En esta entrega de Combate se ofrecen textos de diez poetas antologados en New European Poets, publicado por Graywolf Press hace un par de años. Aquí se muestran poetas de Albania, Bulgaria, Islandia, Holanda, Dinamarca, Rusia, Polonia, Estonia y Letonia que están vivos y que están produciendo en sus respectivas lenguas.
No sería descabellado pensar que, para un poeta, su oficio sea, fundamentalmente, angustia y búsqueda. Una de sus preguntas recurrentes es ¿de qué forma dar cuenta de la sensibilidad de su época? ¿Cómo cantar su tiempo? A continuación presentamos diez breves respuestas a esa interrogante a través de poetas entre los sesenta y los treinta y dos años compilados en la más reciente antología de poesía europea editada en Estados Unidos.
La prestigiosa Graywolf Press de Minnesota publicó el volumen “New european poets”, que reúne autores de todos los países y lenguas de Europa. La edición corre a cargo de Wayne Miller y Kevin Preufer. Resulta interesante consignar que uno de los poetas seleccionados por España fue Luis García Montero (1958), referente de la poesía de la península.
Para Miller y Preufer, los lenguajes literarios que dominan la escena europea son, por lo general, derivaciones del surrealismo, fusiones entre lo dadaísta y lo carnavalesco, resabios de la poesía beat y los poetas malditos, confesionalismo de influencia nortemaericana, poesía que sigue a los filósofos asiáticos, “maximalismo” (a través de poemas extensos y desaforados) y la poética de la brevedad. Nada particularmente ajeno a la poesía que se escribe en español actualmente.
Hoy día, distintas tradiciones literarias de occidente vuelven al viejo debate respecto a los valores del texto literario. ¿Qué privilegiar? ¿El experimento o el decoro? ¿El estilo ático o el asiático? ¿Lo discursivo o lo fragmentario? ¿Lo emotivo o lo anticlimático?
Si algo es común a los poetas de esta escueta selección es quizá su voluntad por significar. No recurren al experimento (que los libera del rigor), al todo-se-vale-estético y a la fácil alotopía vía el absurdo y la agramaticalidad sino que se advierte en ellos el interés por generar sentido a través de la alegoría y la configuración de una atmósfera que podríamos tildar de ominosa.
A continuación aparecen diez poemas, invocaciones al original, vía el inglés, donde sentí que posiblemente “había algo”.
Alí Calderón
Lindita Arapi
(Albania, 1972)
Muros
Y si un muro largo y grueso
un alto muro
se elevara frente a ti…
qué harías?
Yo cerraría los ojos, me agacharía
hasta descansar la mejilla en el muro,
entontraría la paz en su helada serenidad.
Y si ese muro fuera la muerte…
Lyubomir Nikolov
(Bulgaria, 1954)
Manzanas
Las manzanas cayeron, se han podrido en el jardín
y tú no estás.
Por lo demás, todo va como solía.
El grillo se frota en la hierba seca.
El cristal de la ventana está estrellado.
La piedra cayó por el cauce.
Vidrio molido envuelve la almohada.
Gyrdir Elíasson
(Islandia, 1961)
Nocturno
Sueño a un hombre
que está muerto,
maneja un coche y me invita
a un largo viaje.
Reflexiono,
comprendo su ir
a la deriva y me disculpo
amistosamente. Estamos
en Nylendugata
con las puertas del coche abiertas
y miro dentro,
miro a mi amigo. “Gracias
por todo, me uniré
más tarde”, le digo,
y sin embargo me subo
y avanzamos
sobre el camino
en el ocaso del norte
donde las tumbas son
más hondas
que minas de carbón.
Georgi Gospodinov
(Bulgaria, 1968)
El amor de los conejos
No voy a tardarme, dijo,
y dejó la puerta emparejada.
Era una noche especial para nosotros,
un conejo se preparaba a fuego lento en la estufa,
ella picaría algunos ajos, cebollas,
zanahorias en finas rodajas.
No se puso el abrigo
y no llevaba labial. No le pregunté
a dónde iba.
Ella es así.
