Presentamos una muestra del poeta Sergio Mondragón. Morelense, nacido en 1935 y escritor desde los 18 años, ha fraguado una obra multipremiada que incluye poemarios como El aprendiz de brujo, Pasión por el oxígeno y la luna, El ocre de los lodos, Poesía Reunida, Hojarasca; antologías como República de poetas; ensayos como Algunos poetas de nuestra lengua: siglos XII al XXI, entre muchas otras. Editor de las revistas El Corno Emplumado, Japónica, Memoranda, Revista de Estudios Budistas y la Revista de Literatura Mexicana Contemporánea, convirtiéndose así en promotor de la cultura mexicana desde todas las trincheras. Como fundador y co-editor de una de las revistas literarias más importantes de la vanguardia mexicana, El Corno Emplumado, logró establecer un vínculo entre las poéticas de todo el continente, dar voz a toda una generación de escritores y artistas; convirtiendo así la publicación en el vehículo para la expresión artística y política de más de 700 colaboradores de 38 países. Fue homenajeado en el marco del Primer Encuentro de Poesía “Diótima: versar poéticas”. Selección y entrevista por Adriana Moreno Mendoza y Arturo Gutiérrez Pelayo.
1.- ¿Cómo fue su primer acercamiento a la poesía?
Creo que fue a través de los libros de la escuela primaria donde leí poemas de María Enriqueta Ochoa y otros poetas mexicanos. Recuerdo aquel famoso descansaba la pájara pinta, a la sombra de un verde limón, con las alas tocaba las ramas, con el pico picaba la flor, de Juan de Dios Peza. Ahí fue mi primer contacto con el ritmo del lenguaje. Después, más tarde, conocí a los poetas Juan Martínez y Homero Aridjis. Con ellos empecé a leer poemas de otros autores de nuestra lengua y de otras lenguas en traducciones. Y eso fue lo que me animó a realizar mis primeros intentos de escribir en verso.
2.- ¿Cuáles son sus principales influencias?
Yo aprecié y sigo apreciando mucho la obra de Homero Aridjis y también, de manera destacada, la obra de Juan Martínez. Este es un poeta casi desconocido, porque poquísimo o casi nada se ha ocupado de su poesía la crítica literaria. Es un poeta que me influyó profundamente, no solamente su obra, sus poemas, sino también su forma de vivir al margen del medio literario y diría también que al margen de la sociedad, pues vivía muy frugalmente, casi como un ermitaño, pero tenía una especial calidad humana y un talento extraordinario, fuera de serie, que me hizo mucho bien conocer y tratar.
3.-El Corno Emplumado fue una de las revistas literarias más significativas para la poesía del continente americano en el Siglo XX, ¿cuál fue su experiencia como su editor?
Para mí fue la oportunidad de entrar en contacto con lo que se estaba escribiendo en esos momentos en nuestra lengua en América Latina, y aun en portugués, ya que me permitió conocer y publicar al grupo de poetas brasileños que desarrollaban en ese momento lo que llamaban “poesía concreta” y que editaban en Sao Paulo la revista Noigandres, entre otras. También me dio la oportunidad, desde luego, de trabajar al lado de la poeta norteamericana Margaret Randall, que era la editora de la parte en lengua inglesas de la revista. Por el corno pude darme cuenta de que se estaba dando un cambio profundo en la manera de escribir, una manera diferente de la forma en que se había estado haciendo antes de la segunda mitad del siglo. Ahora se dejaba atrás una manera de decir las cosas y se ensayaba una nueva armonía, una nueva estructura del verso, algo que ha tenido continuidad hasta el día de hoy; aquella ruptura con el pasado había tenido un antecedente en la poesía que escribieron en su primera etapa Salvador Novo y Germán List Arzubide y el grupo de los estridentistas, que luego, por unos años, tuvo un ocultamiento y ahora vivía un renacimiento. De modo que editar El corno emplumado me permitió estar en contacto con esta nueva manera de escribir, con poetas de todo el continente americano y con revistas que estaban recogiendo ese mismo impulso renovador.
4.-¿Qué secretos le ha revelado la poesía tras una vida en su compañía?
