Tobías Danazzio en La poesía te quiere vivo

Leemos, en el marco de la serie de nueva poesía colombiana, La poesía te quiere vivo, que prepara Alejo Morales, algunos poemas de Tobías Danazzio. Es narrador, ensayista y poeta. Publicó Poemas Sinceros y Ultra-contemporáneos (2020).

 

 

 

 

 

 

Tobías “el negro” Dannazio es un invocador y librepensador antioqueño nacido a finales del siglo XX. Se le conoce como novelista por​​ La Mariamulata​​ (2019), su obra más popular, y como ensayista por​​ El Siglo del Diablo/Las Recámaras​​ (2023), su más reciente publicación. Pese a no haber editado su poesía en algún tiempo, en la capital del país se proyecta como poeta lírico, más que como prosista. Sus obras en verso incluyen títulos como​​ Los Necroterios de Sal​​ (2018), la serie​​ Mitopoemas​​ (2019-2021) y sus​​ Poemas Sinceros y Ultra-contemporáneos​​ (2020).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

1

 

 

MÍTICA DEL DEGLUTIR

 

El grano que del grano a lado de un grano sin granos hizo siendo de sí el grano en otro hueco, no es el-mismo grano que del grano de un grano fuere grano o simiente de un solo maíz de otrora, así como no habiendo no hay hoy, que no sea el hoy dentro destotro hoy que hoy va a venir siendo.​​ 

Pero la tuza —ni tuza ni elote… ¡Beeeendito!—, nada de la tuza que fehaciendo fuere en la tuza, questa más rugosa pudo haber sido siendo, es —y ha de ser siendo— la misma que mí-misma en mí pudiere querer poder irme para mi-bien ruñendo… Además siento y, sin embargo siento, questa papa fuere la papa a que la papa antes de-una Era de papas se pudo consagrar siendo, en toda su paposidad; y en la yucosidad de la yuca, en cuyo palo​​ —y cuya punta parece el reverso—, hube estado al devorar —Débora-voraz de borlas vine habiéndome venido o yendo—, haciéndome o siendo comensala; una parada a los lados del palo desta yuca, que antes de otra yuca entre yucas de otroras quizá sin yucas —u otros tubérculos—, bien pudo poder mí-misma bien haber venido —o no— a ir comiendo.

Hija de la mama que dio-me la yuca —con tuza y su elote—: de mama de la mama de otras mamas vengo; que de ser sin que viérame el tiempo pude o no haber sido o venir o no siendo, mama de la mama que tengo. En el tiempo antes del tiempo del grano en que al lado del grano desgranado pude haber sido yo una con el grano siendo; con la mama; con el tiempo; ahí, o así…, yo con mí-misma de mama, yo solita con-miga-misma allí sentadita comiendo.

Y el pollo, el pollo que fue en vez de la vez en que pude haber sido siendo, engullidora deste pollo, o de maíces de otro milenio —queste mismo bulto de maíz púdome haber traído a recuerdo o, serlo—, pudo haber sido comiendo el grano que por desgrano y desgano —o sea suspenso en la ingravidez del peso— cae con todo y taza y tuza y elote; con o sin desgano, así el pollo no sea el mismo, ni gallo sea su fin, ni ese pollo yo, ni otro él ni otra yo en-este mismo destiempo.

 

«Duerme calientita;

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ todo es, eternamente, lo mismo que nada antes que todo.

 

»La yuca no cae por el tiempo;

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ el grano no es grano más que de sí.

 

»El grano no es el elote, pero tampoco la tuza lo es.

 

»La papa la da el suelo,

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ pero la pela la mama, que pudo haber sido otra,​​ 

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ o una mano, o una mamada de las mamas de mamá.

 

»El sol es el mismo en Cimeria a la una, a las cinco, a las cero.

 

»Pero te digo el secreto,

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ la yuca sí es todas las yucas,

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ el grano todos los granos,

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ las mamas la vida misma y las papas todos los suelos.

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ Y el pollo…,

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ no hay pollo;

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ la madre del gallo es un huevo de ultratumba.»

 

 

 

 

 

 

 

 

2

 

CAPUT DRACONIS

 

Grandes dragones de fuego resplandeciente

conducen tu mente a rincones misteriosos,

llenan tus recuerdos de colores

más perfectos que su sangre,

hasta que tu odiosa mente se rompe​​ 

y empieza a dilatarse y a sanar.

Dragones inmortales de fuego divino

queman las plagas en tu pasado,

obligan la rueda del momento

a descarrilar una vez más.

Viejos dragones de cielos más ciertos

perforan el tiempo a través de tu muerte,​​ 

calcinan el alma de tu alma

y escriben con letras ardientes

sobre las nubes

el nombre secreto que te obliga.

Grandes dragones de cuerpos multicolor

conducen tu muerte a secretos hermosos.

 

 

 

 

 

 

3

 

LOS TECHOS DE SUS TEMPLOS

 

Vamos a tomar muchas pastillas,

vamos a inyectarnos minerales

y seremos mejores que los humanos.

Pondremos nuestra bandera​​ 

sobre sus ruinas

y los demás animales del valle

chillarán como aplaudiendo

el fin de sus horas​​ 

entre los hijos del gran hongo.

Destruiremos sus ciudades irregulares

y en su lugar pondremos​​ 

monolitos simétricos de luz​​ 

y carne transparente

como la nuestra.

Seremos sensibles,

nos adaptaremos,

estableceremos nuestros sindicatos

y colonias

y ellos tendrán que perdonarnos,

pues todo lo que ya no existe

perdona a todo lo demás.

Vamos a tomar muchas pastillas,

vamos a inyectarnos minerales

y oligoelementos​​ 

y seremos mejores​​ 

que los seres humanos.

 

 

 

 

 

 

 

4

 

 

ABISALIA

 

En el mar hay basura plástica

y lánguidas medusas

flotando con los remeros

bajo la madera de las barcas.

Nadan las jurásicas tortugas​​ 

desde Galápagos

y ballenas centenarias​​ 

envían mensajes ultrasónicos

a otros cetáceos en planetas distantes;

los transatlánticos derraman petróleo

y la ambición desciende​​ 

un poco más cada año.

Pero no es lo que contiene;

no es lo que se traga y asimila,

no es lo que alimenta y anima

ni es la sal

ni es el agua.

No es el fondo del lecho

ni las playas atestadas

de cuerpos arenosos.

El mar es la muerte del misterio

en un terror sin imagen;

es la voluntad del horizonte negro

bajando en profunda​​ 

y pacífica plenitud.

 

 

 

 

 

 

 

5

 

 

ANATOMÍA

 

Sus cascos​​ 

que nunca tocan el polvo​​ 

cuelgan del sexo como cadenillas.​​ 

Lleva un enorme girasol en el pecho

en el hueco que divide ambas cajas torácicas.

Tiene por cornamenta

una corona de anturios y asfódelos en llamas;​​ 

debajo, seis brazos largos, amarillos

un poco asimétricos,

capaces de perforar el asfalto hasta que la calva​​ 

bajo las astas pueda relucir.

Su cráneo, que no es alto ni redondo​​ 

aparece aboyado en varios ángulos​​ 

y las cuencas de sus ojos infinitos​​ 

permanecerán cosidas​​ 

por hiedras espinosas e hilo carmesí.

 

 

 

 

 

 

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