Poesía colombiana: Laura Rojas

Presentamos una serie de poemas de la poeta colombiana Laura Rojas (1990)

 

 

Laura Rojas​​ (Bogotá, Colombia en 1990. Escritora, educadora y doctora en Literatura por la Universidad de Nueva York), donde también obtuvo una maestría en Escritura Creativa. Es autora de los libros Crujir insecto (Alayubia, 2019), Federico viene del futuro (Makina Editorial, 2022) y co-autora de Históricas (Planeta Sostenible, 2021). Actualmente vive en Queens, Nueva York.

 

 

 

Tostado al sol

 

Los peces raramente se mezclan​​ 

en el suelo

quien sacude el peso de las redes

se convierte en agitador​​ 

de huracanes

 

pone el cuerpo al sol

y lanza al mar lo que no tiene

mira quieto el ruido de las olas

para distinguir cual​​ 

es el peso​​ 

roce acuoso del que espera

 

hay una parte fija en​​ 

la costilla doblada

salpican las costras

y arde tres veces

cuando más años se tienen.​​ 

 

 

 

Los leones

Es sol que irradia y atraviesa 
la costilla más débil
tarde que temprano es lava que viene
es posible esquivar su movimiento.

El ojo habla en ceguera
el león mira sin llamarlo.

 

Es advertencia para quien no espera,
 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ no esperas, no recibes

Fortuna en tailandés​​ 
es la palabra que más brilla,
causalidad de las cosas,​​ 
no es gratuito eso que
se desea
eso en movimiento.

Parece inevitable que el pez
que alguna vez fue dragón
tenga que volver a serlo
si fui alguna vez dragón
¿cómo removerse las escamas?
la fórmula es subir a
un barco cuyo muelle está en el sur
y se abre senda hacia el oriente.

Es la mezcla​​ 
de agua caliente con​​ 
bicarbonato,​​ 
para mojarse la cabeza.

 

 

 

El futuro no es mejor

 

Deja hablar a la tirita de papel

da tu ofrenda

agita el hexágono​​ 

y en forma de bambú

la fortuna estará dicha​​ 

 

acepta el veredicto

no seas arrogante​​ 

no temas

recibe un fragmento de claridad

 

deja ir al que ya fuiste

te levantarás al mundo

 

también el Omikuji dice:

puedes forjar tu propio destino

 

¿por qué dibujar una lotería divina?

el futuro sí obsesiona

 

hacer que un barco cruce la corriente

símil de mi yo con otros

es también el gallo que sigue al fénix​​ 

y se posa en una rama más alta

número noventa y seis: la mejor fortuna

 

si es beneficiosa, puedes llevarla a casa

amuleto tuyo, mío​​ 

si no, ata tu mala suerte al árbol

tampoco ahí debe haber miedo

 

y todos piden

y traducen

y leen sobre pájaros o piedras

miles de papelitos enlazados en el templo

 

quien consulta a la voluntad divina

recibirá respuesta siempre.

 

 

 

Superstición​​ 

 

hacerle una equis a todo lo que amarra

a las creencias expiradas

el futuro está truncado

 

antes asomarse el fin

es también la cobardía​​ 

la desidia​​ 

el no actuar

 

mordisquear los parásitos fantasmas​​ 

y tenerlos cosidos a los omoplatos.

 

Que alguien más dicte lo que uno no se atreve

en los sueños la puerta también está cerrada

es el caso de quien no sabe elegir

aquel que tiene miedo y​​ 

se conforma con lo ya tragado​​ 

 

una señal del más allá que dicte ruta

una frase del I-Ching que lo resuelva todo

 

días de la buena suerte:​​ 

cinco, once y veinte.