(Ríe) Son secretos no se deberían revelar, pero diré algo que muchos ya saben, que hay una armonía universal, un orden de las cosas y de las vidas que deberían ser percibidas y asimiladas en toda su grandeza, para tratar de empezar a vivir de acuerdo con todo lo que esas revelaciones inspiran. La poesía me ha hecho apreciar la perfección y bondad de la Naturaleza, y estoy empeñado ahora en escribir de acuerdo con esa revelación.
La poesía del sol
la loca poesía tiene el sombrero del sol
la loca poesía tiene el manto de la lluvia
y nos tiende sus hilos dorados
y florece como una respuesta a todas las preguntas
la loca poesía baja las escaleras del cielo
trepa los árboles de la mañana
se adormila en las pestañas de los que nacen
de los que bucean la luz del mediodía
de los que aran y oran
la loca poesía tiene los cabellos mojados
duerme por la noche
avanza por el día
se detiene
aspira las flores y viaja con las nubes
la loca poesía habita mi hombro
tu pie
habita tus pechos alegres
la loca poesía mana del centro del sol
escurre por tu costado
mana también de tu cabello
mana de tus dedos
estalla en las almenas de mis ojos
la poesía está loca por nosotros
para mirarla sólo tenemos que trazar el cuádruple conjuro
norte . sur . este . oeste
y verla caer como la lluvia
oirla cantar como el viento que pasa
verla ovillarse en las ingles de la tarde
la poesía está loca por nosotros y nos regala el verano
un verano que desfila lento
junto a sus hermanas las estaciones
la loca poesía
Reino imantado del poema
El lenguaje,
el cuerpo,
el mundo y su paisaje…
El poeta,
sus piruetas,
sus visiones y sus tretas:
en el reino imantado
del poema,
donde todo se ve transfigurado.
Más allá de las ávidas bocas se engendra el poema
Más allá del sentimiento de lo humano y lo inhumano
se engendra el poema:
antigua criatura
hecha con el humor del mundo; visible
en todo cuanto existe; escrita
sobre un espejo de agua
con lápiz que trasuda
el semen del cielo y los infiernos
que moja las piernas ancestrales de la noche.
El poema
ambigua criatura gestada
más allá de las ávidas bocas
de la ardiente realidad
en la que todos actuamos desesperadamente
con los labios resecos.
Cambio de siglo
Los artistas se echaron a dormir
devastados y exhaustos
por tanto ruido y decepción
razón por la cual se declararon en huelga
de opiniones y asistencia a los cocteles.
Habían ganado premios
y cantado en todas direcciones
llenando la segunda mitad del siglo XX
con sus pinturas y sus escritos
de magnífica factura
con páginas y lecciones derivadas
de otros tiempos; que al público mucho le gustaron
y que dan a puertas que se abren indistintamente
hacia adentro y hacia afuera
hacia el temible campo abierto del desconocido
material del arte que está por descubrirse.
Kind of Blue
trompeta triste trompeta alegre
trompeta que sube la escalera llegas hasta mi estancia
hasta la nostalgia de mi máquina de escribir
trompeta de miles davis que narras viejas historias de tu raza negra
historia de esperanza atada por mis dedos
estos dedos que son los dedos de mi padre
los dedos de mis hermanos, de mis enemigos
los dedos de las mujeres que rezaron y cogieron conmigo toda la noche
los dedos de mi vieja tarántula que mastica debajo de la higuera
trompeta escanciada como vino de niñas asoleadas
piadosas viñas de ashram junto al río
trompeta de davis que tomas la forma de mi falo
para ensuciar con flores blancas tu secreto
tu piel de seda tu piano de oscuro cedro
tu piano de copas volcadas sobre el tablero de ajedrez
tu piano ah tu piano tu trompeta de davis
trompeta, así vas a sonar a la hora de mi muerte
a la hora en que descienda a la tierra del brazo de mis hermanos
todos ataviados de blanco
todos con los brazos cruzados cerrando el círculo de plata
como nos enseñara el viejo Gurú aquella mañana de alcatraces
trompeta, ya te fuiste
ya cayó sobre los discos el frenesí de un Godot
la obsesión de una Howard Frankl, la cal de Octavio Paz
espiando las poses de los dioses
la carrera tras la llave que mis dedos bucean
el magnífico calypso que una mujer nos desgrana desde su ventana
como mazorcas mexicanas inscritas en los hábiles dedos de mi mano derecha
miles davis, trompeta
te subiste el cuello de tu trinchera amarilla
aquella madrugada
a la salida del club en San Francisco
El aprendiz de brujo
en realidad, señoras y señores, yo no soy otra cosa que un aprendiz de brujo.
