Con la poesía de Hellman Pardo (Bogotá, 1978), inauguramos la serie “Nuevos poetas colombianos”, preparada por Federico Díaz Granados. Pardo mereció el Premio Nacional de Cuento Corto convocado por la Revista SOHO en 2009 por Monólogo del justiciero. Premio Nacional de Poesía Eduardo Carranza en 2010 por Elementos del desterrado.
EL CAYADO DEL CIEGO
En el cayado del ciego
se desliza una mácula menos comprendida:
la duda.
Cuando el cayado
atiza la maleza que crece entre las grietas de los muelles
el ciego presume un bosque
y se aparta de inmediato.
Al tropezar con la falda de una mujer / raíz del otoño
el hombre sin pabilo cree rozar
las mortajas de algún clérigo siniestro
y huye
temiendo la penitencia del fabulador de ángeles en desgracia.
Pero el ciego
que es el sabio de todos los videntes
se burla del cayado y de la duda
enlazando a un perro lazarillo.
Ahora
en el filo de la ausencia
rememora el cayado
cabizbajo
sordo
las hazañas de otros tiempos.
La duda
sigue siendo
funámbula del vacío.
OLEAJE
Para qué callar
tanto silencio arrepentido
tanto amor a la deriva.
Bajo qué movimiento esa pálida muerte
llegará con sus arcabuces
a deshacernos el mundo.
Estas manos que aún esperan
caminar ilesas por algún lejano cuerpo
quizá ese cuerpo
dónde irán a reposar de tajo.
Sombra
río que fluye desvelado
océano y lágrima
árbol de hojas blancas sobre un viejo páramo
ese oleaje es el amor de los hombres.
Para qué callar entonces
tanto amor a la deriva
tanto río.
CAMINO INTERIOR
Lo he hecho todo
sembré un árbol donde no recuerdo
escribí un libro que nadie ha leído
y tengo un hijo que nunca veo.
Lo he llorado todo
he llorado la muerte el amor el destino
la miseria el hambre la distancia
y ya no queda sal en ninguna lágrima.
Acaso al fin lo he escrito todo
mil quinientos setenta y nueve poemas con treinta
y un centavos
tres cuentos dos ensayos
noventa y tres informes
una renuncia
siete cartas
once mensajes en la nevera
tres mentiras
cuatro grafittis
setecientas trece firmas –incluida la renuncia–.
Un árbol un hijo un libro
un destino un amor una muerte
un hastío un dolor una cólera
he escrito todo mi desamparo.
RETRATO DEL OLVIDADO
Si volviera el agua a martillar las aceras
traería consigo los recuerdos de mi padre.
Su mano a orillas de mi mano
halándome con fuerza
con cierto temor
de que su hijo mojara su pasado.
Sin embargo
tanto esfuerzo
una espléndida derrota.
Empapado todo
yo entreveía
a ese hombre huir de la lluvia
el rostro lacerado
goteando
ese silencio imperturbable.
Si volviera a caer
a manera de prodigiosa lluvia
el agua
traería consigo un largo adiós
adiós
aquí termina todo.
Adiós al recuerdo que perdura
adiós a la orilla de su mano.
EL FALSO LLANTO DEL GRANIZO
I
Me enamoré alguna vez de una mujer con los pechos recién ungidos.
Era el tiempo de la guerra.
Ella recogía esparto
en estaciones violentas
y yo veía crecer dos o tres caídos sobre la hondura del agua.
La noche en que durmió el búho cetrero
un estruendo levantó las tapias
y la trepadora
que ascendía hasta los tejados
dejó su rastro a los pies de las bisagras.
Nuestra casa
una pluma en la memoria.
¿Con qué adobe está hecha su voz
que aún se oye
por el derruido cielo raso?
II
Es la lágrima del ángel que se hunde entre las losas
o son los muslos de la muerte trenzando su sudario.
Hay un latido sordo
un galope súbito en los azulejos del alma.
¿Bajo qué baldosa ofendida
encontrar su eco de ceniza y espanto?
III
Me enamoré alguna vez de una mujer con los pechos recién ungidos
en tiempos de guerra.
Su piel de araucaria se vino abajo
con los muros que construimos
mientras veía desatarse
el indómito fuego
y el falso llanto
del granizo.
REFLEJOS
Sé medir la soledad del espejo
tinaja donde pastan todos los rostros.
Su indolencia es el doble de mi abandono
y su piel de inquisidor
la mitad de vacío en cada ojo reflejado.
Por la curva que rebasa su encantamiento
hila
la araña del olvido.
Igual es su catástrofe a la mía
semejante su resignación.
Sé medir la soledad del espejo
basta su tiranía para reconocerme.
A Jorge Valbuena
SOMBRA EN LOS POSTIGOS
A la orilla de mi desolación
ciertas tardes
una mujer de antaño
de quien sólo recuerdo el tibio vaho de su cuerpo
aparece en la ventana.
Se queda allí
detenida
aguardando por mis manos.
Cuando estoy próximo
cuando el temor deja de serlo
retrocede
difuminándose en los postigos.
Vuelvo a ser ese ropaje huérfano
colgado
en la estantería del olvido.
BALADA DEL DESEO
Despoblar tus muslos con la erosión de lo perdido
morar su mascarón de proa su ojo de buey.
En mis manos persiste la fugacidad del día.
UNA LARGA COSECHA ENTRE LAS AGUAS
I
Si de abandono se trata
escucha desbocar la lluvia
comba de la soledad
savia de nubes que se agolpan
borrosas
en la fumarola de la desilusión.
Es más alba la noche.
II
De todas partes viene el estruendo del mundo.
La estampida súbita de la noche
en la rendija del tragaluz.
El graznido del búho
sobre los riscos desamparados.
El lento silabeo de la sábana
en los cuerpos adúlteros.
De repente la lluvia con su terca caída
borrándolo todo.
III
En las aceras roídas por el granizo
nadie queda.
Avanzo a tientas
por estas calles derrotadas.
Cruza la otra orilla
mojada e ilegible.
Que la danza de tus brazos salven
la inútil siembra de la lluvia.
NIEBLA
Los Andes
ruido de hojas.
La cordillera
abre sus ojos de agua
vacila
teme que la niebla sea
un crimen más en la savia floja de los pinos.
Enjambre de pétalos tronco herido pluma deshecha hormigas al alba noche derruida piedra levantada sordo precipicio llovizna en los tapires cóndores extintos chopo de luna restos de nieve celaje indeciso.
Mientras la niebla traspasa los Andes
nuestros gemidos
avanzan por la alcoba.
Datos vitales
Hellman Pardo (Bogotá, 1978) mereció el Premio Nacional de Cuento Corto convocado por la Revista SOHO en 2009 por Monólogo del justiciero. Premio Nacional de Poesía Eduardo Carranza en 2010 por Elementos del desterrado. Con El falso llanto del granizo es merecedor del Premio Nacional de Poesía Casa Silva, 2011. Ese mismo año el Ministerio de Cultura le concede la Beca a la Circulación Internacional de Creadores en New York. Ha publicado La tentación Inconclusa (Común Presencia Editores, 2008); Anatomía de la soledad (Gamar Editores, 2013) y El falso llanto del granizo (El Ángel Editor, 2014). Director de la Biblioteca Imago en Bogotá. Pertenece a los Consejos Editoriales de las Revistas La Raíz Invertida y Ulrika. Actualmente dirige el taller Relata del Ministerio de Cultura de Colombia, en la ciudad de Fusagasugá.