Poesía ecuatoriana: María Aveiga del Pino. Códice de Voces. El cairo 2021

Leemos una muestra del poemario "Códice de Voces. El Cairo 2021" (Llamarada Verde, Bolivia, 2024) de la poeta ecuatoriana María Aveiga del Pino (1964)

 

María Aveiga del Pino (Ecuador 1964). Ha publicado los​​ poemarios: Bajo qué carne nos madura (Mantis, ed. Quito 1990), Oc (Abrapalabra, Quito 1993), Puerto Cayo​​ (Eskeletra, Quito 2000). El libro de narrativa​​ Cuentos populares y mitos indígenas del Ecuador​​ (Olañeta/Librimundi, España 2003). El estudio etnográfico​​ La Pasión de Jesús.​​ Alangasí, (Premio Ministerio de Cultura del Ecuador 2012).​​ Poemas, (La Cabra, México, 2013). La selección de poesía​​ Deseo y Tierra,​​ la Colección 2alas. (El Ángel Editor, Quito, 2013).​​ Personal Anthology​​ (Valparaíso ed, USA 2019)​​ Antología Personal​​ (Valparaíso, ed, España, 2021).​​ Códice de Voces​​ (Trashumante Ed, Quito, Primera edición, 2022).​​ Códice de Voces. El Cairo 2021​​ (Llamarada Verde, Bolivia, 2024). ​​ Consta en varias antologías de poesía españolas e hispanoamericanas. Su poesía ha sido traducida al italiano, al inglés y al árabe.

 

 

 

 

El Templo del Cráneo

 

 

léeme

en mí​​ está el objeto y el acontecimiento

los ciclos de los planetas y las semillas

la cuenta de los días y la guerra

el poder, el deseo y las geografías

en la partitura de un canto

 

al igual que el espejo de sonidos y tiempo

en las voces de los infantes y las ballenas

 

Cantos de Ballenas

 

 

Whales play, in an amniotic paradise.

Williams Heathcote

 

La cima de una montaña emerge del mar​​ 

erupciona vapor y átomos fosforescentes.​​ 

 

Grandes burbujas flotan en el aire​​ 

llenas de plancton, crustáceos, krill​​ 

y mariposas marinas.​​ 

 

Revientan y una lluvia de alimento inunda​​ 

su boca.

 

Sin resistencia se hunde y delicadas cuerdas​​ 

en su piel descifran la profundidad del agua.

 

Cuando la presión se intensifica​​ 

desvía sangre al corazón y cerebro​​ 

para mantener lucidez.

 

Viajan junto al nervio giratorio de la tierra​​ 

el azimut del sol​​ 

el sabor y temperatura de las mareas​​ 

y las corrientes que inervan aguas adentro.

 

Cuando escuchan la primavera​​ 

ese sonido al fracturarse el hielo

migran por la extensión de los océanos​​ 

para comer o reproducirse.​​ 

 

Conducidas por hilos de música sus voces cuentan sagas de millones de años

ataduras de tiempo.​​ 

 

Los ballenatos reciben el habla​​ 

cuando ​​ amamantan.​​ 

 

Y las parejas amalgaman en la cópula​​ 

los cantos

mirándose el rostro

alcanzan la superficie​​ 

y tientan el reverso del cielo.

 

Las ondas se propagan por doquier​​ 

hasta encontrar ​​ sus pares​​ 

en la ubicación exacta.​​ 

 

Los filamentos enhebran una red​​ 

de pulsaciones sonoras.​​ 

 

El tejido de ondas crece por la topografía​​ 

del lecho marino.

 

El canto transita el agua.​​ 

Detecta el flujo de sangre en lo viviente.

 

Ondas metálicas graves y agudas​​ 

se posan sobre todo objeto y relieve.​​ 

 

Retornan los ecos y vibran en la garganta oído, cerebro.​​ 

 

Las dimensiones se abren: volúmenes​​ 

fluidos internos, peso, forma, distancia.

 

la secuencia de la materia en el transcurrir​​ 

canta la imagen

espejo de sonidos y tiempo es su mirada

 

 

 

Lo útil

 

 

Arpones con hocicos dentados abren cráteres​​ 

e insertan explosivos en los flancos de la ballena.​​ 

 

Se hunden en el ​​ cuerpo que cruzó​​ 

la frontera más desafiante

transformarse del mar a la tierra​​ 

y retornar al agua.

 

Restos de pulmones, órganos y ráfagas de sangre​​ 

cubren el mar.​​ 

Serpientes rojas la espuma de las olas.

 

Palpitantes islotes de vísceras y grasa​​ 

miran cegados al cielo.

 

Con otro arpón inflan el estómago.​​ 

El cuerpo flotante es jalado​​ 

y depositado en el barco fábrica.​​ 

 

Los tripulantes con botas de púas y cuchillos​​ 

la cercenan enloquecidos.​​ 

 

Muchos de ellos cazados.​​ 

Esclavos y amos abyectos al unísono.

 

Sierras eléctricas, tornos, alambres​​ 

tambores rotantes​​ 

coronan la destrucción de lo extraordinario.

 

Carne, grasa, piel y osamentas en los tanques serán hervidas, destiladas, molidas​​ 

y almacenadas.​​ 

Si hay un feto, dulzura mejor.

 

Todo es útil.

 

Aceite, combustibles, lubricantes para lámparas, motores y glicerina para explosivos.

