Isidora Vicencio Andaur (Puerto Cisnes, Chile, 1992)es Licenciada en Bioquímica, Magíster en Pensamiento Contemporáneo y estudiante de doctorado en Filosofía. Ha publicado los libros Primeras Casas (2016), Ediciones Caletita, Monterrey, México; Casas Enterradas (2018), Ediciones LAR, Concepción, Chile y Oficio de Muerte (2022), Ediciones Kultrún, Valdivia, Chile. Forma parte del Colectivo de Poesía Locas Mujeres de Valdivia.
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La avaricia del cuerpo que es mi nombre
Confieso espera de morir
porque me estoy cansando de materias y partículas
Quiero permanecer callada
caminar un sendero sin hombres
volverme animal olvidado que habito cómoda
Me entristece la carne de la soledad
y la forma de mis palabras
La avaricia del cuerpo que es mi nombre
por un par de monedas torcidas
Mi consuelo no es sangre ni verbo
tampoco me calma una madre
Quiero dejar que mi nombre se disuelva
solo así podré habitar la casa
que es toda silencio
Nocturna
Con esta transparencia
solo puedo ir dando tumbos por la vida
La mácula me agacha la cabeza en el camino
conozco los terrenos de la noche
sin terror de ocultamiento
soy noche ocultamiento
el yo que pregunta
Una ternura me abraza, acaricio
mi horror, lo bello que sangra
me aterra encontrarme
no temo una muerte otra muerte,
ansío su llegada, fanatismo huérfano
No niego mi naturaleza
con la hipocresía de los números
Caminando de noche sabemos
la frecuencia en que vibra la hoja que cae
Una ventana al otro lado
el sol entibia la montaña
la montaña humea
al vapor del follaje
precede lluvia
y después una ventana
al otro lado
una ciudad en cámara lenta
como un pueblo
hecho de informaciones
sobre la velocidad
del envío
algo así como presencia
Luego otra ventana
la del primer pensamiento
una serie de partículas
alineadas en el punto
de una profundidad
o de un abismo
caída lenta
apenas percibida luego
una ventana
a otra ventana
a otra ventana
La postura el pensamiento
este lado de las cosas
lo otro llama a no sé dónde
Lo traigo
escarbo con palabras
otra forma
Signos palabras portales
de una ventana
que mira dentro de sí misma
Aire
En el bote sin remar
se siente la intención del viento
como si fuera un dios
¿por qué no puede ser el viento un dios?
Si aceptas que su voluntad
pueda ser indiferente a tu deseo
El viento sopla
tambalea el bote
Hace días deambulamos
este bote y yo
Aún no puedo pronunciar conjuro
y convertirme en dios
Todavía sé
que la palabra que dejamos en la orilla
no sirve para nada
incluso el ritmo de la respiración
dice más que cualquier frase
Recuerdo vagamente
que había una razón por la cual aquí no llevo remos
Cubro el cuerpo con un manto
el viento nos arrastra
la respiración se sincroniza
con el ritmo de las olas
el conjuro no era hecho de palabras
sino del aire