62 voces de la poesía argentina actual: Franco Rivero

En el marco del dossier, Modelo para armar: 62 voces de la poesía argentina actual, con selección e introducción de Marisa Martínez Pérsico, presentamos al poeta Franco Rivero (Ituzaingó, Corrientes, 1981). Publicó: Situación desbridamiento (Ananga Ranga, 2010); Vos ahora voz (Deacá, 2014); la plaqueta Nudo de agua en el viento (Madre Agua, 2016) y ud no viaja asegurado (2° Premio en el género Poesía del Concurso del Fondo Nacional de las Artes) editado por Editorial Deacá, 2016. Su poemario Disminuya velocidad obtuvo el Primer Premio del Concurso de Letras 2017 del Fondo Nacional de las Artes.

 

 

 

 

 

 

 

pulso

 

la armonía es escuchar que un grillo
no se superpone a un sapo
ni a una rana
y uno entiende
sin dificultad
sapo
rana
grillo

yo
que no tengo armonía
algo que hago siempre
es acostarme de noche
boca arriba en la ruta

casi nadie pasa aquí
pero no hay silencio

y sobra vía láctea
acostado así

entonces mi corazón
late pequeño entre todo
y soy un anfibio
un insecto más
que entona
por instinto

mi soledad me vuelve afín
me pone en la misma dirección
que el campo

pulso del mundo
suena tan bien
lato tan bien de anfibio
o de insecto
en el mundo

 

 

 

 

teju taragui

 

estar

sobre una piedra

erguir el cuerpo

estirar
el cuello

exponerse
al sol

conocer esta alegría

saber que viene
de la sangre

al entibiarse

 

 

 

 

nahatatîri

proyecté una cabaña
a orillas del estero
allá donde el cielo
no se abarca
con la vista

ahí
cocinaba a fuego
de leña

hice una huerta
esa tierra
iba a alimentarme

héme hoy aquí
sentado en el piso
de un departamento
con una ventana
al muro
y con un anafe
eléctrico

ironía
tengo yo
no la vida

no es ausencia
de calor
este carecer
ahora
del fuego

mi alimento
se cuece igual

pero le falta
luz

 

 

teju taragui: lagartija
nahatatîri: locución guaraní, significa que no tiene humo o no hace humo

 

 

 

 

 

 

los caballos de la infancia
(inédito)

 

amaba a los padres que llevaban a sus hijos de a caballo
delante de ellos
contra el pecho
los brazos que sujetaban las riendas
cubrían el cuerpo de los niños como un par de alas
los cuidaban
y aunque eso no fuese cierto
los míos solían roncar a dúo
como a mi oído
como de cuna
y decían que los caballos eran peligrosos
historias de terror acerca de una pierna trabada en un estribo
el desboque del animal
la cabeza del jinete azotada una y otra vez
a veces hasta la muerte
pero yo había sentido el corazón de un caballo
en la palma de mi mano de niño
su corazón era más grande que mi mano
y yo le agradecí al abuelo esa magia única
que hasta hoy recuerdo
porque mi corazón latió con esa fuerza
cuando no pude escapar de aquellas manos
y mi no
estaba roto
el infierno es la soledad de un niño
marcado
de noche
de noche yo escuchaba el tranco musical
de algún caballo en el campo
era triste
porque todo
absolutamente todo estaba triste
y entonces escuchaba mi corazón hasta dormirme
fantaseaba con ser ese caballo
me volvía inmenso
fuerte
solo en la noche
y
sin miedo

 

 

 

el día que más te extrañé estaba cocinando
(inédito)

 

el día que más te extrañé
estaba cocinando
el tiempo había cambiado
cayó viento
y empezó a llover
abrí la ventana
para sentir
el olor de la lluvia
pelaba una papa y
el corazón
me pelaba el rostro
pelaba otra papa y el corazón
me seguía pelando el rostro
así que dejé
todo como estaba
me saqué la ropa
fui a la lluvia

jugué como se juega cuando se quiere llorar
salté el tiempo suficiente
para que el corazón bajara
del cuello
no hizo falta que llore
la lluvia
me había desahogado

volví y mi piel olía a mal tiempo
me sequé apenas
seguí cocinando
en absoluta coherencia
pelaba el corazón en las papas
que quedaban
y tu rostro me ocupaba
el lugar del corazón

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