Un mal de familia, nuevo libro de Juan Domingo Aguilar

Leemos algunos textos del nuevo libro del poeta español Juan Domingo Aguilar (1993), Un mal de familia (49 Premi Vila de Martorell), publicado por Hiperión este 2025. Acompaña los poemas, a modo de introducción, una nota de lectura del poeta mexicano Mijail Lamas. Aguilar ha publicado recientemente su primera novela Cuántas noches son esta noche (La Navaja Suiza, 2025).​​

 

 

 

 

 

 

Un mal de familia​​ (Ediciones Hiperión, 2025), de Juan Domingo Aguilar organiza su propuesta poética en tres actos, tres respiraciones, tres paisajes. En «Nadar a casa», primer apartado del volumen  aparece el amor familiar con sus expectativas y recelos. También se hace presente una rencorosa melancolía que sólo puede venir desde la infancia, mediante un desarrollo autorreferencial sólido y una cadencia que se niega a la regularidad acentual. Estos poemas tienen el pixel grande de las viejas fotografías digitales y su música de fondo es triste. La revelación: nunca es posible volver a casa. 

El segundo momento del libro es «Poemas Ecuatoriales» que se encuentra marcado por el viaje. El sujeto lírico mira el mundo como si acabara de nacer a una realidad alucinante y dura. El tono es exteriorista, desaforado y anafórico. Los poemas de este apartado prescinden muchas veces de la puntuación y se expresan con versículos que se extienden con una energía propia del poema social. Es, en buena medida, un viaje iniciático por el corazón salvaje de América Latina.

En el tercer apartado titulado «Los subterráneos», pasa del exteriorismo de impronta latinoamericana al confesionalismo íntimo que recuerda a la poesía de la experiencia, subvertida aquí por la reescritura como gesto irónico ante la tragedia cotidiana de lo que no permanece, donde el para siempre «es demasiado tiempo para el amor» y la soledad taladra con un zumbido «a cuarenta y cinco / revoluciones por segundo».    

Un mal de familia,​​ de Juan Domingo Aguilar, es un libro donde la escritura se nos presenta como la gran renuncia a la vida normativa y moderada, pero​​ también como la gran apuesta del poeta que no escapa a la fragmentación de lo real.   

 

Mijail Lamas

 

 

 

 

 

***

 

 

 

 

 

Super-8

 

Cuando era pequeño​​ 

vi llorar a mi padre por primera vez,​​ 

mi tío hacía películas caseras​​ 

y una tarde proyectamos​​ 

la del último viaje​​ 

que hicimos en familia.​​ 

La cara de mi abuelo​​ 

apareció junto a una balada de fondo,​​ 

entonces aprendí,​​ 

todas las canciones de amor​​ 

tienen por protagonista​​ 

a un muerto.

 

 

 

 

 

 

 

Gravedad cero

 

Mi madre está tumbada en su cama​​ 

la operaron hace varios días​​ 

duerme y su aliento empaña​​ 

la máscara de oxígeno​​ 

como si fuera el casco​​ 

de una pequeña astronauta.​​ 

Despierta y agarra mi mano,​​ 

sonrío y le pregunto​​ 

qué le apetece hacer:​​ 

solo quiero ir a casa, dice​​ 

quejarme, regañar a tu padre​​ 

por comer demasiado,​​ 

regañar al perro del vecino,​​ 

limpiar un poco el salón​​ 

y sobre todo llegar al cielo​​ 

mucho antes​​ 

que todos vosotros.

 

 

 

 

 

 

 

Río Napo

 

Una vieja agarra mi mano​​ 

y me regala un par de frutas,​​ 

sonríe y dice que en este río​​ 

los barcos cruzaban​​ 

tan juntos unos de otros​​ 

que era como si se besaran,​​ 

que no me preocupe​​ 

porque mi mal pasará​​ 

mientras desliza​​ 

un manojo de ruda​​ 

por mi cabeza,​​ 

porque todo lo importante​​ 

termina siempre de repente,​​ 

dice, mientras señala​​ 

con su dedo índice la orilla:​​ 

el camino por aquí​​ 

se estrecha de pronto,​​ 

dice que a esta altura del país​​ 

los ríos se hacen más viejos​​ 

que se encogen y se dividen

por varias bifurcaciones​​ 

como nuestras vidas,​​ 

hasta que es imposible​​ 

encontrar lo que una vez​​ 

los unía.

 

 

 

 

 

 

 

Separación de bienes

 

Cómo dividir el patrimonio acumulado​​ 

si los parques no caben en cajas​​ 

y los amigos se reparten como discos​​ 

según la fecha de compra.​​ 

Cómo adjudicar los cadáveres de manera justa​​ 

si están apilados en el mismo armario​​ 

o asignar las estaciones de metro​​ 

donde a partir de mañana​​ 

empezaremos a evitarnos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

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