Nunca ha tenido sentido del tiempo,
siempre llega tarde; eso es todo
lo que dijo aquella noche:
no voy a tardarme;
y ni siquiera cerró la puerta.
Seis años después
me la encontré en la calle (no en la nuestra)
y algo de pronto pareció preocuparle, como alguien que recuerda
que olvidó desconectar la plancha
o algo…
Apagaste la estufa? pregunta.
No aún, le contesto,
esos conejos suelen estar muy duros.
Tonnus Oosterhof
(Holanda, 1953)
Agente secreto
Cuidé hasta el último detalle: el alias,
el hotel donde nadie nos buscaría.
Sus músculos, su cuerpo pequeño y taciturno,
sus suaves y morenas plantas fueron mi delirio.
La calma con la que él hizo lo que hizo
para forzar mi confesión.
Asombro, cocteles fríos, bambú, falsas esperanzas:
era un maestro en tercer grado.
Al irme, yo había ya testificado cuando quiso.
Yo había matado, traicionado, mentido
le dije más de lo que alguna vez alguien le dijo
y estuve de acuerdo: nuestro encuentro nunca sucedió.
Pia Juul
(Dinamarca, 1962)
Novela
Los dejo despertar una mañana en una casa grande y con
cuartos semivacíos. Las sábanas no raspan
porque están suaves de tanto uso.
Uno de ellos es delgado
el otro no está vestido -es una mujer,
está cubierta con telas, hay algodón y seda,
y lana y tul que pican, las telas son negras
ella no se las quita
ella nunca se las quita, pero él la ha tocado
y ahora la toca otra vez
y ella suspira, ella tiene calor
es tanta la ropa
ella no dice nada y también lo toca.
Él se acuesta debajo de ella
él no es nada sino carne
así es como debiera ser, así es como es, así es como
ha sido toda la noche. Los dejo acostados una vez despiertos
pueden quedarse ahí, los dejo acostados, dejo que sus ropas
se pierdan, dejo que las puertas permanezcan cerradas, los dejo siempre
acostados ahí, los dejo tibios, dejar que lo acaricie, que se mueva lento sobre él,
dejar el eco de las habitaciones como marco a sus quejidos, dejarlos ser.
Dejarlos ser.
Vera Pavlova
(Rusia, 1963)
Toquémonos
mientras tengamos manos,
piernas, antebrazos, hombros.
Amémonos en la desdicha,
hagámonos sufrir,
atormentémonos el uno al otro,
perdamos el juicio,
mutilémonos
para recordarnos profundamente
y partir
con menor agonía.
Krzystof Koehler
(Polonia, 1963)
[Un nuevo lenguaje: el lenguaje]
Un nuevo lenguaje: el lenguaje
del mosquito en la oreja.
Lenguaje de los perros
atacando la oscuridad.
Lenguaje de motores en la noche;
el lenguaje de la brizna helada.
Un nuevo lenguaje. El lenguaje
de una canción bajo la negrura
y las estrellas. El lenguaje
de las pequeñas mariposas, los grillos
y la lamentación
por una tierra que nunca refresca.
El lenguaje de la vida.
La voz de la duda y el acuerdo.
Nada más, nada
menos. La oración del agua que riega
áridos desiertos.
FS
(Estonia, 1971)
Nacemos en hospitales
de largos y tristes corredores
el eco de los pasos en el silencio
el olor asfixiante
del cloro y las medicinas
las paredes descarapeladas por la afección
nuestros nombres se registran
todo está en orden
papeles que son archivados
archivos que son guardados bajo llave
nó más visitantes
hoy para usted
afuera cae la oscuridad
a la vuelta de la esquina la morgue
mueva sus pies
dice el afanador
Ronald Briedis
(Letonia, 1980)
Silencio
como el anterior a que el mundo fuese creado
La bruma se desliza sobre el río
se enreda en los arbustos de la orilla
tiemblan leves gotas sobre una rama
y de pronto un brote
en su nido un pichón se mueve
Silencio
como el anterior a que la primera palabra
fuera pronunciada
Las campanas de la iglesia se lamen los labios.