tengo las escobas, quiero que barran y limpien mi casa
las ollas relucientes
todo como llevado de la mano de Brahms.
sé tumbarme entre la hierba, dormirme entre las flores
despertar y gritar ¡viva la libertad!
y recuerdo que la bruja Raquel me dijo un día:
libertad libertad girasol girasol
mientras me clavaba las uñas en la espalda
echados ambos en las risas de los soleados aguardientes
de Colombia
de sus cartas.
el aprendiz de brujo está bajo los árboles
hay mucha luz, es mediodía y la hora zumba canciones
exiliadas
el calor refresca la curvada espalda del Escriba
aprendiz de brujo.
¿pero dónde está la llave, aprendiz de brujo?
¿en una carta? ¿en un lance de judo?
¿en el aljibe sobre el que estás sentado?
¿y si ella no viene el miércoles, y si tu clase de yoga no empieza mañana?
¿y si no recibes el mensaje de Jan Arb?
ese pájaro en la rama está llamándote
aprendiz de brujo: toc toc toc.
Maestro, ten misericordia de los aprendices de brujo
que abren sus redomas.
ten misericordia del aprendiz de brujo
que escribe este poema.
Con esta fecha quedo separado (y unido)
corno emplumado
letanía de siete años, uno por cada
día de la semana, uno por cada
nota de la escala, por cada uno de los colores
después de la lluvia, siente planetas,
siente perfumes, siete palpitantes corazones
pendientes del collar de coatlicue,
siete glándulas que tiritan de impaciencia,
siete años de tu [mi] vida, corno emplumado,
siete años y tres niñitos, una esposa, un jardín
de muros caliente y bugambilias, de ceremonias
entre los prados;
ahora comienza otra aventura, cabroncito,
hijo mío, papi mío, llegó la hora
de tomar la mochila y partir, dios
te bendiga, dios nos agarre
confesados, corno emplumado,
gracias por las palizas, por los amores,
por tanto jazz,
gracias por llenarme de amigos
las espaldas, por colmar de cartas
mis gavetas, de poemas mis mañanas,
corno emplumado, joven navío blanco
que zarpa en la clara mañana, corno
emplumado, me voy en el avión
del mediodía, no olvides
saludar con cortesía, corno emplumado,
no te comas las uñas, corno emplumado,
sé dócil y no hagas esfuerzo alguno, corno
emplumado, déjate llevar por el viento de abril
en cualquier época del año,
corno emplumado,
nunca te olvidaré, corno emplumado, pero ahora mismo
le tuerzo el cuello a tu recuerdo,
corno emplumado,
ya nos exprimimos suficiente, ya nos amamos
bastante, corno emplumado,
adiós
Surtidor
A Juan José Arreola
deslumbra la claridad del día
hay peces danzan las horas el agua arden en silencio
en la fuente rezan los minutos
el poema crepita se queja se levanta
con las antenas prendidas a este surtidor
que toca el sol
un pájaro se arrodilla en la curva del calor
salta la semilla incandescente estalla la roca
el río canta no para el árbol se diluye
mi piel inventa un lenguaje que la corriente arrastra
su eco se precipita con un grito en la mano
un pez respira sobre la arena
en la frente del día bosteza mi memoria
se calcina el pasado los caminos se cierran
el relumbre de un brillo hiere de muerte al mediodía
y el aire se aquieta y me mira fijamente
más allá del poema el dátil da su sombra
y un racimo de insectos murmura una plegaria
un ave está inmóvil en el cielo
hay un hierro en el agua