Presentamos dos poemas del poeta y narrador dominicano Frank Báez (Santo Domingo, 1978). Ambos poemas pertenecen a su libro Llegó el fin del mundo a mi barrio, que Valparaíso México y Círculo de Poesía han publicado. Este título forma parte de la Nueva Biblioteca de Poesía Hispánica.
Después de dos meses sin escribir sin poesía
Un día de estos serás un cadáver
y no podrás escribir más poemas
pero mientras tanto siéntate y espera,
escribe y espera y escribe pensando
que este es el último poema.
Robert Frost cuenta del camino que tomó en un poema,
sabiendo que todos los senderos conducen al mismo bosque
y que en este caso el bosque es la metáfora de la muerte
a la que nos dirigimos como Hansel y Gretel
dejando migas de pan para volver a casa
así los poetas dejan sus poemas
aunque los pájaros se coman las migas de pan
y los editores ya no publiquen poetas.
En la Biblia no aparece nadie fumando
Pero qué tal si Dios o los que escribieron la Biblia
se olvidaron de agregar los cigarros
y en realidad todas esas figuras bíblicas
se pasaban el día entero fumando
al igual que en los cincuenta en que se podía fumar
en los aviones y hasta en la televisión
y yo imagino a todos esos gloriosos judíos
llevándose sus cigarrillos a los labios
y expulsando el humo por las narices
en lo que aguardan
por sus visiones o porque Dios les hable,
e imagino a David tocando el harpa
en un templo lleno de humo,
a Abraham fumando cigarro tras cigarro
antes de decidirse a matar a Isaac,
a María fumando antes de darle a José
la noticia de que está embarazada,
e incluso imagino a Jesús sacando un cigarro
de detrás de la oreja y fumando
para relajarse antes de dirigirse a las multitudes
reunidas en torno suyo.
Yo no soy un fumador.
Pero a veces me vienen ganas y fumo
como en este instante en que miro la lluvia
caer tras la ventana
y me siento como Noé cuando esperaba
que pasara el diluvio y se la pasaba
de arriba a abajo por toda el arca
buscando donde había puesto
esa maldita cajetilla.