Nueva poesía chilena: Isidora Vicencio Andaur

Iniciamos un dossier de nueva poesía chilena. Cada década, cada lustro, es necesario renovar nuestro conocimiento de cada tradición nacional. Para conocer las nuevas voces y observar su tratamiento de los temas, sus obsesiones y urgencias, leemos nueva poesía chilena. Comenzamos con la lectura de Isidora Vicencio Andaur. Su libro más reciente es Oficio de Muerte (2022), publicado por Ediciones Kultrún. La fotografía de portada es de Cecilia Hormazábal.

 

 

 

 

 

 

 

Isidora Vicencio Andaur (Puerto Cisnes, Chile, 1992)es​​ Licenciada en Bioquímica, Magíster en Pensamiento Contemporáneo y estudiante de doctorado en Filosofía. Ha publicado los libros​​ Primeras Casas​​ (2016), Ediciones Caletita, Monterrey, México;​​ Casas Enterradas​​ (2018), Ediciones LAR, Concepción, Chile y​​ Oficio de Muerte​​ (2022), Ediciones Kultrún, Valdivia, Chile. Forma parte del Colectivo de Poesía Locas Mujeres de Valdivia.

 

 

 

 

 

***

 

 

 

 

La avaricia del cuerpo que es mi nombre

 

Confieso espera de morir
porque me estoy cansando de materias y​​ partículas

Quiero permanecer callada
caminar un sendero sin hombres
volverme animal olvidado que habito cómoda
Me entristece la carne de la soledad
y la forma de mis palabras
La avaricia del cuerpo que es mi nombre
por un par de monedas torcidas
Mi consuelo no es sangre ni verbo
tampoco me calma una madre
Quiero dejar que mi nombre se disuelva
solo así podré habitar la casa
que es toda silencio​​ 

 

 

 

 

 

 

 

Nocturna

 

Con esta transparencia
solo puedo ir dando tumbos por la vida
La mácula me agacha la cabeza en el camino​​ 

conozco los terrenos de la noche
sin terror de ocultamiento
soy noche ocultamiento
el yo que pregunta
Una ternura me abraza, acaricio
mi horror, lo bello que sangra
me aterra encontrarme
no temo una muerte otra muerte,
ansío su llegada, fanatismo huérfano
No niego mi naturaleza
con la hipocresía de los números
Caminando de noche sabemos
la frecuencia en que vibra la hoja que cae​​ 

 

 

 

 

 

 

 

Una ventana al otro lado

 

el sol entibia la montaña​​ 

la montaña humea
al vapor del follaje​​ 

precede lluvia​​ 

y después una ventana
al otro lado
una ciudad en cámara lenta​​ 

como un pueblo
hecho de informaciones​​ 

sobre la velocidad
del envío
algo así como presencia​​ 

Luego otra ventana
la del primer pensamiento​​ 

una serie de partículas​​ 

alineadas en el punto
de una profundidad
o de un abismo
caída lenta
apenas percibida luego
una ventana​​ 

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ a otra ventana
​​   ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ a otra ventana​​ 

La postura​​  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ el pensamiento​​ 

este lado de las cosas
lo otro llama a no sé dónde​​ 

 

Lo traigo
escarbo con palabras​​ 

otra forma​​ 

 

Signos ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ palabras​​  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ portales​​ 

 

de una ventana

que mira dentro de sí misma​​ 

 

 

 

 

 

 

 

Aire

 

En el bote sin remar
se siente la intención del viento
como si fuera un dios
¿por qué no puede ser el viento un dios?​​ 

Si aceptas que su voluntad
pueda ser indiferente a tu deseo​​ 

 

El viento sopla​​ 

tambalea el bote​​ 

 

Hace días deambulamos​​ 

este bote y yo​​ 

 

Aún no puedo pronunciar conjuro​​ 

y convertirme en dios​​ 

 

Todavía sé
que la palabra que dejamos en la orilla​​ 

no sirve para nada
incluso el ritmo de la respiración
dice más que cualquier frase​​ 

 

Recuerdo vagamente
que había una razón por la cual aquí no llevo remos​​ 

 

Cubro el cuerpo con un manto​​ 

el viento nos arrastra
la respiración se sincroniza​​ 

con el ritmo de las olas​​ 

el conjuro no era hecho de palabras​​ 

sino del aire​​ 

 

 

 

 

 

 

 

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