 

¡las cimas serán decapitadas,  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ 

el anhelo!

 

Sashimis gourmet, carne y grasa comestible,

cubos para sopas, harina para ganado, gallinas y gatos, fertilizantes, piel para salchichas y tambores.

 

¡mutilarán las cuerdas,  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ 

nuestras voces!

 

Resortes para máquinas de escribir, varillas de corpiños y paraguas, hilo quirúrgico, raquetas, telas.

 

¡desgarrarán el cuerpo,  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ 

​​ los misterios!

 

Ceras, jabones, esencias, perfumes y cosméticos. Tintas, hormonas, vitaminas, insulina, gelatina para píldoras.​​ 

 

¡beberán la savia, el tiempo!

 

Los humanos devoraron ballenas y florecieron los puertos industriales: New York, Boston, Tokyo, Leningrado, Lisboa, Valdivia, Buenos Aires, Sydney, Liverpool, Auckland… Muisne.

 

Ahora van por los delfines y tiburones.

Todo es útil.

 

A veces es posible la huida.

 

Durante la caza de las ballenas en los hielos​​ 

y sin salida a mar abierto

se sumergen a una velocidad inconcebible​​ 

hasta el fondo de las aguas.

​​ 

Sin claudicar la mandíbula se rompe.​​ 

El crujido de un árbol gigante al caer.​​ 

 

Otras​​ 

mutilado su cerebro por las explosiones​​ 

de la guerra y los sonares submarinos

alcanzan las playas.

 

suicidio

 

 

 

Pelo azul, ojos negros

 

 

Entrevistan a los niños en las cárceles

 

¿en su propio idioma?

 ​​ ​​ ​​​​ Apresados por cruzar la extensión de la tierra​​ 

y las promesas

son ballenatos colgados cabeza abajo

como rosas que alguien seca.

 

O cabeza arriba como la niña Nohemí.

Se ahorcó con la cortina del baño

luego que la interrogaran.

Los penitentes desgarraron su ano y sexo

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​  ​​ ​​​​ la piedra de los misterios.

 

Antorcha extinta sus largas trenzas.

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ Detenida y cegada en el aire mira el suelo.

 

En el deshuesadero una mujer busca el cuerpo.

Alguien le dijo que estaba allí.

 

Pelo azul, ojos negros.

 

 

 

Él y su cría en el reverso del mar

 

 

 

Imaginaré que es posible retardar el latido

y soportar la profundidad del agua.

Que mis brazos se convertirán en aletas

se alargará el cuerpo y me nacerá una cola.

Seré ballena.

 

Te llevaré en mi espalda y cruzaremos el mar.

Aún si mueres y hasta que te desintegres

seremos viaje.

 

Alguien me dijo que al llegar

cuidaremos sus críos y sus viejos​​ 

el campo y el fuego.​​ 

Pensaremos su idioma.​​ 

Limpiaremos escoria y tristeza.

Seremos silencio abrazado a su miedo.

 

Imaginaré que nacemos nubes​​ 

de la exudación del océano.​​ 

Ascenderemos acompasados con el romper​​ 

de las olas.​​ 

 

Sublevados en el cielo​​ 

navegaremos cirrus y cometas.

 

Imaginé y no es posible.​​ 

 

¿no es posible?

 

La Quimera existe​​ 

tiene ojos grandes y boca eléctrica.

Violenta engulle la presa

luego grácil​​ 

acaricia el fondo del océano.

 

¿por qué hay más transparencia  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ 

en la oscuridad?

 

Una mano se aferra a la borda.​​ 

Caen bolsas, chalecos salvavidas y un juguete.

 

El padre amarró a la hija a su espalda

para cruzar el océano, decía el titular.

 

Flotantes y olvidados son fotografiados​​ 

en las aguas.

 

 

Voces

 

 

Los ballenatos secretan en su intestino​​ 

el ámbar gris.​​ 

 

Expulsado del cuerpo alcanza las orillas

se descompone exquisito.

Es la piedra de los perfumes

las abdicaciones​​ 

y​​ Las mil y una noches.

 

Los infantes fraguan en sus voces

la piedra de las interrogaciones.

Conminado el oráculo por unos ojos acezantes

nombra el mundo, lo inventa

sin tregua para lo inefable.​​ 

 

¿lo que no se puede nombrar?

 

–¿Qué sucede cuando morimos?​​ 

 

Nuestras voces son arenas del desierto

germinan en la piel y nos nacen árboles.

El tiempo se dobla allí

en cada anillo del tronco.

 

Las voces se graban

circulan como canicas

por las raíces y se unen a otras

bajo la extensión de la tierra.

 

–¿Y si desaparece un árbol?

Es el infante que no emitirá

las palabras iniciales ni las de hoy.

El ballenato que no reproducirá​​ 

sagas de millones de años.

Es el estupor

ese sonido que invade la carne

deja el cuerpo

y entonces

nuestras voces se transforman

en huevos de larvas

suspendidas bajo la superficie del agua.

Cuando eclosionan el sonido viaja

juega como los caballitos del diablo.

 

–Sí, me gustan los caballitos.

 

La música cabalgará por la extensión de la tierra

enlazará al tiempo.​​ 

Te sabré de mi edad​​ 

y tu reirás ante la mía.

 

Entonces nuestra mirada será​​ 

un espejo de sonidos.

 

Entonces nos escucharemos.

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