Poesía mexicana: Eloy Urroz

Eloy Urroz (1967) ha publicado su nuevo libro, El gris de la luz, en Círculo de Poesía Ediciones. Además de poeta, es novelista y crítico literario. Mereció distinciones como el Premio Bellas Artes de Cuento San Luis Potosí. Dice Roberto Amézquita en la contraportada del libro: "uando el fervor ha alcanzado el sosiego, la poesía nos entrega libros como El gris de la luz de Eloy Urroz, meditación sobre el amor y la desolación, sobre la amistad y los sitios en que habitamos, sobre la irremediable certeza de la muerte. La expresión lírica de Urroz es como los trece poemas del río Edisto que fluyen en este libro, donde el paso del tiempo y la potencia de la naturaleza, contienen su cauce mediante la forma y la rigurosa versificación de nuestro poeta. Desde otra orilla, lo sabemos, la vida nos avasalla a su paso, la muerte es todas las cosas. ¿Qué testimonio podemos dar entonces, sumergidos como estamos en el mudable cauce de vivir? Acaso sea la poesía quien pueda dar ese testimonio, con la sencilla pero intensa lucidez, tal como la encontramos en este libro, donde el resplandor de la luz y la devastación de la sombra son de algún modo uno y el mismo río".

 

 

 

 

 

 

 

 

EPIFANÍA

 

Si no hay nada que pueda detener​​ 

tu desvanecimiento,​​ 

tu irremediablemente​​ 

pobre, insignificante humanidad,​​ 

¿qué diferencia existe entre morir​​ 

ayer, hoy o mañana,​​ 

qué diferencia aparte de esa angustia​​ 

y ese miedo perenne y animal?​​ 

Detente, Eloy, y piénsalo un segundo:​​ 

¿qué puede haber distinto?​​ 

Con un escalofrío,

perplejo, lo entendiste​​ 

después de cinco décadas y media.​​ 

Estaba ahí, enfrente de tus ojos,​​ 

la explicación, la esencia de la vida:​​ 

tu muerte ya pasó.

 

 

 

 

 

 

KIEŚLOWSKI

 

Era muy joven cuando vi a Kieślowski.​​ 

Nunca pude olvidarme de esa escena,​​ 

una sola del Sexto Mandamiento:​​ 

cuando el chico eyacula y la mujer​​ 

le pregunta si, acaso, ya entendió​​ 

lo que el amor, a fin de cuentas, era.​​ 

Esa pregunta me hice y reescribí​​ 

en un breve poema años más tarde:​​ 

“En mi calle (ayer) vi​​ 

dos perros encimados.​​ 

¿Su semen es amor?”​​ 

Y la respuesta fue (confieso ahora)​​ 

la misma que ella ofrece a Tómek cuando,​​ 

al entrever sus piernas, eyacula,​​ 

humillado, en sus propios pantalones.​​ 

Hoy, treinta años más tarde,​​ 

he vuelto a ver el Sexto Mandamiento​​ 

de Kieślowski, y apenas comprendí​​ 

qué es el amor y Tómek lo elucida​​ 

cuando despavorido huye de ella,​​ 

vuelve a su apartamento, se dirige​​ 

hasta el baño y se encierra decidido​​ 

a cortarse las venas pues amor​​ 

no puede simplemente ser aquello.

 

 

 

 

 

 

POEMITA DE AMOR CORTÉS

 

Ayer,​​ 

antier y todos estos días​​ 

he besado tus pechos​​ 

que otros han besado,​​ 

y he besado y mordido​​ 

tus labios y tus piernas y tu espalda​​ 

y tu vulva que muchos han lamido​​ 

y todo lo que hago​​ 

y todo lo que hiciste​​ 

irremediablemente​​ 

lo amo como un perro ama a su amo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

***

 

 

CONSIGUE TU EJEMPLAR AQUÍ

 

 

 

 

Librería

También puedes leer