 

 

 

Una monstera

 

En su despliegue terrestre

la planta, sin nombre,

se arraiga al nuevo espacio​​ 

 

hay quienes la llaman costilla de Adán,

monstruosa en su desborde

 

es brillo en el proyecto​​ armar casa

naturaleza yendo al interior

cuerpo vegetal que reposará en una esquina

 

a su raíz aérea

hay que dejarla ser

nunca cortarla

permitirle la expansión

como columnas vertebrales

multiplicadas en el aire

 

es importante renunciar

al dominio de la planta

observar la fuerza

en el brote de cada nueva hoja

 

de vez en cuando

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ y con cuidado

se recomienda atar sus hojas

a un cuerpo estático

pero sin

imponer su dirección o forma

 

dos veces al mes

agua templada​​ 

en la tina de la casa

 

lo que quiero con la monstera

es tener un lugar vivo

cerca de una ventana

pero también en ti

 

al fin y al cabo,

entre los huequitos que filtran luz,

la planta cede

ante la voluntad del sol.​​ 

 

 

 

Distancia de piedra

 

Esculpir es dar forma,
y forma significa perder algo.

La memoria suspendida entre placas de bambú,
pequeños estanques roca
detenidos en el tiempo.

Un recorrido de a dos
evocar, repetir, recrear.

Le muestro una foto suya
—tomada en secreto—
paseándose entre esculturas.

Las piedras no se mueven
pero lo ven todo.

Es octubre otra vez,
ocho años más tarde.

El peso del tiempo,
la densidad de una historia
el volumen del recuerdo,
es casi como regresar al núcleo de la tierra,
al origen del deseo.

Si repetir fuera la única forma de recordar
¿sabrías si te miro detrás de una escultura?
¿cuál es el espacio verdadero entre las cosas?

Eso que ya vimos antes vuelve a cobrar vida
se instala en estado meditativo

Contemplamos el jardín,
nuestro, otra vez.

Restringir el deseo,
me olvido de respirar,
nos quedamos viendo una pantalla
recuerdo la palabra Osaka y el nombre Abelardo.

Piedra-escultura
es un as de bastos.

Cada roca contiene a todos los amantes
que eligieron pasar una tarde en el museo.

 

 

 

Figuras

 

Eros, en su forma húmeda y avasallante,
se abre camino entre dos cuerpos.

 

El acontecimiento es este:
un hombre peina a una mujer en su cama
ella, en paralelo, lo toca
ambiciona con su centro.

 

La escena:
Terreno blando y sensible
en el que reposa el encuentro
ritmo tardío
fruto de la demora
fuerza que calcula una
dosis de paciencia.

Acciones:
Oscilación de los dos cuerpos
tiempo corto
tiempo triturado
la dosificación del goce.

Dedicatoria:
Hago que te olvides de la herida
de los movimientos y el cambio
una dimensión para la resistencia.

Entonces cristalizamos la imagen:
me peinas, te toco
el mundo suspendido en
la fragilidad de la imagen.

Pasas el peine entre mi pelo
voy de arriba a abajo,
erosiono los márgenes
y nos volvemos una sola línea.

 

 

 

Por un atlas líquido urbano

 

No es posible domesticar

la precipitación pero sí

invitarla a permanecer

 

un​​ rain garden

        infraestructura porosa

revela un pacto botánico fluvial.

 

Adoptar una geografía biofiltrante

organismo vivo y aeróbico

entre cielo

y tierra

debajo de tierra.

 

Primer ritual primer acto primer diálogo con lo no humano.

 

Este jardín que adoptamos

lo cuidamos como altar

bebe de la tormenta

aprendemos a decodificar las nubes

 

un​​ rain garden

nos traduce desecho por flor aromática

filtro por esponja

 

un​​ rain garden 

reorganiza el futuro

es verso y algo más que vertedero.​​ 

 

 

 

Cuerpo de agua

 

Lo que desaparece entre los cuerpos

son palabras que no pueden salir a

 

la superficie. Lo importante sería

amar un poco menos, preocuparse

un poco menos.

 

¿Alguna vez jugaste de niña a cargar cuerpos

en el agua? Livianas íbamos

 

flotando entre el cloro y los alguicidas.

Fruta picada, dosis de vitamina D.

 

 

 

 

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