Jóvenes Poetas 2023, organizado por la Fundación Cultural Lado B y Luna Insomne Editores.
El jurado del Premio Luna Insomne para Jóvenes Poetas, organizado por la Fundación Cultural Lado B y Luna Insomne Editores, integrado por las poetas dominicanas Reina Lissette Ramírez, Aurora Arias y Natacha Batlle, luego de haber leído los trabajos participantes en la quinta convocatoria, determinó otorgar el premio único al poemario Todas las madres nos condenan a muerte, amparado con el seudónimo “Olgierd von Everec” (cuyo nombre real resultó ser Christian Alberto Encarnación), libro que, según el veredicto “es una obra poética que, desde la aparente irreverencia de su título, nos incita a descubrir su contenido. El tratamiento armonioso de temas universales y trascendentales como la muerte, la vida, la maternidad, el sistema, los espacios vitales, Dios, el erotismo, junto con temas cotidianos. Voz profunda, sutil e inteligente que denota madurez poética y dominio excepcional del lenguaje, el uso original de figuras literarias tales como metáforas, símiles, antítesis, entre otras. El uso eficaz de la ironía y referentes literarios y la unidad que permite que cada poema se relacione con el otro sin perder su singularidad.”
Cuando tocaste mi mano esa noche
en la Plaza María de Toledo
tocaste más que una mano
también los murciélagos / los gusanos
y las piedras que salieron de mis dedos
unos dedos que quieren cantarte
sobre luz / flores silvestres
y niños corriendo sin preocupación por las aceras
unas manos que te confunden con santa
manos dulces y rasgadas de un jardinero
que se infiltró en esto de poeta
para robarle un verso nunca escrito
a la luna
y obsequiártelo.
Pasamos por los lugares donde las personas
acuden a involucionar
se encienden luces intermitentes por fuera
dentro casi no hay luz
sí estanques microscópicos
en cada superficie
insistimos en el cubículo
en las cajas
obsesión rectangular
para el desenvolvimiento en círculos
antes de fundirnos con el negro
seremos unos cuantos minutos
en una cámara de seguridad pixelada.
EN POESÍA TODO PUEDE SER
CUALQUIER COSA
PERO LA MAYORÍA DE VECES ES NADA.
Jugamos a reinventar las horas
no sé qué hago escribiendo esto
si morí al no poder
beberme tus ojos
y mis manos se petrificaron
porque no pudieron buscar bajo tu falda
el tiempo que se le perdió a Proust
por tus piernas fluía un río verduzco
que solo la luz de la luna revelaba
qué pena no poder ahogarme
en algo diferente
a las aguas plásticas del mar Caribe
o el putrefacto río Ozama
teniéndote tan cerca de mí
y que la noche sea una piedra
que no podamos deshacer
en ¼ de hotel
qué pena que el peso de tu cuerpo
se vea sustituido por la desesperanza.
Mi madre me llama a cenar
debo posponer el acto
la comida de una madre
jamás debe hacerse esperar
ojalá pudiera comerme a mi madre
igual que los católicos se comen a Cristo
y luego engendrarla
para experimentar ese desarraigo
que se siente al expulsar una vida
todas las madres nos condenan a muerte
aun así amo a mi verduga.
Tus células han iniciado una revolución en tu cuerpo
se saltaron los controles de propagación
entonces
comienza a dolerte la cabeza
no es nada
quizás el trabajo me tiene estresado
de pronto te fatigas con facilidad
no es nada
debe ser la falta de sueño
a cada síntoma añades una explicación
hasta que un día decides hacerte exámenes
a lo mejor el médico me recetará unas pastillas
o me mandará a descansar
pero cuando llega su llamada
te dice que vengas acompañado
ingresas a una habitación estéril
con un aire demasiado limpio y artificial
destapas el sobre
y los resultados te obligan a sentarte
una angustia se vuelve rayo en tu columna
un sabor a hierro te sube a la boca
un pez globo te explota en el estómago
y la sal emerge de tus ojos
no aceptas la traición de tu cuerpo
el descubrimiento de ser tu propio homicida.